Sobre el problema del amor, éste fue seriamente estudiado por Manfredo Kempff Mercado en Bolivia, quien publicó su “Filosofía del amor” en 1973, décadas atrás, fue publicado el “Tratado del amor” del argentino José Ingenieros en 1910. La obra Kempff, en la actualidad sería catalogada de políticamente incorrecta, como lo es: “El amor, las mujeres y la muerte” de Arthur Schopenhauer, quien sería duramente criticado por advertir que “el hombre más varonil prefiere a las mujeres más femeninas, y viceversa, pues todo individuo aspira a encontrar el grado de sexualidad que corresponde al suyo”. Las feministas detestan esto, para ellas todo se reduce a lucha de sexos, donde ellas son las oprimidas por el patriarcado machista, así aborrecen instituciones como el matrimonio y la familia, supuestos símbolos de dominación masculina.

Hoy en día, es difícil sostener, como sostiene Buytendijk, que la apariencia femenina implica formas llenas y redondas, rostro menos angulosos, musculatura débil, pelvis amplia, piel fina y desprovista de vellos, cabellera abundante, manos frágiles, pechos en vez de tórax o mencionar que los pechos son suavidad y dulzura, cordialidad materna, que el centro del cuerpo de la mujer es la pelvis y del hombre el tórax y sus hombros anchos; esto puede ser motivo para ser calificado de sexista y misógino cavernario por las feministas y sus amigos (feministos y manginas). Lo mismo, si el biólogo Konrand  Lorenz mencionará que no existe nada más extremo viril que la “mirada de águila”, mientras que la mirada femenina es interior, que descansa sobre las cosas, apacible, peor aún, si dijésemos que el timbre de voz varía las situaciones, porque con una voz grave no se puede hablar ligeramente, mientras que una voz alta, aguda y ligera, se acusa feminidad y falta de seriedad, son ¡horror de horrores!, para los políticamente hipócritas.

Advierte Kempff que sólo la filosofía puede separar el instinto sexual del amor y embarcarse en azarosa aventura. También, Ortega y Gasset escribió su  “Tratado sobre el amor” y definió el enamoramiento como un estado anómalo de la atención que se produce en el hombre normal y sobre todas sus actividades, la atención se centra sobre una persona, como cuando uno está estúpidamente enamorado de alguien, por el contrario, Kempff Mercado, crítica este aspecto del enamoramiento tratado como anomalía, como una cuestión de enfermedad, tristeza, pesimismo como si fuera algo malo estar enamorado, porque, simplemente estamos presos a veces sin darnos cuenta, sin que estemos predispuestos por si, como si estuviéramos predispuestos a odiar o amar al primero que se cruce por la calle.

El amor no puede ser reducido sólo al aspecto espiritual o al físico, a lo erótico o a lo sexual, son ambos aspectos, entonces, no se debe falsamente espiritualizar lo sensible, ni sensualizar lo espiritual, el amor participa de lo erótico y de lo sexual, es ambos, es erotismo espiritual y físico sexual, las uniones duraderas y felices descansan sobre la combinación de lo erótico y lo sexual, dirá Kempff: “sólo la atracción y entendimiento de las almas y los cuerpos entre el hombre y la mujer, asegura la verdadera comunicación espiritual y física que informa el amor verdadero”.

Así se enciende un poco de luz sobre esta parte de la vida humana, reconociendo que este es un asunto sutil y peligroso, para muchos este tema de vital importancia puede significar felicidad o infelicidad en sus vidas, no importa si se vive en una sociedad pobre o rica, socialismo o capitalismo, el amor tiene una importancia subjetiva como todo lo aquí expresado que fácilmente se amolda o no, a la vida de cada persona.
 
El autor es representante del Instituto Libertad, Capitalismo y Empresa (ILCE).