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martes, 29 de noviembre de 2011

Shimose logra en texto corto poner tenso el recuerdo de Jorge Negrete. relata su historia realmente apasionante y el carácter de su arte. quién de nosotros no admiró siempre al charro mejicano?

Cuenta el tenor español Plácido Domingo que, de niño, quería ser Jorge Negrete. Con el tiempo, Domingo abandonó su sueño infantil hasta llegar a ser el gran cantante de ópera que es, pero su admiración por Negrete no disminuyó. Animado por ese sentimiento, le rindió un cálido homenaje al grabar, en 1982, un “long play”/”videoclip” con canciones del repertorio del charro inmortal.
Hijo de militar, Jorge Negrete Moreno (Silao, Guanajato, 30.11.1911 – Los Ángeles, USA, 05.12.1953) recibió una educación esmerada: universitario, dejó a medias sus estudios de medicina e ingresó en la Academia Militar. Estudió canto y abandonó el ejército con el grado de Capitán de Caballería para dedicarse al arte. En sus inicios interpretó romanzas, tangos, boleros y canciones napolitanas con el seudónimo de “Alberto Moreno”. En 1936 viajó a Nueva York e intentó cantar ópera en el Metropolitan Opera House, pero no lo consiguió. Decepcionado, se ganó la vida como camarero en restaurantes de ambiente latino. Una noche de 1937 sustituyó al cantante de una orquesta de baile dirigida por el cubano Eliseo Grenet. Contratado como solista, hizo su primera aparición en el cine, en una película de la Warner Bros, titulada “Cuban Nights”, donde hace el papel de guajiro cubano. Al año siguiente retorna a México y la floreciente industria cinematográfica de su país lo acoge y lanza al estrellato. 
Por su carácter, su apostura, su cultura nada corriente (hablaba cuatro idiomas), su prodigiosa voz, su destreza ecuestre y sus modales caballerescos en un mundo que iba desapareciendo, Negrete encarnó la figura del charro mexicano “noble, valiente y leal”. Protagonizó 35 películas que reflejan la realidad del México de entreguerras, caracterizada por un nacionalismo para el que ser mexicano era distintivo de hombría, honor y dignidad, cualidades definidas en corridos y rancheras que él, como nadie, propagó por el mundo. Las canciones que le dieron más popularidad – escritas por Manuel Esperón y Ernesto Cortázar – expresan la situación y la mentalidad de una época: un machismo de ordeno y mando que consideraba a las mujeres como “muebles nomás”; un romanticismo que despreciaba la vida y exaltaba la muerte en un clima de violencia irrefrenable; una sociedad patriarcal en retirada, donde los caporales enamoran a las hijas de los hacendados y un medio rural crepuscular con sus paisajes bucólicos, sus ranchos, sus héroes a caballo y sus noches de luna llena con serenatas al pie de la ventana de la mujer amada, con tríos y mariachis, incluidos.
Negrete llegó a trabajar con Luis Buñuel (“Gran Casino”, 1947) y fue amigo de pintores (Diego Rivera, Frida Kahlo, Orozco), de músicos (Ponce, Revueltas, Moncayo), de escritores (Rómulo Gallegos) y de poetas como Octavio Paz. Éste escribió letras que Esperón musicalizó en forma de romanzas. Negrete las cantó en “El rebelde” (1943). Luchador sindicalista, fundó y presidió el Sindicato de Trabajadores de la Producción Cinematográfica y la Asociación Nacional de Actores (ANDA). Murió a causa de una hepatitis contraída en su juventud. Fumador empedernido, nunca bebió.
Sus películas “¡Ay Jalisco, no te rajes!” (1941), “Historia de un gran amor” (1942), “El peñón de las ánimas” (1942), “Así se quiere en Jalisco” (1942) “El rebelde” (1943), “Hasta que perdió Jalisco” (1945), “El ahijado de la muerte” (1946), “Allá en el Rancho Grande” (1948) y “Si Adelita se fuera con otro” (1948) forman parte del imaginario de dos generaciones de latinoamericanos, ¿cómo no recordarlo? // Madrid, 29.11.2011.

jueves, 24 de noviembre de 2011

Alcides Parejas se refiere a la personalidad de Teresa Gisbert arquitecta, docente, creadora de arte y activista por la conservación del patrimonio cultural. recia figura que dignifica a la mujer boliviana en el parnazzo cultural y artístico

Estamos viviendo una etapa tenebrosa de la historia del país en la que estamos contemplando la destrucción sistemática de la bolivianidad, la mayor parte de las veces acompañada de nuestro silencio cómplice. En medio de este panorama perverso que cada vez se hace más espeso y difícil, hay de tanto en tanto unos actos que son como oasis en medio del desierto. Me refiero al acto en el que se homenajeó a doña Teresa Gisbert Carbonell.

El Programa de Investigación Estratégica en Bolivia (PIEB) ha tenido el gran acierto de conceder el Premio Nacional de Ciencias Sociales y Humanas, en la categoría Trayectoria Intelectual, a la Arq. Teresa Gisbert, “por su contribución al desarrollo de las ciencias sociales, en la historia del arte, la arquitectura, el conocimiento y preservación del patrimonio nacional y la cultura”. Doña Teresa se merece esto y mucho más.

Es de todos conocida la figura de Teresa Gisbert, investigadora y docente. Esta figura está estrechamente unida a la de don José de Mesa, su esposo: son como las dos caras de una moneda, diferentes, pero que forman parte de una unidad tremendamente sólida. Gracias a la labor tesonera, transparente y luminosa de esta mujer excepcional hoy estamos en condiciones de hablar de la cultura boliviana como una creación original que perdurará en el tiempo. Teresa Gisbert, por otra parte, está íntimamente ligada a la docencia universitaria y es –confesada o no—maestra de muchas generaciones de arquitectos e historiadores del arte de la Bolivia y de muchos de los países andinos. Finalmente, Teresa Gisbert se destaca como una figura pública que dirigió durante muchos años las principales instituciones culturales del país, en las que dejó su impronta.

No quiero dejar pasar esta oportunidad para referirme a Teresa Gisbert como persona. He tenido el privilegio de estar muy cerca de ella; verla actuar en el trabajo, en la administración pública, en la cátedra, pero sobre todo como amigo tanto en el Chocolate de Abela como en innumerables viajes a través de Bolivia. Hija de inmigrantes españoles, doña Teresa es una boliviana ejemplar que ama apasionadamente este país, a pesar de los pesares. Es una mujer de una gran ternura, aunque a veces lo trata de disimular, no siempre con éxito. Mujer independiente, defensora de los derechos de la mujer sin caer en el feminismo estéril y facilón. Toda su vida ha tratado de conservar su individualidad (todos sus trabajos son firmados con su nombre de soltera); sin embargo, siempre ha tenido una relación excepcional con don José de Mesa, su esposo, con quien ha hecho la mayor parte de sus investigaciones. Es más, yo diría que doña Teresa es un ejemplo del amor que es para siempre, del amor que se da al tú, del amor generoso que siempre está dispuesto a dar.

Durante los ocho años que viví en La Paz, una vez por semana asistía con mi mujer al Chocolate de Abela, una especie de tertulia literaria de la que formaban parte, entre otros, los Mesa Gisbert. Esto me acercó mucho a Teresa y consolidó nuestra amistad que dura hasta hoy a pesar de la distancia.

Doña Teresa Gisbert Carbonell se ha dejado el pellejo por Bolivia, porque la ama apasionadamente. Doña Teresa Gisbert Carbonell sigue trabajando por Bolivia, porque es de las que piensa que obras son amores. Gracias a Dios, tenemos Teresa Gisbert Carbonell para rato.

viernes, 11 de noviembre de 2011

provoca estupor: ministra Salguero se gasta 50.000 dólares en la construcción de un stand y la demostración de 50 diablos en una exposición de libros donde expulsó al escritor A.Rodríguez autor del librito "evadas" como quién dice "melgarejadas" Pedro Shimose

Si ser ministro de Cultura de una República llamada Bolivia ya era una tarea harto compleja, ser ministra de Culturas del Estado Plurinacional debe de ser 36 veces más difícil. Quizás por eso, por el ministerio de las 36 culturas originarias han pasado, de 2006 a 2011, cuatro ministros, incluida la señora Elizabeth Salguero. ¿Se imaginan a la ministra peleando, como una fiera, por un presupuesto que satisfaga las expectativas de 36 naciones etéreas? ¿Se la imaginan haciendo encaje de bolillos para que el Ministerio de Economía le conceda $us 50.000 destinados a la presencia boliviana en la XXXI Feria del Libro de Santiago de Chile, donde el invitado de honor era nuestro país? ¿Se la imaginan intentando conseguir el apoyo del ministro Choquehuanca, enemigo declarado de los libros? Es posible que todo se solucionara gracias a la intervención del ‘vice’, que ese sí sabe de libros.
No soy de aquellos que desenfundan la pistola cada vez que se pronuncia la palabra cultura, pero me asustan aquellas ‘revoluciones culturales’ que hundieron en el horror genocida a Camboya y casi llevan al desastre a China Popular. Desde muchacho combato la ‘kultura’ (con ‘k’) y la ‘cultureta’ teledirigida por la propaganda, de modo que comprendo los agobios de la señora ministra, suplicando ayuda para que la presencia del libro boliviano en Chile sea un éxito. Así se explica que a la Feria del Libro de Santiago de Chile hayan ido 19 escritores y 50 críticos literarios disfrazados de diablos y caporales. A esa fiesta se incorporaron un festival de cine y dos exposiciones de tejidos tarabuqueños y fotografías promotoras de turismo.
Todo se justificaría si se tratara de un festival de la cultura boliviana, pero a ver: ¿qué hacen 50 danzarines en una Feria del Libro? ¿Cómo se explica un festival de cine en una Feria del Libro? ¿Y una exposición de fotos y tejidos artesanales? Solo les faltó montar un panel dedicado a la coca y a los autos ‘chutos’. Esta confusión, por supuesto, no refleja la confusión de una persona; refleja la imagen de un Gobierno confuso (el del MAS) y un pueblo (el nuestro) confundido por la impostura y la demagogia. De los $us 50.000 destinados a la Feria, 20.000 –según la ministra– se destinaron a pagar la instalación de la caseta (EL DEBER, 15/10/11) ¿Y cuánto nos cuesta “la comitiva de cinco personas del ministerio”? Conste que Chile nos regaló “el espacio físico” en la sede ferial, el alojamiento gratuito en hoteles de cinco estrellas (¿para cuántas personas?) y el transporte para el desplazamiento de los escritores invitados por la ciudad de Santiago. Al parecer, esto fue un sueño, porque el escritor Darwin Pinto Cascán “se quejó del trato que ha recibido la delegación (de escritores) por parte de las autoridades bolivianas (en Chile)” y añadió: “Es una vergüenza que nuestros escritores se estén buscando la vida en Santiago, después de que se anunciara a bombo y platillo su presencia en esta Feria” (EL DEBER, 06/11/11). Y aquí no acaba la cosa.
Mientras los escritores –según Pinto Cascán– “se estaban buscando la vida en Santiago”, la ministra de Culturas expulsaba del pabellón del Estado Plurinacional al escritor boliviano Alfredo Rodríguez, que andaba por allí promocionando –por su cuenta– su libro Evadas. Cien frases de Juan Evo Morales Ayma para la historia. Según el autor, la ministra, acompañada por una corte de funcionarios masistas, lo echó del pabellón plurinacional. De pronto, la ministra de Culturas se convirtió en ministra de Censuras. ¡Hay que ver! // Madrid, 11/11/2011.
  * Escritor

martes, 1 de noviembre de 2011

Claudio Ferrufino ha recibido el Premio Nacional de Novela Alfaguara 2011 por su obra "Diario Secreto". Nunca tan merecido por las innatas cualidades de la obra literaria del autor que reside en los EEUU

El Premio Nacional de Novela Alfaguara 2011 fue concedido ayer al escritor Claudio Ferrufino- Coqueugniot por la obra “Diario secreto”, que fue presentada bajo el pseudónimo “Margarita de Anjou” y que hace a su autor acreedor a 84.300 bolivianos.
El jurado, presidido por Wilmer Urrelo y compuesto por Alba María Paz Soldán, Homero Carvalho, Marcelo Villena y William Camacho, fue unánime al escoger la novela ganadora, que será editada tanto en papel como en ebook por Alfaguara.
Según el acta del fallo, la novela “se distingue por su planteamiento narrativo (relato fragmentario, irrupción de diversas voces), por la originalidad en el tratamiento del lenguaje (economía retórica, efectos sintácticos) y, sobre todo, por la confrontación con el lector al proponer una exploración de ciertas zonas oscuras del ser humano.”
Claudio Claudio Ferrufino-Coqueugniot nació en Cochabamba en 1960. Escritor y periodista, vive actualmente en Estados Unidos. Se doctoró en Lenguas Modernas luego de presentar “El señor don Rómulo” como tesis de curso de Honores. En 2009, obtuvo el Premio de Novela Casa de las Américas por “El exilio voluntario”. Ya antes, en 2002, fue distinguido con una segunda mención del mismo concurso por “El señor don Rómulo”. Publicó también la colección de cuentos breves “Virginianos”.
A continuación, una breve entrevista por correo electrónico lograda ayer con el escritor.

Los Tiempos (LT): ¿Cómo se enteró de que había ganado el premio?
Claudio Ferrufino (CF): Por una serie de llamadas. De La Paz a mi padre, en Cochabamba; de mi padre a mi mujer y así hasta llegar a mí, que conducía entonces hacia la estación de tren a dejar a una hija mía.
LT: En un diario se sobreentiende que hay confesiones. ¿De quién son las confesiones que hay en “Diario secreto”?
CF: Siendo un presunto sicópata no tendría que decir que ese Diario “secreto” es mío, aunque bien puede serlo en algunas instancias. Quizá decir que son confesiones múltiples, todas reales, oídas, leídas, vistas alguna vez.

LT: El jurado comentó que es una novela cruel y oscura ¿Está de acuerdo con esa descripción?
CF: Esa fue mi idea al escribirla. Y si el jurado la entendió así, creo que hice un buen trabajo.

LT: ¿Bajo qué circunstancias la escribió?
CF: La tenía programada, hasta desmenuzada en mi mente, y faltaba transcribirla.
LT: ¿Por qué eligió el pseudónimo de “Margarita de Anjou?
CF: Nombre circunstancial, de un texto histórico que leía en el momento. Tenía la novela abierta en el ordenador y pedían un seudónimo. Estaba allí, frente a mí. Y cierto que también quise despertar la curiosidad del jurado de cómo una mujer podía escribir cosas semejantes. Un divertimento…