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miércoles, 28 de diciembre de 2011

Fernando Barrientos editó un relato a varias voces de otros jóvenes escritores sobre temas contemporáneos y resultó un libro matizado por múltiples vivencias.


“Bolivia a toda costa” es el libro de crónicas, compilado por Fernando Barrientos, que reúne 14 textos con una mirada sobre Bolivia y anoche fue presentado en el Hotel Cochabamba, donde los invitados para hacer los comentarios fueron Edmundo Paz Soldán, Christian Kanahuaty y Leonardo la Torre.
Periodistas, sociólogos, escritores y hasta un crítico de música relatan al país desde diferentes ópticas que incluyen, entre otras historias, lo que ocurrió en un concurso de Miss Bolivia tras bambalinas, la llamada masacre de Porvenir contada por víctimas y victimarios o las alabanzas en aymara y en ritmo de hip-hop de un grupo alteño. Se trata de relatos más humanos, más cotidianos, una vista diferente de la historia reciente del país.
Barrientos comenta sus motivaciones para la compilación.
LT: ¿Cuáles fueron los criterios para la selección de las historias?
Fernando Barrientos (FB): Quería un libro sobre Bolivia porque me parecía que era algo que podía funcionar en el país, ya se hizo algo similar en Perú, Chile y Argentina. También porque quería dar mi posición respecto a un debate que había tenido con periodistas sobre la crónica.
LT: ¿Qué criterios empleó para la selección?
FB: Convoqué a gente que yo conocía. Recurrí como base a textos ya publicados y a partir de eso completé la selección invitando a otra gente que ya sabía que podía tener un texto de no ficción sobre ciertos temas. En algunos casos se trataba de periodistas y en otros de escritores de ficción. Pero son relatos actuales y sobre Bolivia escritos entre 2055 y 2011.
LT: ¿Y por qué eligió la crónica?
FB: En 2009 se publicó “Conductas erráticas”, editado por Maximiliano Barrientos y Liliana Colanzi, y al algunos periodistas no les gustó el libro. Es obvio que en una antología el nivel (calidad de los textos) puede variar, pero me gustaba más el espíritu que tenía el libro, que era narrar una historia personal de cada uno. Entonces algunos periodistas criticaron y dijeron que había cierta irresponsabilidad en que los escritores de ficción se pongan a hacer no ficción. Es un lindo debate para continuarlo en otros espacios, pero esa fue la razón que me llevó a hacer esta compilación.
La crónica está cargada de otros géneros, por eso me sorprendió que se intente marcar cómo tiene que ser este género.
Entonces, viviendo un momento importante en política, cultura, en economía, en todos los ámbitos donde se juega con el cambio, me parecía interesante más que reflexionar sobre estos cambios, narrarlos, contar unas cuantas de las miles de historias (en torno a estos cambios). Obviamente que queda mucho en el tintero porque hay miles de cosas importantes por decir.

martes, 27 de diciembre de 2011

retomamos la prosa de Pedro Shimose cuando se refiere a la retirada de Paulovich de la gestión periodística después de medio siglo...mezcla de nostalgia y reminiscencia coloquial, si hasta nos provoca tristeza.

Sesenta años después de publicar su primera columna, Paulovich, o sea, Alfonso Prudencio Claure (La Paz, 27/08/1927), ha colgado la pluma. Dejará de escribir su celebérrima columna La noticia de perfil, obligado por una ceguera que le impide seguir tecleando su vieja Olympia. Ajeno a las nuevas tecnologías, Paulo ha permanecido atento a la actualidad a través de la radio y los periódicos. La televisión le hace daño a la vista por las radiaciones catódicas, espasmódicas, sódicas y prosódicas. 
En contra de lo que los amigos creíamos y nunca nos atrevimos a preguntarle, no ha dictado jamás sus artículos a ninguna supuesta secretaria porque se niega a convertirse en ‘dictador’. No descubro nada nuevo al decir que a Paulo no le gustan los dictadores, sean civiles o militares, nacionales o plurinacionales. Le provocan sarpullidos que él ha sabido mitigar con ungüentos contra la amargura y cataplasmas contra la tristeza. Paulovich ha vivido en un mundo tierno y maravilloso, rodeado del cariño de sus tías imaginarias Encarna, Restituta viuda de Batistuta y Clotilde von Karajan Quiroga, su comadre Macacha viuda de Racacha, sus amigos cochabambinos del Ateneo Pericles, y los yatiris Uayruru, Calimán y Titirico del Club Malena, de El Alto de La Paz, que le leen el porvenir en hojas de coca. Ellos fueron los primeros en adivinar que Paulovich se iba. 
Paulovich es un maestro del periodismo humorístico como lo fueron, en su momento, Juan Francisco Bedregal, Gustavo Adolfo Otero (‘Nolo Beaz’) y Walter Montenegro (‘Buenavista’). La originalidad de Paulo es su lenguaje bolivianísimo con el que retrata a los originarios de los 36 ayllus constitucionales. Está de vuelta de todo. Desde pequeñito ha oído demasiados discursos, ha olido demasiada podredumbre, ha visto demasiados golpes de Estado, demasiadas ‘revoluciones’, demasiados referendos y demasiados ‘cambios’ al estilo del Gatopardo, ese príncipe italiano que decía que “algo debe cambiar para que todo siga igual”. Eso se advierte en sus artículos recopilados en Bolivia, typical país (1960), Rosca, Rosca, ¿qué estás haciendo? (1960-1961; 2 vols.), Florecillas y espinillas (1973), Memorias de un joven puro (1973), Diccionario del cholo ilustrado (1978), Manual del perfecto negrero (1981) y Ríete y serás feliz (1995), entre otros. Abro al azar su libro de florecillas y leo: “Todos quieren vivir a costa del Estado, por eso nos hallamos en este estado” y “Bolivia es un país minero. Suiza es un país quesero. Suiza está llena de dólares a pesar de que el queso vale menos que el estaño”. Y así podría seguir espigando citas ‘paulovichianas’, pero no.
Alarmado por el perfil de la noticia de su despedida, hablé con Paulo. “Mi decisión es revocable, siempre que el ‘referendum revocatorio’ de mi oftalmólogo me haga cambiar de idea”, me dijo. Le pregunté si vendría a España, a reunirse con su familia de Zaragoza. “¿Y qué haría yo en España?”, respondió con una pregunta, a la gallega. Hace 50 años, Paulo dijo: “Nunca pretendí ni pretendo ahora, decir cosas trascendentales. Mi único afán fue y sigue siendo el tratar de expresar lo que piensa y dice nuestra gente con referencia a los problemas que vive. Con sus mismas palabras. Con su mismo acento chungón y, a veces, sentimental”. Así caracterizó su columna diaria este periodista que ahora nos dice: “Hasta siempre”. A lo mejor, un día cualquiera nos sorprende de nuevo con su Noticia de perfil, recuperada para gozo del entristecido movimiento social de sus lectores que lo admiran, leen y quieren. Eso quisiéramos. // Madrid, 27/12/2011.

viernes, 23 de diciembre de 2011

Pedro Shimose desde Madrid evoca la obra y figura de César Chávez el maestro, escritor, poeta, 12 libros en su haber y notable intelectual cruceño


El pasado martes 13, un grupo de amigos, parientes, residentes benianos, colegas de la Academia Boliviana de la Lengua y del Instituto Normal Simón Bolívar, acompañaron al escritor y pedagogo César Chávez Taborga (Magdalena, 06/01/1924 – La Paz, 12/12/2011) a su última morada en el Cementerio Jardín de La Paz. Al pie del sepulcro y bajo un cielo encapotado, aquellos que siempre le estimaron pronunciaron sentidas oraciones fúnebres: el pintor Gil Imaná, el bibliógrafo José Roberto Arze, el director de la Academia Boliviana de la Lengua, Mario Frías Infante, y el representante del Centro Cultural Moxos en La Paz, Dr. Hans Dellien Salazar, entre otros. A pesar del chilchicito, evocaron la figura quijotesca del maestro Chávez Taborga, su personalidad y su obra escrita: 12 libros publicados y uno aún inédito –Entre pintores y poetas del Grupo Anteo– que debería ser editado antes de que se lo coman los turiros.
Los últimos años de César fueron duros. Ciego y enfermo, la muerte de su esposa uruguaya fue uno de esos “golpes en la vida, tan fuertes… ¡Yo no sé!”, como diría Vallejo. A la vejez, César fue perdiendo la vista poco a poco y Aída Martínez Balzarotti, su culta e inteligentísima mujer a quien llamábamos familiarmente ‘Beba’, se convirtió en sus ojos, sus pies, sus manos, su sombra protectora y su paño de lágrimas en las horas amargas del desaliento. César la definió, en sus dedicatorias, como “el amor soñado y la pasión vivida” y la “serena luz en mi camino”. Y esos epítetos son justos, porque Beba fue su inspiración, su acicate, su alegría, su compañera fiel en la dicha y en la adversidad; ella, y nadie más que ella, puso orden y cordura en la vida de César. La última carta que César me envió –que dictó y firmó, apenas, el pasado 28 de noviembre– me hablaba de Beba como una bendición en su vida y me decía que pronto volveríamos a vernos para seguir hablando de poesía. Nunca le abandonó la esperanza.
César Chávez Taborga pertenece a una extraordinaria generación boliviana de maestros y pedagogos: Carlos Salazar Mostajo, Guido Villa-Gómez, Humberto Quezada, Enrique Ipiña, Dora Gómez de Fernández, Jaime Escalante, Iván Guzmán de Rojas, Luis Carranza Siles, Roger Becerra Casanovas, Horacio Rivero Égüez, Adolfo Rodríguez Castedo, Ciro Aparicio y Jorge y Jesús Rioja Aponte, entre otros. Como ensayista, dejó páginas dignas de ser recordadas como Evocación y mensaje y aquellas dedicadas a Tamayo, Felipe S. Guzmán y Villa-Gómez. Escritores de la talla de Augusto Guzmán, Porfirio Díaz Machicao y Carlos Castañón Barrientos alabaron su obra pedagógica y literaria. Perfil de la poesía beniana (1974) y Expresión poética del Beni (2005) son libros señeros en la bibliografía boliviana. Como editor, César fundó y dirigió dos revistas: la revista pedagógica Minkha, en los años 50, y la revista cultural Moxitania, en los 90. Polifacético, también escribió letras de canciones populares que siguen palpitando en el corazón del oriente boliviano como ese taquirari –Payuje de amor– interpretado por Los Taitas.
En cuanto a su prosa ancilar, estrictamente pedagógica, Chávez Taborga supo mantener el rigor metódico del científico, la claridad expositiva del conferenciante, la medida parsimonia del profesor y la excelencia retórica del ensayista. Ha muerto un gran maestro y escritor, pero ante todo, ha muerto un buen amigo. Descanse en paz, quien nunca halló reposo, porque, como dijera el poeta, César “era una llama al viento y el viento la apagó”. // Madrid, 23/12/2011.

* Escritor

jueves, 15 de diciembre de 2011

Fuego Incesante libro de imantada, quieta y meditabunda poesía. fragmento de un instante previo al vuelo y su memoria. Jacobo Liberman sobre Armando Soriano

Jacobo Liberman prologó algunos de los casi 30 volúmenes que ha producido el poeta, escritor, abogado y profesor universitario Armando Soriano Badani como esa colección de hermosos poemas “Fuego Incesante” que nos permite seleccionar algunos títulos como Gil Imaná, Javier del Granado, Ricardo Pérez Alcalá, dos pintores y un poeta los primeros ya fallecidos y el tercero, potosino contemporáneo a los que Soriano se refiere con galana pluma.

Guardamos en el recuerdo un sin número de poemas, sin embargo el autor atesora muchos otros en su cofre mágico. Ratifica el prologuista que “el poema es un nexo entre dos misterios: el del poeta y el del lector” citando a Dámaso Alonso. No se otorga tregua en su encendido fluir y corresponde al florecimiento de su contextura lírica, porque viene de una antigua andadura de escritor cuando una necesidad expresiva de juventud, de amor a vuelo de ave de paraíso, lo alentaba en afanes de huir del llano existir sin relieve. 

Armando no pertenece a esa categoría de transitorios poetas de pasajera voz y piar temprano. Su gesticulante palabra, su énfasis declamativo y el hervor de un mundo inasible desborda en una cascada de relámpagos.

Gil Imaná

Guiada por el genio palpitante/ la espátula discurre inquisitiva/exhumando el misterio coruscante/ de la raíz telúrica cautiva.
Figuras de energía dominante/revelan en maestría deductiva/de nuestra raza su vigor vibrante/con real visión y mágica inventiva.
Del pasado las piedras y los litos/se levantan como ancestrales gritos/en el gris yermo de celestial nivel/mientras rostros de adusto expresionismo/desvelan su alma en el cabal purismo/del sublimado linaje del pincel.

Javier del Granado

El secreto del hondo pensamiento/fluye del manantial de su alma clara/tiñendo de emoción su agil acento/que el íntimo latido fiel ampara/ la fruición de la vida o su tormento/en el son de su lira se almibara/arrancando inspirado advenimiento/de la expresión sutil noble y preclara. Bucólico cantar su frente inflama/nimbada de virtud y mansedumbre/mostrando de su verbo la alta cumbre.
Luciérnagas de amor su ardor reclama/ en su poesía de multiple alfabeto/que sublima la magia del soneto.

Ricardo Pérez Alcalá

Escruta, por el lienzo, dócil mano/guiada por el numen luminoso/ y un cosmos de color, desde el arcano/se plasma con su rasgo prodigioso. Alguna imagen finge un aire insano/con su lúgubre resto caviloso/y un espectro sombrío sobrehumano/trágico vaga en sino soledoro. Fiel barbada figura se refleja/con impoluta perfeccion realista/en fascinante espero del artista/ Y en las figuras el ensueño deja/ la onírica visión del sentimiento/grabada en la nobleza del pigmento.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

si hay un poeta boliviano que puede postularse con suficientes méritos al Nobel de Literatura es Armando Soriano Badani autor de 30 o mas obras literarias a cual más exquisita

nacido en Cochabamba aunque toda su existencia transcurre en La Paz, Armando Soriano Badani atesora una vena poética incomparable por su originalidad, delicadeza, por los temas elegidos, por la riqueza idiomática que cultiva y nos obsequia en sus obras que aparecen cual obra de la magia un año tras otro y con los títulos más diversos entre cuentos, poesía, prosa, antologías y estudios que se combinan con el largo ejercicio de jurista inseparable de sus códigos y su sapiencia de hombre de bien.
próximo a los 90 don Armando, familiarmente "el chino soriano" para sus amigos poseé una imaginación tan variada y fértil que provoca admiración y produce sorpresa, porque ha hecho de su pluma la eterna compañera inseparable, cuando evoca al amor, al terruño, a la naturaleza o cuando desgrana sus antologías del cuento, o de pintores, o tratando simplemente asuntos de la legislación social boliviana que domina.
de ninguna manera pretendemos inventariar sus obras dominadas por la poesía como Alba Rota, el Illimani en la Literatura, Perfil del atardecer, Agonía de las viñas, Rumbo a la Fatalidad, Perennidas de los ensueños, o La Huella Transparente, Rebelión de los anhelos, A rio revuelto, Fuego Incesante, Unos pasos por el Cielo. Su obra Escondida en mis Sueños es quizá una confesión de amor de adolescente con esencia romántica de enamorado y con nostalgias que el tiempo no logra borrar y más por el contrario rebrotan con el paso de los años.
sobrio y recatado don Armando huye de la notoriedad no obstante su formación en Francia, la docencia ejercida por décadas, su paso por el periodismo literario, los premios y distinciones recibidas, pertenece a un privilegiado grupo de grandes valores, que son la reserva espiritual de un pueblo noble y digno, en que se agitan la impostura y la indecencia, que consiguen brillar aunque por efímeros instantes perdidos, quizá mejor decir, desaparecidos de la historia.
en este espacio iremos glosando su obra, citando sus poemas, refiriendo sus acciones para rescatar con justo derecho, los méritos de un gran literato boliviano, que brilla con luces propias a toda hora.