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viernes, 4 de marzo de 2011

Pedro Shimoso gran conocedor del hombre boliviano desgrana la personalidad de un gran potosino Waldo Peña columnista habitual de Los Tiempos

VeDOBLE es el seudónimo de Waldo Peña Cazas, periodista potosino afincado en Cochabamba desde hace 52 años. Abogado de profesión, eligió las letras para vivir mal y ser, de yapa, odiado y envidiado como él suele reconocer en público, aunque no es menos cierto que, domingo a domingo, sus lectores admiramos su prosa clara, precisa, brillante, vigorosa, iconoclasta, siempre alerta contra el lugar común. En 1987 publicó ¿Por qué mataron a Felipe Honores?, novela policial relegada injustamente al olvido. Periodista, narrador, ensayista, lingüista, profesor de filología inglesa en la Universidad Mayor de San Simón, Peña Cazas publica en el matutino cochabambino Los Tiempos su columna hebdomadaria Con escalpelo. Este escritor hace de médico cirujano que disecciona la noticia con afilada destreza, escudriñando las entrañas de un cuerpo social en estado de coma.
En 1947, Pablo Neruda publicó su Tercera residencia. En este libro se encuentra el poema Walking around (Dando vueltas) que empieza así: “Sucede que me canso de ser hombre” o sea que el poeta se cansa de ser humano (para que no haya equívocos semánticos de índole sexual). VeDOBLE se apoya en este verso nerudiano para decirnos que él se cansa de ser columnista porque tiene el alma en los pies, vive horas bajas y se siente desgraciado en el Estado Plurinacional del ‘gasolinazo’, el ‘azucarazo’, el contrabando, la corrupción, el narcotráfico, la impostura, la bellaquería, el chanchullo y la inseguridad ciudadana; cuando todo se hunde como el cerro de su Potosí natal que parece un queso gruyere y cuando todo se desploma como las 500 casas de La Paz, el edificio Málaga de Santa Cruz de la Sierra y las carreteras de Chapare.
Idealista, romántico, moralista, rebelde, soñador, honesto, VeDOBLE ha hecho la “biopsia social sin anestesia” de un país rico en recursos naturales, pero a la cola de Latinoamérica. En su artículo La opinión en tiempos de la cólera (Los Tiempos, 19/12/07) analiza el problema mayor del periodista: subsistir sin vender su conciencia. VeDOBLE sufre porque le duele Bolivia. No sabe si reír o llorar ante el triste espectáculo de la política autóctona. Independiente, no escribe al dictado de nadie y ese es su problema y su atractivo. Sus libros Lenguaje y libertad (1979), Un rostro en la multitud. Retrato íntimo de un boliviano (1984), El lenguaje político en Bolivia (1991) y Con escalpelo. Biopsia social sin anestesia (2006) deberían ser leídos.
Parafraseando a Neruda, VeDOBLE nos dice en su artículo Desventuras de un columnista (Los Tiempos, 27/02/11) que se cansa de ser columnista porque, entre la resignación y el desconsuelo, reconoce su fracaso al pensar que iba a cambiar este pícaro mundo con su “granito de arena”, mientras el pícaro mundo se resiste al cambio y está cada vez peor, “infestado de corrupción, violencia, intolerancia y estulticia”. A sus angelicales 77 años, descubre que “escribir con honestidad es peligroso” porque se pierden amigos y se ganan enemigos. Veo doble a VeDOBLE, como si yo estuviera ‘chupao’, borracho de dolor. Si a César Vallejo, queriendo escribir le salía espuma, a VeDOBLE le sale bilis que lo ahoga en su amarga soledad. Pensó romper la pluma, pero no puede con su carácter. Sigue en la brecha y cada domingo seguirá, felizmente, deleitándonos, esperanzándonos, alentándonos, alegrándonos con su garrida prosa y depurado estilo, hasta que el cuerpo aguante. Después de todo, escribir es su destino. Y eso tiene remedio. // Madrid,
04/03/2011.

* Escritor