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lunes, 24 de diciembre de 2012

Gastón Cornejo entre la espiritualidad y la poesía. ponemos su texto en literatura aunque bien vale asímismo como un mensaje político social. buen texto Gastón, Felicidades!


Navidad, nacimiento del Niño Dios en el mundo cristiano, en cada hogar y en todo corazón humano. Dios encarnado y pequeño nacido en un humilde pesebre, desnudo con los brazos extendidos y llorando bajo la mirada solícita de sus padres y de sencillos pastores y magos sibilinos que celebran su presencia, y en el entorno, animales domésticos. 

Ocurrió en Belén judío, con abono natural por los suelos pero una estrella brillante por los cielos. Siempre concebimos así la historia religiosa. Con el nacimiento entre luces y perfumados abetos, y a los pies, los regalos pedidos de antemano por los pequeños con nota dirigida a la siguiente dirección: "Calle de Los Ángeles 333. Taller Celestial". 

Los presentes navideños entregados con abrazos y renovados afectos a familiares y amigos; y a los más pequeños que ansiosos quedan en ensoñación perpetua. 

Poco importaba el contenido del regalo divino, lo trascendente era el gesto inolvidable, así queda fresca la emoción por todo el año. Ya maduros en edad, conservamos la feliz evocación y valoramos el mensaje universal en cuánto vale de amor.

En los tiempos actuales el Niño-Dios está relegado casi a una intrascendencia. Impuesta la cultura dominante anglosajona, el Papá Noel es el importante. 

El anciano gritón, bien nutrido, impone su obesidad y su carcajada explosiva, abrigado en extremo en el verano valluno, orgulloso en su carroza de extinguidos huemules. 

Es la figura mítica de un repartidor de ironías al rostro de la pobreza latina, ajeno mito del comercio utilitario que adorna vitrinas y escaparates en las tiendas vendedoras. 

La Navidad es Dios hecho amor en una brizna de carne ansiosa de pervivir.

 Dios infante sensible al dolor y al frío, al hambre y a la caricia.

Dios solidario.

Dios en la angustia del sufrido, en la alucinación y el extravío.

Dios más próximo al enfermo y al humilde que al colmado y satisfecho.

 Dios de la interioridad y del corazón amando.

 Dios incomprendido y solidario, utopista y soñador.

 Dios bondadoso.

 Dios pequeño, hermoso y también maltrecho. 

Dios en nosotros, renace cada diciembre, cruzado de compromiso y revoltoso mensaje. 

Dios revolucionario del amor en el planeta exigiendo se organice la Nación Humana Universal y aparezca el Hombre Nuevo, aquel producto milagroso del neo-humanismo que adviene.

lunes, 17 de diciembre de 2012

de la visita que realizara Gastón Cornejo a Sevilla la inmortal nos deja esta hermosa prosa sobre su historia, sus poetas, sus reliquias

Alejarse temporalmente del acontecer político es una buena terapéutica de sana inteligencia cuando la borrasca de las vergüenzas inunda el espíritu. Por ello decidí visitar bien acompañado, Granada y Sevilla de Andalucía en España.

Granada es la cuna de la noble poesía de San Juan de la Cruz, la inmortal de Federico García Lorca, el Amor brujo de Manuel de Falla, la gitanería en el Sacro Monte, el baile gitano de aplauso, taconeo y bordón de guitarra flamenca, las tumbas de Isabel y Fernando, de Juana enloquecida y Felipe el hermoso en la capilla real, el lar de Mariana Pineda bordando la bandera de la libertad y fusilada por orden de Fernando de Aragón, el viento que levanta los vestidos de Preciosa, los cuentos de Washington Irving, la plaza de toros a las cinco de la tarde, el patio de los leones, la fuente de los reyes, el río de la casada infiel, y los mulos de San Pedro cargados de girasoles.

Todo es transparencia, blancura en las viviendas, eclosión de vertientes cristalinas, arrullo de palomas, murmullo en las acequias, olor a pasto y albahaca, belleza moruna de antiguas dinastías nazaríes. Ciudad blanca, llena de cedros, cinamomos, fuentes, pinos y oteros. Granada donde el agua es pasión y es agonía, al decir del poeta granadino. -“En Granada hay musgo en sombra y trino de ruiseñor que manan las viejas colinas junto a la hoguera de azafranes, grises profundos y rosa de papel secante que son los muros de la Alhambra”.

Granada romana, judía, morisca, gitana, “vivas e insobornables en su misma ignorancia”, la capital del reino árabe conquistada por los católicos después de 800 años, entrenada el mismo año en su victoria para la conquista de América. 

Granada tiene su Alhambra majestuosa, engastada de mágicas figuras de revestimientos deslumbrantes, en sus techos, paredes, columnas, celosías y ventanas, y la multiplicada escritura arabesca en todas sus murallas: ¡Sólo Alá es el vencedor! En cambio, la Granada pétrea de Carlos V, con su palacio renacentista de piedra picada, gigante y absurda, grotesco esperpento comparado con la obra mágica de los reyes árabes; seco y frío como fue el espíritu medieval de los castellanos de ese tiempo, violenta e inquisitorial como fue el gesto de los 165 soldados asesinos en Cajamarca aprisionando al Inca. 

Caravanas de turistas de alma fría recorren Granada, miran el Sacro Monte, el Albaicín, las torres de la Alhambra, la mole fantástica de la catedral, grupos ajenos de mirada absorta que los granadinos llaman “los tíos turistas”, para esos Federico dice que no está abierta el alma de Granada. 

De retorno a mi ciudad, encuentro una visión inversa: bosque anárquico de cemento, construcciones multiplicadas de intrincada red amorfa, basurales y río infecto, pienso en las autoridades ignaras, irresponsables y ajenas a la belleza de Granada; caos, desorden, destripamiento de calles, apenas flores sobrevivientes. Prefiero volver a Federico para recitar muy quedo: ¿Si el azul es un ensueño, qué será de la inocencia? ¿Qué será del corazón, si el Amor no tiene flechas? ¿Y si la muerte es la muerte, qué será de los poetas y de las cosas dormidas que ya nadie las recuerda? ¡Oh sol de las esperanzas! ¡Agua clara! ¡Luna nueva! ¡Corazones de los niños! ¡Almas rudas de las piedras! Hoy siento en el corazón un vago temblor de estrellas y todas las rosas son tan blancas como mi pena”.

viernes, 7 de diciembre de 2012

Pedro Shimose sin abandonar su sitial literario se adentra en la existencia de filósofos, abogados y políticos y construye un texto sabroso sobre la influencia de los primeros sobre los segundos en la historia universal y contemporánea


El periodista argentino Andrés Oppenheimer publicó un artículo titulado ¡Menos filósofos, más ingenieros! [El Nuevo Herald, Miami, USA / Los Tiempos, Cochabamba, 22.11.12]. Leído el artículo, no aparecen los filósofos por ningún lado. Lo que abundan son los abogados “que, en casi todos los casos, hablan bonito” como Romney y Obama, graduados en la universidad de Harvard. Lo que viene a decirnos Oppenheimer es que le sorprende que los líderes políticos de América no sean ingenieros como los chinos. Pone de ejemplo a Jiang Zemin, ingeniero eléctrico; Hu Jintao, ingeniero hidráulico, y el nuevo secretario general del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, ingeniero químico. Lo que se le olvida aclarar –a Oppenheimer– es que China no es América. En China Popular sobran las dudas filosóficas; allí reina el pensamiento único y el comité central del partido único es el filtro que selecciona, encumbra o destituye a sus dirigentes. Recuérdese el caso reciente de Bo Xilai, ingeniero de la corrupción.
En América, en cambio, los científicos trabajan en silencio (los gobiernos los dejan en paz), ausentes de la lucha por el poder y amparados por instituciones privadas que estimulan y financian sus investigaciones. A ninguno de ellos se le ha ocurrido hacer carrera hacia la Casa Blanca, el Congreso o algún municipio de Silicon Valley. ¿Cuántos premios nobel de ciencias acapara EEUU cada año? ¿Cuántos genios de la informática, la electrónica, la biología, la química y la física son norteamericanos? Con todas sus deficiencias, la práctica política en Occidente suele estar en manos de abogados porque el conocimiento, interpretación y aplicación de las leyes son fundamentales. Lo importante es que esos abogados (políticos y jueces) sean honestos.
Algo importará la filosofía en el ejercicio de la política si Platón fue maestro de Dionisio I de Siracusa y Aristóteles, de Alejandro Magno. Epicteto influyó en Marco Aurelio; San Agustín, en Carlomagno; Santo Tomás de Aquino, en Carlos V; Descartes, en Cristina de Suecia; Rousseau, en Bolívar; Hobbes y Locke, en Jefferson; Stuart Mill, en Hamilton; Hegel en Bismarck; Marx y Nietzsche, en Lenin y Mussolini; Jaspers, en Adenauer; Karl Popper, en Margaret Thatcher, etc. No se trata de que nuestros políticos sean filósofos,  pero algo de filosofía deberían saber para no confundir pragmatismo con oportunismo, utilitarismo con rapiña y socialismo con indigenismo. // Madrid, 07.12.2012.

viernes, 23 de noviembre de 2012

Pedro Shimose nos ofrece su "ají de lenguas" para explicar la interferencia de modos idiomáticos que en Bolivia se están introduciendo en el lenguaje de cada día. fiel a su análisis encuentra aberraciones linguísticas en que incurrimos a menudo. Gracias Pedrito!

Intentan aimarizar nuestra ortografía castellana. ¿Por qué escribir ‘wawa’ si siempre hemos escrito ‘guagua’? Este fenómeno de confusión ortográfica se percibe en la prensa cruceña. Dentro de nada escribiremos ‘awa’ por ‘agua’; ‘parawas’ por ‘paraguas’, ‘Waporé’ por Guaporé y ‘Tawamanu’ por Tahuamanu. Los ortógrafos aimarizantes han adoptado la grafía inglesa ‘wa’, en su ánimo dizque descolonizador. Por justificar e institucionalizar su odio a España que les legó el alfabeto latino, se han entregado a otros colonialismos cuando utilizan la letra ‘k’ germánica por la ‘c’ en los fonemas ‘ca, co, cu’. Ejemplo: ‘Titikaka’ por Titicaca, ‘akulliku’ por acullico, etc.
“Mi decisión es irreversible”, dijo la empresaria al retirar su apoyo al Festival Iberoamericano de Cine (EL DEBER, 29/05/12). La empresaria confundió irreversible por irrevocable. ‘Irreversible’ es algo que no puede volver al estado o condición que tuvo antes. ‘Irrevocable’, en cambio, quiere decir que su decisión no puede ser reconsiderada. Irreversible es el pasado; irrevocable, la decisión de la empresaria.
“Mi mamá, años antes, ya había intentado suerte por esta cuna de tiranos (sic)” (PáginaSiete, 16/07/12). El articulista quiso decir: “Mi mamá, años antes, ya había tentado fortuna en esta cuna de la libertad y tumba de tiranos”. Se refería, claro es, a las vicisitudes de una buena mujer en la ciudad de La Paz.
“La fatiga y la pobreza ‘venció’ (sic) a los indígenas (de la IX marcha del Tipnis)” [El Día, 16/07/12]. Falla la concordancia. Debió haberse escrito: “La fatiga y la pobreza ‘vencieron’ a los indígenas”.
“La boleta del ‘onceavo’ (sic) censo de población que se realizará el miércoles 21 de noviembre” (ED, 03/08/12). Se dice ‘undécimo’, adjetivo ordinal. ‘Onceavo’ es adjetivo cardinal, referido a cada una de las once partes iguales en que se divide un todo. No es el caso del censo undécimo (número 11) que acaba de celebrarse.
“El jefe de Primero el Beni informó ‘de que’ (sic) esperan ‘que para’ (sic) el próximo fin de semana se tengan los resultados de la encuesta” [ED, 30/09/12]. Debería decirse: “El jefe de Primero el Beni informó que esperan, para el próximo fin de semana, los resultados de la encuesta”.
Que se hayan roto las relaciones familiares no debería justificar la ignorancia de los grados de parentesco. Es cada vez más corriente leer o escuchar decir: “El hermano de mi padre” en vez de “mi tío”. Por ejemplo: “Regresó X, hermano de mi padre (sic)” (ED, 22/09/12). O sea, “regresó X, mi tío”.
En el Día de la Tradición Cruceña se exhibió una pancarta en la que se leía el siguiente lema: “La libertad es del cruceño su identidad” (ED, 26/08/12). Se trata de un hipérbaton rebuscado para definir la personalidad del pueblo cruceño. Debió escribirse con más sencillez: “La libertad es la identidad del cruceño”. Y mejor aún: “La libertad es la identidad de los cruceños”, en plural, como identidad colectiva.
“Da miedo internarse ‘a’ (sic) ese bosque” (El Día, 22/09/12]. Es más correcto decir: “Da miedo internarse ‘en’ ese bosque”. Nada más por hoy. // Madrid, 23/11/

domingo, 4 de noviembre de 2012

podríamos haber publicado en Historia o en Política, lo hacemos en Literatura uno de los 3 tópicos que abarca Carlos Mesa en su última entrega.


Si hacemos una revisión del imaginario colectivo boliviano, veremos que el debate sobre la esencia misma de nuestra nacionalidad había sido propuesta en clave de mestizaje por casi todos nuestros grandes creadores e intelectuales.
El gran maestro de nuestra literatura-historia colonial, Bartolomé de Arzáns Orsúa y Vela, reflejó esa curiosa percepción americana del mundo frente a una realidad que había dejado definitivamente de ser un espejo de la metrópoli  para convertirse en una sociedad con una personalidad nueva y propia. Nació de un parto doloroso y traumático que dejaría en los hijos del gran Potosí una marca imperecedera que definió el contradictorio y a veces frustrante destino del ser nacional boliviano. Arzáns, está ya enajenado del occidente cristiano tal como se veía desde el horizonte severo del Escorial de Felipe II, como también de la nostalgia de un imperio que había sacrificado los pilares de su fuerza a la temeridad de los conquistadores. A partir de la Historia de la Villa Imperial descubrimos una nueva lógica teñida de occidente y de amerindia que definió el carácter de Charcas.
El segundo escalón es la propuesta de Nataniel Aguirre y su impresionante Juan de la Rosa. Los ojos del adolescente que mira la construcción de la patria. La patria como una entelequia en la que cabe el heroísmo, y en la que cabe una realidad que quiere desprenderse del yugo español, pero que razona desde la lengua y la cosmovisión hispánica. Juanito es a medias un criollo desde la una nueva realidad social, construida en la argamasa de 300 años en la que el mundo indio está en la trastienda. La sociedad de Juan de la Rosa no es integradora, pero responde a una visión mucho más universal de la nación que la que vendría inmediatamente después con el paradigma de las elites.
Gabriel René Moreno, el enciclopédico intelectual cruceño cuya mirada sobre Bolivia tuvo una profundidad que estremece, proponía la nación que conservadores y liberales intentaron construir montados en el pragmatismo económico y el ideal democrático europeo. La nación criolla que no podía, o mejor, no quería entender salvo para crecer a su costa, la evidencia de una mayoría indígena que impedía a Bolivia –aislada en la estremecedora dimensión de sus montañas y sus selvas– un proceso de migración y de inversión externa que “integrara” al país al occidente europeo como ocurrió en algunos países latinoamericanos.  
En el ínterin estuvieron Arguedas y Tamayo en la confrontación más profunda y esencial sobre el ser boliviano y nuestra identidad. Ambos incorporaron en la reflexión sobre el país a la mayoría de los bolivianos, un mundo andinocéntrico es cierto, pero clave por la indiscutible magnitud de su peso demográfico y cultural. Arguedas se enfrentó a sí mismo en Raza de Bronce y Pueblo Enfermo. Su mirada ácida e incluso irracional en la deconstrucción de los caracteres blanco, indio y mestizo de Pueblo Enfermo, se estrella contra la fuerza testimonial de sus indios en rebelión de su novela clásica. Se ve en Arguedas la nostalgia de los grandes levantamientos de Zárate Willca despojados de su contenido político. Pero lo trascendente fue la presencia dinámica y nueva, los indígenas capturaron el escenario y se instalaron como interlocutores imprescindibles del debate sobre nuestro destino común. Tamayo en cambio, hizo una reflexión equívoca, su posición radical contra los blancos y su fe en el mestizo (vía educación), encuentra un curioso y hoy inaceptable presupuesto sobre las capacidades intelectivas del indio. Se trata de una reformulación radical, integradora frente a la confrontación insoluble de la mirada arguediana.  
De allí en más, la idea de una síntesis expresada emblemáticamente en el mestizaje racial y cultural, se verá claramente en la obra de Céspedes y Cerruto. ¿Es un mestizo impotente y derrotado, o es, por el contrario, el ser capaz de construir el futuro?  Nuestra literatura del Chaco y la de Medinacelli, nos permite una nueva reflexión sobre esa construcción.  
Más allá de la recomposición de nuestro eje literario, la Revolución del 52 contestó al Estado liberal. La nación uniformizada por la lengua, la cultura y la unidad política se proclamó mestiza. Pero con la democracia, las naciones dentro de la nación precedidas por el paradigma “plurimulti”, se estrellaron contra esa visión y sus cargas ideológico-partidarias, de las que es imposible desprenderse. La afirmación subsiguiente fue la de las identidades específicas y la recuperación de la “otredad”. El gran proyecto de nación y la realidad de un mestizaje cultural, parecieron perder piso. Bolivia se construye hoy en un camino de doble vía, entre el crecimiento urbano explosivo y su inevitable unidad cultural fuertemente teñida de un pasado mixto desde 1535 y la pervivencia obstinada de etnias y núcleos culturales, que buscan demostrar que la identidad mestiza, imprescindible hoy, no es todavía suficiente para explicarnos a todos. La literatura del siglo XXI, por contraste, afirma la diferencia en el marco de la universalidad. Los autores de hoy, despojados del prejuicio ideológico, mestizos o no, vuelan sus propios cielos. 

domingo, 28 de octubre de 2012

el autor no es boliviano es indio, el lector sí es boliviano. Gandhi el gran pacifista que logró la independencia de la India a costa de ayuno y reflexión. Choquehuanca que parece cuerdo, parco, reflexivo y honesto en su trabajo de Canciller... el texto es hermoso


Oración de Ghandi

Señor......Ayúdame a decir la verdad delante de los fuertes y a no decir mentiras para ganarme el aplauso de los débiles. Si me das fortuna, no me quites la razón.Si me das éxito, no me quites la humildad. Si me das humildad, no me quites la dignidad. Ayúdame siempre a ver la otra cara de la medalla,no me dejes inculpar de traición a los demás por no pensar igual que yo. Enséñame a querer a la gente como a mí mismo. No me dejes caer en el orgullo si triunfo Ni en la desesperación si fracaso. Más bien recuérdame que el fracaso es la experiencia que precede al triunfo. Enséñame que perdonar es un signo de grandezay que la venganza es una señal de bajeza. Si me quitas el éxito. Déjame fuerzas para aprender del fracaso. Si yo ofendiera a la gente, dame valor para disculparme y si la gente me ofende,dame valor para perdonar ¡Señor...si yo me olvido de tí, nunca te olvides de mí!


martes, 18 de septiembre de 2012

el texto que sigue de la original pluma de Pedro Shimose no encontraba acomodo porque pertenece al género cinematográfico. finalmente lo ponemos entre los poemas haciéndoles a los protagonistas un inmerecido honor


FICHA TÉCNICA. Título: El proceso del cambio / Producción: Boliwood Plurinational State Productions S.A., 2012 / Director: Álvaro García Linera / Guion: Álvaro García Linera / Fotografía: Álvaro García Linera / Música: Álvaro García Linera / Intérpretes: Álvaro García Linera y Claudia Fernández España / Actores invitados: Rigoberta Menchú y Adolfo Pérez Esquivel / Maquillaje: Gloria Limpias / Vestuario: Jean-François García y Manuel Mota / Script: Pablo Groux / Productor ejecutivo: Evo Morales Ayma / Productor asociado: Juan Ramón Quintana.
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Esta superproducción en versión tridimensional (Tiwanaku, Notaría Pública e iglesia de San Francisco) es candidata segura al premio Oscar. Lo que prometía ser un video familiar digno de la ocasión, se ha convertido en una obra de arte a lo Cecil B. De Mille. El amor tiene estas cosas porque, según los filósofos, el amor es una pérdida momentánea de la razón. Lo notable de esta película es que pasará a la historia del cine en calidad de documental. Es un testimonio irrefutable de la condición mestiza de Bolivia. En Tiwanaku se ofició una ceremonia a la usanza de los aimaras de hace 5.000 años, aunque nadie sabe cómo se casaban los aimaras hace 5.000 años. Lo que sabemos, gracias a las xilografías del cronista mestizo Guamán Poma de Ayala, es que el atuendo de los incas/quechuas no se parece en nada a los que llevaban el Cananchiri (El que ilumina, el que sabe, en idioma aimara) o sea, el novio; y la Cananaira (La de los ojos claros) o sea, la novia.
Del carácter mestizo de esta ceremonia dio cuenta el periodista Max Tórrez [EL DEBER, 10.09.12]. Este cierra su comentario diciéndonos que el ritual de Tiwanaku “nos demostró que es difícil librarse del colonialismo cultural”. ¿Y qué esperaba Tórrez después de 500 años de conquista y colonización europeas? Pasada la ceremonia nupcial se sirvió al público bebidas, comidas y postres ‘coloniales’. El Cananchiri, o sea, el novio, regó la tierra con alcohol (mal hecho, debió hacerlo con chicha. El alcohol es de procedencia árabe, importado por los españoles). Dicen que se sirvió ají de fideo (en realidad, fue ají de macarrones, que no es lo mismo). El macarrón es invento italiano, derivado del fideo importado de China por Marco Polo. (La papalisa brilló por su ausencia). Se bebió cerveza, invento egipcio industrializado por los germanos, en vez de chichita fermentada de la buena. La multitud lucía sombrero, pantalón, camisa, chaqueta y chaleco (inventos europeos) y en el aire flotaba un aroma a incienso, producto asiático importado por los misioneros católicos (¿y por qué no un sahumerio de hojas de coca?). Todos calzaban zapatos, en vez de abarcas. En fin, no solo es “difícil librarse del colonialismo cultural [europeo]”. Es imposible. El eterno retorno es eso, un mito.
Al día siguiente, el Cananchiri dejó de ser “el que ilumina, el que sabe” para convertirse en lo que realmente es: un mestizo boliviano. Primero pasó por la Notaría a firmar los papeles según el Derecho Civil napoleónico, y después asistió a la iglesia de San Francisco, a casarse por la Iglesia, según el Derecho canónico. Con este acto se comprobó que la dialéctica hegeliana de hace 175 años no puede con la paradoja cristiana de hace 2.000 años. ¿Por qué se casó este jacobino-katarista por la Iglesia? El ministro Juan Ramón Quintana lo explicó mejor que nadie: “Es un acto de amor y caridad”, dijo. ¡Dios mío, el capitán Quintana se nos ha vuelto místico! ¿Somos o no somos mestizos, además de folclóricos? // Madrid, 18.09.2012.

martes, 28 de agosto de 2012

no defiende Pedro Shimose lo político en la incorporación de "mestizo" en el Censo, sino lo racional, lo cultural o sea lo esencial


En un artículo publicado el mismo día con diferentes títulos: Censo y demagogia [EL DEBER, 17.08.12] y Los cangrejos [La Razón, 17.08.12], Reymi Ferreira, amigo y colega en la poesía, lamenta “que se arme polémica sobre la base de sofismas y conjeturas alejadas (sic) de la realidad…”. Reymi se refiere a la defensa que muchos hacemos de la opción ‘mestizo’ en la boleta del censo de noviembre. Llevo publicados seis artículos sobre el tema y lo que saco en limpio es que mi amigo no los ha leído. De haberlo hecho sabría que no se trata de “sofismas y conjeturas alejados de la realidad”. Por lo tanto, no entraré a rebatir la afirmación del exrector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, bajo cuyo mandato su universidad se pronunció a favor de la inclusión del término ‘mestizo’ en la boleta censal. Es decir, no hace mucho.
¿Y si leyó mis artículos? La respuesta es sencilla: Reymi discrepa de mi defensa de incorporar el término ‘mestizo’ en el próximo censo. Visto lo visto, él habla desde una perspectiva ideológica, mientras yo opino desde una perspectiva racional, vital, desde la cual la teoría indigenista –negadora del mestizaje en Bolivia– deja de ser argumento para convertirse en argucia. Decir, por otra parte, que la polémica sobre el término ‘mestizo’ es, además de estéril, un argumento frágil que pretende deslegitimar el censo, es un argumento torticero. Toda discusión es fértil y no deslegitima nada. Solo pretende razonar los hechos.
También afirma que “de los diez censos que se han efectuado en Bolivia, el de 1900 fue el último en que se utilizó la categoría ‘mestizo’ como identificación racial”. Lo dudo, porque Reymi no había nacido cuando yo fui censado con cuestionarios que contenían las casillas ‘indio’, ‘blanco’, ‘mestizo’. Dice Reymi: “En el caso del mestizaje (que es definitivamente (¿?) una categoría biológica implantada en la época de la Colonia) no se puede hablar de identidad cultural”. ¿Por qué no? Desde el mestizaje, es cuando más se puede y se debe hablar de identidad cultural, puesto que el ser humano no es solo biología; es eminentemente un ser social e histórico. Lo contrario sería caer en el racismo identitario del Gobierno o sea, la Nación Aimara.
“¿Qué de común tiene un mestizo potosino con un mestizo beniano?”, se pregunta Reymi. Le respondo. Un mestizo potosino y un mestizo beniano (como yo) tienen mucho en común: la ciudadanía boliviana, la lengua común (el español) y nuestra educación en los valores de Occidente, entre ellos, la Libertad, la Democracia y el Derecho. Espíritu libre, Reymi criticó a los grupos de poder en Santa Cruz y escribió su poesía iconoclasta; por defender la Democracia, muchos murieron luchando contra las dictaduras; y en nombre del Derecho, muchos seguimos rechazando la ‘justicia comunitaria’ aimara, la condición subalterna de las mujeres y la aberrante elección de jueces por votación popular.
Reymi afirma finalmente: “Queda claro que no incorporar el término ‘mestizo’ no es maniobra de nadie”. No, Reymi, no queda claro. Se trata de una maniobra de alguien que, en 2001, pilló desprevenido a ‘Tuto’ Quiroga y, de paso, a la ciudadanía boliviana, pues la eliminación del término ‘mestizo’ no es una jugarreta inocente. Tiene repercusiones políticas de resonancia mundial. Repetir en 2012 tal error es consolidar una falsificación de la realidad boliviana y legitimar estadísticamente la gran mentira indigenista en torno a Bolivia como ‘un país de indios’. // Madrid, 28.08.12.

lunes, 27 de agosto de 2012

de nuevo el efluvio literario de Gastón Cornejo generoso, abundante, sin reservas para Mario Lara cuya alma nos la describe con ternura. Bravo!

Retorno al tiempo de un poema pergeñado en gratitud a una intervención efectuada sobre el soma del poeta nuestro. Relato en síntesis su proficua existencia desde que ingresó a mi corazón hasta el término de su vida en plenitud.

En el poema que años después leo con detenimiento y en voz alta, cargado de emotividad, encuentro al paciente y poeta Mario Lara López, describiendo las manos presurosas del cirujano trabajando en su tierra labrantía, el arte quirúrgico perfecto sobre su cuerpo inane, e imagina en la bruma de su percepción la reparación de tejidos hendidos con expresiones sensibles. A lo largo del proceso asumió una reflexión profunda, aproximándose, en su interioridad afectiva, a su progenitor héroe en la guerra del Chaco, a su padre literario y mentor ideológico, su tío escritor y poeta, rebelde y comunista, su tío Jesús Lara a cuyo costado descansa por toda la eternidad. 

En los últimos casi cuarenta años desde aquel evento, atesoré su obra, conocí su gran espíritu y aprecié su tierno afecto de hombre exclusivo; sobre todo, gocé de su hermosa amistad. Él escribió numerosas obras de valor literario, sembró bondades, acopió enigmas de hermosura, regaló poesías por doquier, esculpió sonetos, coplas, trovas; cantó baladas, elegías, versos y su numen continuó floreciendo en sus surcos regionales; sus musas y sus duendes le acosaron y la cosecha dio frutos sabrosos y abundantes: muchos libros, miles de versos; “El Grillo”. “Hotel Canadá” “El Amanecer del Canto” “Voces Fraternales” “Héroes de Ñancahuazí”, relatos, poemas, prosa poética.

Don Augusto Guzmán dijo de él: “Poeta del sentimiento en la complejidad de las manifestaciones del espíritu, la alegría, el dolor, la simpatía, la amistad, el desengaño, la esperanza, la ilusión, la soledad, el desconsuelo, el vencimiento y la muerte. Poeta en el pensamiento, en la conducta y en la vida”. 

Cuánta sensibilidad contenida en el alma de nuestro poeta amado. Cuánto cúmulo de embriagadores vocablos vibrando escondidos entre los pliegues de sus circunvoluciones cerebrales jugando a estructurar sentidos poemas y canto original, tesoro de piedras preciosas argentadas, rubíes, brillantes, gemas de vivos colores en su cerebro, escondidas y brotadas por el milagroso arte de un poeta amador de la belleza y de la vida, nauta de pensamientos alados en ensoñación de paisajes, idealista contumaz, intimidad maravillosa que albergó un alma selecta de esencias perfumadas.

Llegó a la meta triunfante y mucho antes de embarcar con Caronte, arribó al umbral de la abstracción intelectual. Luego, se tornó erial en prodigalidad; mas antes de morir se vistió de árbol nativo, de provecto chillijchi, con la fronda poblada de horneros, de ruiseñores, que solamente él con deleite podía escuchar, y en sus ojos oscuros de mirar profundo, se reflejaban las caricias que recibía tiernamente, en sus ojos humedecidos de lágrimas, como un niño herido, presto a dejar la existencia para entrar a la eternidad de los poetas. Así lo observé antes del colapso. Yerto el cerebro productor de la belleza, su alma alada se elevó a los cielos, victoriosa. Subió a la barca, y Caronte remó firme. Le acompañó Cristóbal cargando al tierno niño que fue él, en sus brazos protectores, a la otra orilla de la luz donde está el cielo prometido a los poetas, a la fuente de la belleza pura, de la bondad más santa, a la eternidad sublimada donde amaneció para él un nuevo día, el resplandor para nuestro niño amado. Resurrección y redención milagrosa para el trovador Mario Lara López, el excelso poeta de la luz y el sentimiento.

lunes, 20 de agosto de 2012

cuánto sentimiento, cuánta sensibilidad poética en la glosa que Gastón escribe para Jorge Calvimonte nacido potosino de exhuberante pluma que revive en parte el quéchua con ese "tucjuysonkoy munacuyta"

Poeta de noble edad, pleno de experiencia existencial, artista en el manejo de conjugar vocablos musicales y significado de profunda espiritualidad. Recién toca mi vibración personal y su blanca testa de Cyrano, me impacta, hiere mi piel y penetra en la interioridad del sentimiento.

Escucho su voz anciana en la entrevista de altura sorprendiéndome, cómo degusta pausadamente las evocaciones de antaño; lo observo mirando acucioso los cuadros de belleza plástica trabajados por la artista Carmen Villarroel, inmediatamente acude a sus raíces andinas y en su quichua natal recita versos íntimos; en lenguaje coloquial confiesa: “Cuando veo los cuadros de Carmen, oigo, escucho, siento y es tan íntima la comunicación que me dicen: Yachachiway Khoriquenty /Enséñame Oh Picaflor; Thikcajsta chonkharicuyta / A libar de las flores; Nokhataj yachachiskhayqui / que yo te enseñaré; Tucuysonkoy munacuyta / a querer con todo el corazón”. Y continúa… “Desde el color del aire traen en sus cuadrigas ligeras, los aromas, los sonidos, las imágenes y el viento. Una fuerte estructura que viaja al sol del día o se muere entre las sombras de las lágrimas dormidas. Aquí no cabe el tiempo de los negros agujeros. Ni la esquina del abismo porque el agua ha concebido la instantánea concepción arrebatada, de un ciclón de alares leves, concepción arrebatada del licor que no se bebe y que en cambio se lo aspira como azul. Esta caprichosa matriz le da al pincel la presencia repetida de un ayer que no fue y que en cambio sigue siendo. Esta tarde blasona el universo de la luz, para presentar el esplendoroso regalo de nuestros sentimientos a la compatriota Carmen Villarroel, que trae su preciosa carga de acuarelas como derrama serena y diáfana e su  creación artística”. Así describe el mensaje de belleza que su alma traduce en poesía. Es un delicado ser, asido de ternura, vierte su arrobamiento del alma en expresivas endechas.

Más tarde escucho su voz de gladiador añejo en combate, repito sus versos cargados de enojo y también siento el cuchillo en las entrañas. Aquel mandoble que enmudeció el corazón de un asistente en 1967, durante el Primer Congreso Nacional de Poetas de Bolivia, cuando el bardo denunció en “La Fogata de San Juan”,  la masacre de mineros en Llallagua Siglo XX. 

Ahora recito su poema con quebrada voz y vivo sentimiento de furia compartida, y como él, violento, invado la atmósfera del recinto. Súbitamente, la sangre del corazón se detiene en sus entrañas. “Te lo juro hermano mío yo solo vine a cantar…pero en junio se ha encendido la fogata de San Juan con la vida de los niños que… ¡Silencio! ¡Silencio niño, no te vayan a quemar! ¡Cómo han brillado esa noche tus galones Capitán! Sigan matando mineros soldados sepultureros del funeral nacional. ¡Cómo han brillado esa noche tus galones General!”  

Por asociación, recuerdo a Gonzalo Vásquez, el hermano poeta, con su trabajo eterno: “Mi País”, en el que describe angustiosamente a Nuestra Bolivia en sus pesares. A Mario Lara López, en su salmo a la guerrilla de Ñancahuazú, soñando una patria liberada. Es la poesía cierta y comprometida con la humanidad y la esperanza, sufre y se angustia, pero también va creando mensajes de futuro, posibilidad de sublimación en música excelsa, lampos de brillo estelar que iluminarán el alba de la verdadera convivencia fraternal, aquella que se pergeña en la mente del Creador, la Nación Humana Universal.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Claudio Ferrufino que estuvo algunos días en Bolivia participlando del VII Encuentro de Escritores, ha reaccionado por morbosas críticas al evento y sus participantes.

El domingo viene con algún vómito mal armado y peor redactado por parte de uno de los tantos gratuitos enemigos que escribir me ha traído. Pero, no siendo granjero, dejo de lado el asunto ya que de los puercos deben ocuparse los porqueros. Y peor terapista soy, para aliviar las miserias que treinta años de abuso continuo de droga han de haber causado en la escasa mente de los fracasados. Ahora vamos a lo serio.

Acaba de terminar el VII Encuentro Iberoamericano de Escritores, auspiciado por el Centro Patiño de Cochabamba. Las tres noches que duró fueron de lleno total, además de la proyección por medios audiovisuales y en directo hacia el mundo. Una encomiable iniciativa, de largos años ya, que trae a autores extranjeros consagrados y a escritores locales para hablar de un tema específico. Cómo se puede mejor interesar a los lectores que así. Dadas nuestras características de país no lector, drama que tiene antecedentes económicos que arrastran a mayores comentarios acerca de la triste historia de Bolivia, cualquier evento que intente revertir esas imágenes y/o realidad debe ser bienvenido, aunque no falta quien en extraño razonamiento quiere comparar los vuelos de American Airlines que trasladan a los invitados con los infames aviones de la dictadura argentina para deshacerse de opositores al régimen, en los “vuelos de la muerte”. Esos son los que no quieren el progreso, menos el intelectual, en favor de la oscuridad.

Luisa Valenzuela es una escritora argentina de notable currículo; Santiago Gamboa es Premio Rómulo Gallegos, entre otros; Marcos Giralt Torrente, Premio Herralde y Premio Nacional. No podemos ser tan bizcos para no reconocer la importancia de su presencia en nuestro país. ¿Por qué, siempre, la opinión destructiva, el insulto envidioso? ¿No sería más fácil que estos señores, los que destilan odio, se pongan a escribir novelas superiores a las de los nombrados, y a las del resto nacional, peor expuesto a sus diatribas? Ya que se evidencia el alto concepto que tienen de su propio análisis, talento e inventiva, los conminamos a parir crías que lo demuestren. 

Porque detrás de una jefatura y una máscara ideológica que esconde penurias que desconocemos, es fácil lanzar dardos remunerados que no ayudan en nada a avanzar la crítica y la autocrítica.

El día del cierre, sábado, trajo la agradable sorpresa de ver que la mayoría del público estaba conformado por mujeres jóvenes, estudiantes. Ello solo confirma la estadística de que quien más lee hoy son las mujeres, lo cual es esperanzador, siendo la mujer la fundadora de la sociedad. Quizá así, con la participación masiva de ellas en asuntos de cultura, podamos creer que existe un futuro.

Me recuerda a mi madre, en cuya memoria hice de mis apellidos uno compuesto, y no, como la perturbada mente altoperuana de un occiso cerebral sugiere, por diferenciarme de alguien.
 

viernes, 10 de agosto de 2012

retórica de la confusión. "la raza no es tema del censo" en labios de Viviana Caro que Pedro Shimose desglosa así:


La ministra de Planificación y Desarrollo, Viviana Caro, aplica lo que ha dado en llamarse la ‘lógica andina’, es decir, la retórica de la confusión, y suelta frases dignas de Heráclito, el Oscuro. Primero declaró: “La raza no es un tema del censo”. En seguida aclaró: “Todos somos una mezcla; es muy difícil que podamos decir a qué raza pertenecemos plenamente” [EL DEBER, 01.07.12], y un mes después –al anunciar la fecha de realización del censo– soltó esta perla: “La palabra ‘mestizo’ incorpora una definición biológica de raza (¿?) y nuestra Constitución, por principio, no es discriminatoria (¿?)” [ED/ 03.08.12]. Por lo tanto, lo ‘mestizo’ queda excluido del censo.

Queda claro que si “todos (los bolivianos) somos una mezcla (de razas)” –según la ‘lógica andina’ de la ministra– es muy difícil que podamos decir a qué raza pertenecemos plenamente”. En otras palabras, si somos mestizos (“una mezcla”, según la ministra) los bolivianos no podemos “decir a qué raza pertenecemos plenamente”, o sea, que el Gobierno busca la ‘raza pura’ para consolidar su visión maniquea de la población boliviana: indios y no-indios. Según el Gobierno, los mestizos no existimos. Mucho me temo que la ministra no conoce las conclusiones de un estudio que realizó hace dos o tres años, acaso, la Fundación UNIR, de la fallecida senadora masista Ana María Romero. Dicho estudio arroja un resultado que sorprendería a los gestores del censo y a la misma ministra de Planificación y Desarrollo: el 65% de la población boliviana es mestiza, el 10% es aimara, el 15% es quechua y el resto es caucásica o de ot
ras etnias. Dejo constancia que cito de memoria, pero ahí están los datos autorizados por la que fuera estrella refulgente del MAS y de la Asamblea Plurinacional.

Pero el MAS y sus intelectuales orgánicos se obstinan en forzar la realidad étnica boliviana mediante sofismas y cuestionarios capciosos, tipificando nuestro país como un ‘país de indios’. No puede calificarse de otra manera la pregunta: “¿Usted se considera (¡sic!) perteneciente a alguna nación (¿?), pueblo indígena originario campesino?”. Hay dos opciones: Sí o No. De manera que si el censado ‘se considera’ (¡sic!) perteneciente a alguna nación originaria a la que en realidad no pertenece, se origina un descomunal engaño. Por ‘considerarme’, yo puedo ‘considerarme’ perteneciente a la nación aimara, como el obispo Obermaier, en 2001, pero ni yo ni el obispo Obermaier somos indios ni aimaras, ni pertenecemos a nación originaria alguna.

Como no pertenezco a ninguna ‘nación indígena’, debo defender mi identidad diciendo que soy boliviano mestizo como la mayoría de los ministros del actual gabinete, incluida la ministra Viviana Caro. No hay por qué negar la condición de mestizo, a no ser que se defiendan oscuros designios. En el fondo, al Gobierno le interesa manipular el censo para seguir proclamando que Bolivia es “un país de indios” y seguir fingiendo que representa a los indígenas, aunque después del Tipnis eso ya no cuela.
Con la papeleta del censo en la mano, los bolivianos descendientes de árabes, africanos, hindúes, asiáticos, croatas, alemanes, italianos, ingleses, franceses y demás etnias inmigrantes establecidas en Bolivia, seremos ninguneados una vez más el próximo 21 de noviembre. ¿Dónde colocamos la ‘x’? Nosotros, los mestizos, debemos defender nuestro derecho a existir no solo jurídicamente. La estadística también cuenta. (Continuará el próximo martes). // Madrid, 10.08.2012.

(*) Escritor

lunes, 6 de agosto de 2012

tomando como referencia la desaparación sentida de Jorge Ruiz, Gastón Cornejo se refiere en texto prolijo a los films ecologistas de la cartelera perenne. valioso!

El arte fílmico es extraordinario como estrategia educativa y sobre todo, llega a la profundidad de la conciencia personal y social cuando las cúpulas que detentan el poder inciden unilateralmente en los valores que animan la existencia humana. 

Nos encontramos ante eventos que preocupan al ciudadano en general, más delicados e intensos en nuestra región plagada de gestos que hieren los valores supremos: la vida del ser humano y de  su entorno natural.

El deceso del pionero Jorge Ruiz, figura grandemente admirada y apreciada en mi registro personal, me llevó por azar a ver películas que tratan en paralelo la  problemática que la realidad política y social de Bolivia nos ofrece al presente.

“Esta Tierra es Mía”, con Charles Laughton y Mauren O´Hara. El film me impactó por su mensaje: el magisterio de ética a los adolescentes en el tiempo de la Gestapo nazi. El maestro en su última clase lee el único libro salvado de la pira de los hitlerianos, titulado: ¡Los Derechos Humanos!  Con emoción vertida sobre cada estudiante, da lectura a los primeros  cinco  artículos  escritos  hace más de  una centuria. Remarca la referencia: Todos los seres humanos nacen iguales, libres, con derechos inalienables; los partidos políticos son creados para velar por el bienestar social y luchar contra las tiranías;  las leyes sancionan los actos que dañan a la sociedad….Bruscamente, los  gendarmes  detienen  al  maestro.  Antes de salir del aula, librándose de sus  captores,  se despide de los futuros ciudadanos. La  profesora   suplente continúa  la  lectura  mientras  los  estudiantes vierten lágrimas. En ese momento,  justamente,  nace  maravillosa la dignidad humana  y  la  rebeldía al inaceptable autoritarismo. Yo evoqué la nueva CPE, la Ley 180 profanada por la 222. 

“La Misión”. En pos de música selecta encontré el film que relata el etnocidio de las comunidades guaraníes situadas encima de las cataratas del Iguazú, por orden del poder que desprecia la cultura y la libertad de los selváticos protegidos de la   pretendida cristianización civilizatoria conceptuada como desarrollo y progreso. Concluye con la extinción violenta de los indígenas de tierras bajas, originarios pacíficos que enseñaron música a los invasores. El etnocidio generó la lógica resistencia a partir de los infantes que sobreviven la matanza. ¡La violencia genera violencia!

“Avatar”. Ecologista que jamás aceptará el ecocidio de la Madre Tierra, volví al film ambientado en el año 2154, en Pandora, como en el Sécure; una luna del planeta Polifemo con indígenas humanoides asentados alrededor de un gigantesco árbol que cubre una veta de minerales cotizados para los problemas energéticos de la Tierra. La fuerza armamentista del totalitario y malvado poder humano ejecuta la destrucción del árbol prodigio de la naturaleza, ecocidio y genocidio combinados. La acción concluye en boomerang suicida; los agresores sucumben ante los selváticos. Pero es tarde, el daño fue hecho, todos pierden para siempre. 

En “Agora”, Hipatia de Alejandría, la bella astróloga filósofa que defendió la verdad y sus derechos, es asesinada por dogmáticos  del poder cristiano. Las víctimas  inocentes:  Giordano Bruno, Miguel Servet, la Biblioteca, asesinados en  nombre  del  bien y del progreso. También se puede destruir la selva virgen del Isiboro y matar la vida y la ciencia en ella contenidas como en Alejandría de Egipto.

domingo, 29 de julio de 2012

no cesa el homenaje a Jorge Ruiz, esta vez de la pluma autorizada de Carlos Mesa quién también es un documentalista y productor notable


Lo conocí en el final de los años 70. Tenía entonces poco menos de 60 años y era aún un mar de vitalidad. Algo que me impresionó mucho de él es que parecía no tener conciencia de la trascendencia de su obra, una falta total de sentido de la historia, a diferencia del otro gran cineasta coetáneo, Jorge Sanjinés.
Es que Jorge Ruiz era y se consideraba un artesano, un término que durante mucho tiempo estuvo devaluado por quienes desde una mirada intelectual creyeron que el único cine valioso era el de autor.
Dijo siempre que lo que hacía eran películas “de a perro”, extraña frase. Probablemente lo que quería expresar eran dos cosas, que no le daba demasiada importancia a su rol, y que cada trabajo cinematográfico valía solo en el momento en que se hacía.
Lo que me queda claro es que su alma estaba en los ojos, tenía una capacidad extraordinaria para mirar el mundo a través del lente, para saber cómo definir un encuadre, como mover la cámara, como integrarla a sus personajes, como hacerla invisible y lograr resultados de una belleza plástica inconmensurable. No era un estilista y menos un esteticista. Nada de lo que hacía era gratuito, era funcional al guión, a la narración y sus ritmos.
Ruiz comenzó a filmar antes de cumplir los 20 años. Pasó de los estudios de agronomía a la mágica camarita familiar de 8mm y no paró. Su tándem con Augusto Roca –un indagador impenitente de las técnicas y posibilidades del cine– fue inestimable. De la mano del “gringo” Kenneth Wasson entró al mundo de las cámaras de 16mm y al trabajo profesional. Quizás el periodo que media entre 1948 y 1958 es el fundamental de su obra cinematográfica y del documentalismo boliviano, a despecho de películas posteriores como Mina Alaska (1968) o Volver (1970).
Ruiz realizó su trabajo con gigantes de nuestro cine como el inolvidable guionista Óscar Soria o Luis Ramiro Beltrán; filmó fuera del país y se codeó real y figuradamente con grandes documentalistas. Acompañó por ejemplo a Harry Watt en la película Miles como María y es evidente que la sombra de Robert Flaherty o del Einsenstein de ¡Qué Viva México! planean sobre su obra. Construyó bajo esas influencias y sobre su propio talento, un estilo personal cuyo punto más alto es Vuelve Sebastiana (1953).
La historia de Sebastiana es una metáfora que crece con los años, tiene que ver con la complejidad del mundo andino, con el inevitable punto de quiebre entre tradición y modernidad, a la vez que con un premonitorio momento de congelamiento histórico. El filme se cierra con las sombras alargadas de las viviendas circulares de los chipayas proyectadas por el sol poniente de las alturas, que parecen cubrir a la pequeña niña protagonista. Mientras, una voz le dice “Sebastiana, los siglos te están contemplando”. Vuelve Sebastiana es un retrato intenso y descarnado del encuentro de dos pueblos indígenas, el chipaya y el aimara, con sus propios miedos, su mutua desconfianza, su visión encontrada en un mundo entonces subterráneo que anuncia el tiempo venidero y sus desafíos. Más de medio siglo antes de 2009 y como producto del proceso histórico que le es contemporáneo, Ruiz adelanta en esta película la existencia de culturas que parecían entonces enquistadas en algún otro planeta, infinitamente lejanas al mundo urbano “civilizado”. Probó entonces cuán fuertes eran ya las lecturas que permitirían la reunión de los fragmentos del gran rompecabezas boliviano.
Hombre de hablar pausado, de notable humor y de una gran vitalidad, nunca hizo cuestión con las ideologías. Para él hacer cine estaba más allá de todo. Dirigió el Instituto Cinematográfico en tiempos del MNR, hizo la serie Aquí Bolivia en el Gobierno de Barrientos, realizó documentales para Banzer, participó en la producción de videos para Paz Estenssoro en los 80, y contribuyó con imágenes a la campaña de Sánchez de Lozada en 1989. No en vano había hecho cine junto al expresidente en los años 50, con ejemplos tan notables como Un poquito de diversificación económica (1955), el docu-ficción emblemático del cine de propaganda política.
Estar detrás de la cámara lo era todo para él. Cuando a fines de los 90 la edad y los achaques lo obligaron a dejar La Paz, este chuquisaqueño de nacimiento y paceño de espíritu, comenzó a apagarse. Tuvo que dejar de hacer lo que era la razón de su vida, mirar su entorno pensando en encuadrarlo para que las imágenes se hicieran movimiento a 24 cuadros por segundo
Ruiz ha dejado una lección mayor a las nuevas generaciones. La pasión por el trabajo, la idea del cine como una obra artesanal, el desprecio por las pretensiones de grandeza, algo que el medioevo tenía claro. No había grandes arquitectos diseñando las magníficas catedrales góticas que hoy admiramos, había dedicados artesanos que se empeñaban en hacer lo que sabían hacer. Nunca se les pasó por la cabeza que ellos terminarían en el edificio, simplemente edificaban la parte que les tocaba.
Ruiz, el gran artesano del cine boliviano, contribuyó de manera decisiva a labrar una historia que sus herederos debieran respetar de una sola manera, haciendo bien su trabajo.  

El autor fue Presidente de la República

sábado, 28 de julio de 2012

Gunnar Zapata nos brinda un tierno homenaje tras de su propia vivencia de Jorge Ruiz el gran cineasta fallecido hace pocas semanas

Fue, cuando tenía 8 años, que escuché por primera vez el nombre de Jorge Ruiz Calvimonte. Era en una publicación internacional, donde se presentaba un listado de las diez mejores películas bolivianas. Encabezada la misma “Vuelve Sebastiana”, un cortometraje de 28 minutos. “Vuelve Sebastiana” da a conocer una realidad cotidiana, pero ignorada de la Bolivia de la década de los cincuenta. Relatada por el eximio Luis Ramiro Beltrán, es la obra prima de la cinematografía indígenista, establece en la memoria de sus espectadores, una historia exquisita de la Bolivia Uru Chipaya, con sensibilidad auténtica. La mente humana, lamentablemente, generaliza acontecimientos y personas. Si bien “Vuelve Sebastiana” es uno de los más conocidos aportes de Jorge Ruíz, entre sus obras destacan además: “La Vertiente” y “Mina Alaska”, “Los Urus”, “Donde Nació un Imperio”, “Los Ximul” (Primer Film sonoro de Guatemala), “Laredo de Bolivia”, “Los Yamparaes”, “Altiplano”, “Caminos de Piedra”, ”Los que Nunca Fueron” (Primer Film Sonoro del Ecuador), “Las Montañas No Cambian”. “La Vertiente” es el primer largometraje del cine sonoro boliviano y exhibe una historia de amor en medio de una problemática social: la mortalidad originada por el consumo de agua sórdida. Destaca en el relato de esta película, la interpretación de canciones de uno de sus protagonistas (Raúl Vaca Pereira), en concordancia con las películas musicales de aquella época.

Las grandes obras son la extensión de las grandes personalidades. Las obras de Jorge Ruiz son tan fabulosas como fabulosa fue su personalidad. La humildad es la principal característica de una verdadera grandeza y tal característica la encontré en su persona, cuando tuve la oportunidad de conocerlo. Por ello, celebré la iniciativa de Elena Ferrufino C., de sugerir a las autoridades universitarias la otorgación del título de “Doctor Honoris Causa” al maestro Ruiz. Celebré mucho más, cuando esta iniciativa tuvo lugar en noviembre de 2011, cuando reunidos nuevamente, Jorge Ruiz y Luis Ramiro Beltrán, fueron distinguidos con el más alto reconocimiento de la Universidad Mayor de San Simón. Las distinciones deben ser realizadas, en vida. Agradezco a Dios por las ocasiones donde pude intercambiar palabras y sentimientos en las breves conversaciones sostenidas con el maestro Ruiz. Agradezco a su familia por difundir sus obras y todo el apoyo otorgado a los nóveles productores nacionales. Quedará en mi memoria, las experiencias que compartí con el excelso cineasta y relataré, entusiasmado, a mi pequeña hija Rebeca, sobre el extraordinario suceso de conocer al más grande en la cinematografía indigenista en Bolivia y el mundo.

miércoles, 25 de julio de 2012

La Prensa ofrece una sentida crónica sobre JORGE RUIZ notable cineasta sucrense que acaba de fallecer en Cochabamba


Fue uno de los cineastas más importantes del país. El exponente y realizador de Vuelve Sebastiana será enterrado hoy en Cochabamba.
“Se comunicó conmigo el domingo (22 de julio) por la tarde y me dijo que fuera a visitarlo. Sus palabras, algo entrecortadas, fueron: ‘Ven, es urgente. Es sumamente urgente’. Ésas son las últimas palabras que escuché de él”, recuerda el escritor y biógrafo José Antonio Valdivia, en referencia a la última conversación telefónica que tuvo con Jorge Ruiz, quien falleció a las 03.00 de ayer a los 88 años de edad. 
El realizador se encontraba internado hace tres días en el pabellón de Neumología del hospital de la Caja de Seguro Social de Cochabamba, según detalló su sobrino, Óscar Ruiz. Los restos mortales de quien fuera pionero del cine nacional fueron velados ayer y serán enterrados hoy a las 11.00 en el Cementerio General. El familiar de la figura boliviana indica que la Gobernación de Cochabamba le asignó un lugar en un espacio para personas célebres. 
Vida y últimos momentos. El impulsor del cine documental boliviano nació en Sucre el 16 de marzo de 1924. Estaba casado con Marina Arellano desde 1949, con quien tuvo tres hijos, Guillermo, María Esther y Marina, esta última fallecida. Guillermo se encuentra actualmente en Ecuador filmando una película de tipo indigenista. Fue contratado por los pobladores de Otavalo, localidad de la provincia de Imbabura, quienes sabían que era hijo de Jorge Ruiz y lo invitaron.
De acuerdo con Verónica Piérola de Ruiz, esposa del sobrino, el célebre boliviano falleció a las 03.00. “Estaba muy bien, se veía lúcido. No sabemos qué pasó. Él fue siempre muy positivo y nunca se quejó de nada”, dijo. Mientras que su sobrino asegura que varios factores derivaron en el deceso del célebre director. “En principio, sufría de presión alta y de diabetes, hasta que debido al frío le dio gripe y eso le afectó a los pulmones”, sostuvo. Lo que se les comunicó desde el hospital fue que “se le desequilibró el corazón”. 
Además, agregan que tenía achaques de nervios, estrés y su estado de ánimo era producido sobre todo por su edad. “Me aburre estar con esto”, le dijo a Óscar Ruiz, en referencia a su salud, ya que también caminaba con la ayuda de un “burrito” (aparato ortopédico que da apoyo a las personas que sufren entorpecimiento al caminar). “Para alguien tan activo, su mayor tensión era eso”, dijo el familiar. 
Estos días, José Antonio Valdivia, escritor y amigo personal del cineasta, lo acompañaba en su temporal lugar de estancia en el hospital, pues su familia pretendía transladarlo ayer a su casa. 
Valdivia publicó en 1998 una biografía sobre Ruiz titulada Testigo de la realidad y prevé publicar una nueva edición a fines de año. La reedición implicará principalmente la inclusión de los premios internacionales que Ruiz ganó, entre ellos, el Premio Ciudad de Huelva, en 2003 en España, un reconocimiento a su trayectoria cinematográfica. Otro es el Premio del Smithsonian Institute, con la medalla del Bicentenario, en 2006. Ese galardón colocó a Jorge Ruiz a la altura de los más grandes cineastas del mundo.
“Lo recuerdo como una persona cálida, esencialmente lúcida. Como cineasta, como pionero del cine boliviano, todos lo conocemos como un gran documentalista, como el cineasta más histórico de Bolivia”, refiere Valdivia.
Su legado. Ruiz fue el pionero en el cine sonoro y en color. La primera película con audio que filmó fue Virgen India, en 1948, y un año después presentó Donde nació un imperio, filme que inició la era del color en la cinematografía boliviana. Ambas producciones, en codirección con Augusto Roca, tenían 15 y 20 minutos de duración, respectivamente. 
Asimismo, su primer largometraje, en contraparte el último en blanco y negro, fue La Vertiente (1958), pero, sin duda, Vuelve Sebastiana (1954) es la principal carta de presentación de Ruiz al mundo. La destacada película fue premiada en el país y el exterior, y, a casi 60 años de su estreno, es una auténtica joya del séptimo arte nacional. “Se va una época, un gran maestro. Él fue el primer cineasta que trajo premios internacionales al país”, declaró Mela Márques, directora de la Cinemateca, quien anunció una retrospectiva en su honor próximamente. Ruiz, en suma, evoca historias, pasiones, enseñanza y recuerdo que perdura. Quien abrió la senda para el cine boliviano es un referente histórico y social que las generaciones actuales tendrían que conocer.
“En mi biografía está todo lo que tenía que decir. Fue un gran ejercicio mental hacerla. Quienes deseen conocer más de mí, remítanse a ella o al sitio en internet (www.bolivian.com/jruiz)”.
Jorge Ruiz / Entrevista concedida a Franchesco Díaz Mariscal para la revista Cosas en 2002.
“Con Jorge Ruiz se va una época, porque él trabajó con todo el arco del cine boliviano, desde los inicios con Roncal, Óscar Soria y Jorge Sanjinés”.
Mela Márquez / DIRECTORA DE LA CINEMATECA
“Extrañaremos su visión, su lectura y su construcción del cine. Con Vuelve Sebastiana incursionó en esa búsqueda que los bolivianos tenemos de nuestro orígenes”.
Pablo Groux / MINISTRO DE CULTURAS
“Creo que es el que comenzó a redescubrir lo que podría llamarse ‘la otra Bolivia’, ya que a través de sus documentales se pudo entender mejor el legado indígena. Fue un hombre que forjó el camino para otros cineastas”.
Antonio Eguino / CINEASTA
“Murió el caballero del cine Don Jorge Ruiz. Lo único más grande que sus películas era su corazón. Hoy siento que pierdo a un padre, al hombre que me inspiró a amar el cine. Dios bendiga su alma”.
Juan Carlos Aduviri / ACTOR
23 de marzo pasado, Ruiz recibió el Premio Eduardo Avaroa a la tradición y la trayectoria del cine boliviano.
63 años. Es el tiempo que Jorge Ruiz estuvo casado con Marina Arellano. Con ella tuvo tres hijos.
Un soñador de filmes con sello boliviano
Jorge Ruiz soñaba con otra aventura cinematográfica en las zonas tropicales de Bolivia, como las que caracterizaron la producción de Detrás de los Andes. Tenía también el ambicioso proyecto de filmar un largometraje de ficción sobre la Guerra del Chaco, basándose en los relatos del libro Sangre de mestizos, 
de Augusto Céspedes, comentó Alfonso Gumucio Dagrón en una publicación de bolpress.com
1915 Este año se presentó al servicio militar. Y por su condición de agrónomo, se le asignó a 50 conscriptos para dirigir una granja de Tolapalca, Oruro.
1947 Fue el año en que Ruiz, con una cámara filmadora de 8 mm, realizó su primer filme titulado Viaje al Beni.
1949 Filmó La Virgen India en la Isla del Sol, la primera sonora del cine boliviano. Fue exhibida en el cine Tesla de La Paz.
1950 A principios de este año produjo Donde nació un imperio, de 20 minutos, y colaboró Alberto Perrin, y ésta sería la primera película en color.
1951 Ruiz y Roca testimonian la cultura y la naturaleza del mundo autóctono andino en Los Urus, su primer documntal antropológico.
1952 El cineasta se da a conocer mundialmente con su obra mastra Vuelve Sebastiana. El filme es pemiado por el municipio en 1956.
1991 Su obra fue vista en los Ángeles, Estados Unidos en una retrospectiva, al igual que en Buenos Aires Argentina.
2001 Fue distinguido con el Premio Nacional de Cultura y en 2003, el Festival de Cine Iberoamericano de Huelva realizó un homenaje a la obra cinematográfica.
2006 El Smithsonian >Institute le otorgó a Ruiz La Medalla James Smithson Bicentennnial.Según esta institución el boliviano sumó 
109  filmes.