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martes, 9 de diciembre de 2008

don werner está siendo recordado en todas partes con singular afecto


BOLIVIA DESPIDE A WERNER GUTTENTAG

Por Enrique Bachinelo

Werner Guttentag, humilde, bonachón, sencillo fue el hombre que llegando de la vieja Europa, se asentó en los valles de “Cocha Pampa” en quechua; en castellano vino en llamarse Cochabamba. La región de clima benigno, muy acertadamente calificada como el “Granero de Bolivia” y desde allí, paso a paso, tesoneramente, con mucha voluntad y poco dinero, consigue poner en marcha la editorial “Los Amigos del Libro” que, con el paso de los años significó el pedestal para que el trabajo de la mayoría de los escritores bolivianos salgan a la luz del entendimiento para enriquecer la cultura nacional.

Escritores como Jesús Lara, Joaquín Aguirre Labayen, Luis H. Antesana, Raúl Botero, Hector Cossio Salinas, Ramón Rocha Monroy y otros tantos mas, fulguraron en el espectro de la intelectualidad altiplánica, extendiéndose a toda la geografía del Alto Perú y el mundo, gracias al trabajo ágil, preciso y seguro del editorialista más importante que se ancló en Bolivia. Nació en Breslau-Alemania, en 1919, llegando a Bolivia en 1939. Son los momentos eran trágicos para Europa por la presencia de un nuevo demonio encarnado en la esvástica, que conduce la segunda guerra mundial. Buscar el sentido de la vida es darle significado y eso persiguió Werner; le dio sentido a sus ideas de sembrar en el mundo libros, obras imperecederas que sobreviven a la muerte.

Contaba 30 años al momento de su arribo y hoy, a sus 88 años de trabajo preciso y seguro en su editorial, Guttentag se aleja, se va, luego de haber sido el guía, orientador y consejero de las nuevas generaciones del siglo XX que engrandecieron la cultura boliviana gracias a la labor progresista de don Werner. Miles de libros de autores nacionales marcaron el inicio del mundo cultural contemporáneo que conoce de la maravillosa producción del editorialista que, ahora en el ocaso de su vida, la luz va perdiendo su color y las sombras del mas allá le arrebujan con sus pliegues para que su espíritu siga por los senderos de los editorialistas que alumbran a la humanidad.

El escritor, editor, librero, bibliógrafo de origen germánico, pero nacionalizado boliviano hace dos días atrás, la parca le arrebata la pluma que tenia entre sus manos. Una dulce y triunfante libertad se apodera de Werner por que sabe que va a morir pronto. Los dolores del cuerpo le arrastran precipitadamente al final de la vida. A las profundidades del más allá, donde seguramente con la sagacidad que le caracterizaba, seguirá editando los libros de sus contemporáneos que le esperan para escribir la gran historia del más allá.

Bolivia le rindió su homenaje de despedida. El llanto embargaba los corazones de cientos de amigos, personalidades intelectuales, políticas y el pueblo sencillo que acompañaron sus restos en el velatorio y la marcha hacia la eternidad. Que Dios lo reciba en su santo reino, paz en su tumba y resignación para sus familiares. El mundo intelectual de Bolivia está de luto; crespón negro cubre la bandera de su nación originaria, y las condecoraciones con que fue galardonado se apoyaran en su pecho. La gratitud y el reconocimiento de Bolivia están en la “Cruz del Cóndor de Los Andes” en el grado de Comendador. “No leer lo que Bolivia produce, es ignorar lo que Bolivia es”.