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viernes, 25 de enero de 2013

Shimose se refiere al libro Corrupción en Bolivia de William Herrera que trata el asunto con claridad y sencillez. la obra se deja gustar y Pedro reclama por una segunda edición que pudiera incluir los casos "Sanabria y Ostreicher".


Los indigenistas kataristas esparcidos por Europa me acusaban una y otra vez de encubrir con mi silencio a los k’aras corruptos del MNR, del banzerismo y del MIR, como si yo fuera parte de aquel tinglado inmoral y delictivo. Después del tiempo transcurrido, espero que mis detractores se hayan dado cuenta de por qué no lo hice. No fue por complicidad o cálculo político, desde luego. Callé porque estoy convencido de que la corrupción es una manifestación del mal que afecta a todos los seres humanos, sean del partido que sean y de la ideología que profesen. Y al decir esto no estoy, de ningún modo, justificando el delito. Tampoco soy fiscal ni juez. Parafraseando a un político mexicano, mi profesor cruceño Tito Livio Pavisich (+) me enseñó –en el colegio Pedro Krámer, de Riberalta– que todos somos muy revolucionarios, muy socialistas, muy izquierdistas, muy puros y muy honestos hasta que trepamos al poder y el demonio nos pone a prueba. “¿Quién es el macho que resiste un cañonazo de 100.000 dólares?”, preguntaba y, socarrón, añadía: “Pero el diablo no sabe para quién trabaja”. Hoy, los masistas ya lo saben.
Seguiré sin hablar de corrupción y corruptos como algo exclusivo de un partido político en el poder; me ceñiré a comentar un libro presentado en la última Feria Internacional del Libro de Santa Cruz. Se trata de La corrupción en Bolivia (Cochabamba, Editorial Kipus, 2011), un libro excepcional. Su autor es el abogado cruceño William Herrera Añez, licenciado en leyes por la UAGRM, doctorado por la Universidad de Valencia (España), presidente de la Academia Boliviana de Estudios Constitucionales, vicepresidente del Colegio de Abogados de Santa Cruz y profesor de Derecho Penal y Constitucional en la UAGRM. Autor de seis libros, uno de ellos, La despenalización del narcotráfico (1996), sigue interesando no solo a los juristas.
Dividido en cuatro capítulos, La corrupción en Bolivia no es un estudio relacionado con el Derecho Penal, en sentido estricto. Se circunscribe a clasificar con claridad y sencillez los vínculos de la corrupción con otras formas de delincuencia, los actos y sistemas de corrupción en nuestro país, sus causas, las políticas preventivas, los organismos encargados de combatirla y las corrupciones judiciales. Un libro fascinante, entretenido y muy actual. Quien lo lea descubrirá un libro que, a dos años de su publicación, merece una segunda edición aumentada y corregida. Después del ‘caso Sanabria’ y del ‘caso Ostreicher’, sobre todo. // Madrid, 25.01.2013
Escritor

sábado, 19 de enero de 2013

es prosa no poesía, pero tiene riqueza literaria el texto de Lupe Cajías añoranza de las CARTAS que ya nadie recibe, y casi nadie escribe aunque la autora dice que no renunciará a las CARTAS con la ternura que no inspira la máquina


Hace un tiempo, la muerte de un ser entrañable me enfrentó a la realidad cotidiana, algo perversa, de la pérdida de los correos virtuales. Él, quizá sin querer convencerse que eran sus últimas horas, pedía un acceso a Internet en el hospital. En la fase agónica le fue imposible comunicar su contraseña y solo supimos su ansiedad por una esperada respuesta. Ninguno de sus familiares conocerá con quién se escribía.
El viento se bebe las cartas perdidas, decía Franz Kafka, impotente ante los mercurios decimonónicos que extraviaban misivas que podían ser decisivas, sobre todo en historias de amor. Juan Pablo Castel, el antihéroe de Ernesto Sábato, intenta en vano recuperar un sobre. Una nota nos puede llevar a la gloria o al desgarramiento.
Las cartas siempre fueron mis lecturas preferidas pues representan la esencia de las historias. Compré ediciones diversas con las correspondencias entre enamorados, o los papeles intercambiados entre científicos y sus discípulos; o entre los guerreros; tanto enseñan esos escritos personales.
En mi inclinación por el género de las biografías, fueron siempre las cartas las que me guiaron para conocer un poco más a mis héroes, sobre todo las escritas a pulso. Las palabras sueltas en papel grasoso, marcadas con lápiz y fechadas en Kilómetro Siete. O la esquela apurada de la madre desesperada porque su hijo estaba encarcelado. La carta larga al amigo revelando una historia completa sobre amores perdidos. Cartas que ya no se escriben.
Hace poco un colega colombiano me pidió que ya no siga con mi manía de enviar papel en sobre con estampillas, pues en Bogotá ya no existen carteros. Quieren rendirme. A mí me gusta escribir cartas a mano, con mi lapicero negro, con el trazo desordenado de siempre. No quiero que mis palabras importantes se queden encerradas en una línea imaginaria de unas máquinas que parecen contener todo y, en el fondo, nada heredan.
Esta semana, en asombrosa coincidencia con mi melancolía, recibí una carta de alguien que todavía cree en la correspondencia. Firmaba Líber Forti, que, con sus 95 años libertarios, es de los pocos que envía notas con emisarios personales, como en los antiguos tiempos de conjuras clandestinas. Alegría al leer los párrafos con recuerdos del congreso minero del 79: una referencia a una nota mía cuando tenía 22 años: la llegada de un anarquista francés, la muerte de Irineo Pimentel. Una carta impresa con la ternura que nos niega lo virtual

viernes, 18 de enero de 2013

Alcides Arguedas calificó "pueblo enfermo" a Bolivia, Sean Penn dijo que "la red de extorsión es un cáncer" por ello Shimose titula "pueblo enfermito" que tendrá que expulsar a Penn de su lista de "embajadores".


En una solemne ceremonia realizada en Palacio Quemado, el presidente Evo Morales nombró embajador del Estado Plurinacional al amigo del moribundo Hugo Chávez y dos veces oscarizado cineasta estadounidense Sean Penn (California, 1960). Al flamante embajador plurinacional y defensor del empresario Jacob Ostreicher –encarcelado en Palmasola por no sé qué delitos– se le encomendó abogar por la causa boliviana de reivindicación marítima, la despenalización de la coca y la extradición del expresidente Sánchez de Lozada, radicado en EEUU después de ser derrocado por la subversión katarista-cocalera de 2002-2003. [Los Tiempos, 07.11.2012].
Dos meses después de que Evo Morales designara a Sean Penn embajador plurinacional, el mismo Evo lo involucra (sin mencionarlo) en una conspiración contra el Estado Plurinacional a raíz del ‘caso Ostreicher’. Esto se infiere después de que el presidente denunciara una conjura de la CIA y del Departamento de Estado, destinada –según él– a desprestigiar a su Gobierno con el destape de la red de extorsión y corrupción gubernamental conocida como caso Ostreicher [La Razón, 05.01.2013].
Sin haber leído a Alcides Arguedas, Sean Penn coincide con el autor de Pueblo enfermo. El flamante embajador plurinacional declaró en Santa Cruz de la Sierra –en su segunda visita relámpago– que “la red de extorsión y corrupción es un cáncer que está atacando el corazón de Bolivia” [EL DEBER, 12.12.12]. Hace 103 años que Arguedas publicó Pueblo enfermo. Desde entonces, el cáncer ha ‘atacado’ no solo el corazón de Bolivia, sino a todo el cuerpo social. O sea que el cáncer ha hecho metástasis como el que está acabando con la vida del presidente de Venezuela, ‘hermano’ de Evo Morales y ‘amigo’ de Sean Penn, defensor de Ostreicher. ¡Vaya lío!
Si un boliviano hubiera dicho lo que dijo el embajador plurinacional Sean Penn, la carga de la brigada ligera del Gobierno lo habría estigmatizado como discípulo del réprobo Alcides Arguedas, y hubiera sido llevado a los tribunales, acusado de racista, colonialista y conspirador al servicio del imperialismo yanqui. En cuanto a Sean Penn, ¿devolverá el pasaporte diplomático? ¿Será invalidado su nombramiento de embajador? ¿Será declarado ‘persona non grata’? ¿O qué? Parece que va a ser “o qué” para evitar el ridículo plurinacional. // Madrid, 18.01.2013

lunes, 14 de enero de 2013

crónica cultural que ofrece ERBOL sobre el libro "Cine Comunitario" de 542 páginas con el auspicio de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano bajo la animación de nuestro compatriota Alfonso Gumucio Dagron.


El retrato del cine y el audiovisual comunitario de la región desde su historia hasta sus proyecciones es reflejada en 542 páginas del libro “Cine Comunitario en América Latina y el Caribe”, escrito por ocho estudiosos que exploraron el arte en toda la región, bajo la dirección del escritor y cineasta Alfonso Gumucio Dagron.

Todo ese proceso de investigación, de informes por cada país, y edición del texto definitivo culminó hace poco con la publicación en Venezuela del libro Cine comunitario en América Latina y el Caribe, una edición que estuvo al cuidado de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano, y que se imprimió en Caracas con el apoyo del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía (CNAC). El libro que no estuvo a listo a tiempo para ser presentado en el Festival de Cine de Margaritas, finalmente fue bautizado en La Habana en el marco del 34 Festival Internacional del Nuevo Cine Latinoamericano, explica Gumucio.

El libro se trata del primer y único estudio que aborda la situación regional del cine y el audiovisual comunitario. A través de sus 542 páginas se hace un recorrido por 55 experiencias y 14 países, y en cada caso se trata de desentrañar el pasado y el presente del cine comunitario desde sus raíces históricas más profundas hasta sus proyecciones actuales, incluyendo testimonios de los actores en esos procesos de capacitación, producción y difusión.

Agrega que en La Habana presentaron el libro en el Salón Vedado del Hotel Nacional, sede del Festival, en una mesa sobre cine comunitario en la que participaron además Alquimia Peña, Juan Carlos Lossada del CNAC, y Fernando Brugman de la Oficina Regional de Cultura de la Unesco.  

Durante mi presentación mencioné la importancia del cine comunitario como una manifestación del derecho a la comunicación, y no solamente como partícipe del séptimo arte. Expresé que el cine comunitario es todavía un subcontinente escondido, del que se conoce muy poco, y al que a veces se trata de juzgar en base a criterios que corresponden al cine comercial, cuando en realidad se trata de otra cosa, rememora.

Enfatiza que en la larga introducción que escribió para este libro, desarrolló en detalle esas ideas: “El cine y audiovisual comunitario es expresión de comunicación, expresión artística y expresión política. Nace en la mayoría de los casos de la necesidad de comunicar sin intermediarios, de hacerlo en un lenguaje propio que no ha sido predeterminado por otros ya existentes, y pretende cumplir en la sociedad la función de representar políticamente a colectividades marginadas, poco representadas o ignoradas. Este es un cine que tiene como eje el derecho a la comunicación. Su referente principal no es el cine y la industria cinematográficas, sino la comunicación como reivindicación de los excluidos y silenciados”, enfatiza.

En el prólogo del libro, Alquimia Peña destaca la importancia del cine comunitario como expresión de la interculturalidad:

“Todas las iniciativas comunitarias que se han estudiado en esta investigación son testimonio de la importancia de respetar y promover las culturas locales, y de convivir en espacio de diálogo intercultural. La existencia de una Convención internacional que reconoce la interculturalidad y el respeto por la diversidad, constituye para estos grupos comunitarios un marco de referencia fundamental. Aún a pesar de esas constataciones que hablan a favor de una mayor atención por la diversidad cultural en los procesos de producción de las expresiones audiovisuales comunitarias, los resultados de esta investigación acusan también la carencia de políticas públicas específicas”, asegura.

Gumucio relata que en una entrevista que le hizo Mabel Olalde Azpiri para el Diario del Festival, expresó parafraseando a Jesús Martín Barbero, que a veces es preferible “perder la película para ganar el cine”:

“Tenemos que cambiar nuestra manera de ver al séptimo arte para aprovechar todo lo valioso que hay en él. Sería beneficioso dejar de pensarlo solamente como un producto, y prestar atención a los procesos que tienen lugar en torno al cine comunitario —así comprende el fenómeno Alfonso Gumucio Dagron, coordinador general de la investigación Cine comunitario en América Latina y el Caribe”, acentúa.

Gumucio cuenta que los primeros partos son siempre los más difíciles. Investigar por primera vez un tema es un desafío que no es fácil, pero que deja la agradable experiencia de abrir una senda nueva.  Lo mismo me pasó con la Historia del cine boliviano que publiqué en 1982, cuando poco o nada se conocía sobre nuestro cine, o con Les cinemas d’Amérique Latine, libro que coordiné junto con mi amigo, ya fallecido, Guy Hennebelle.  Nos tomó seis años publicar en 1981 ese grueso tomo que por primera vez abordó país por país la historia y el desarrollo del cine en los países de nuestra región.

Esos proyectos pioneros suelen generar otras iniciativas que profundizan y amplían la información que con grandes dificultades se obtuvo en primera instancia, como ha sucedido con los libros que acabo de citar. Tenemos la esperanza de que suceda lo mismo con Cine comunitario en América Latina y el Caribe. Ya que el primer camino ha sido dibujado, que otros investigadores se interesen en el tema del cine comunitario y ofrezcan nuevos aportes. El primer paso ya está dado, detalla.

Los desafíos y protagonistas

De julio del 2011 a mayo del 2012 coordiné para la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano (FNCL) que preside Gabriel García Márquez, una investigación sobre el cine y el audiovisual comunitario en América Latina y el Caribe. Fue un desafío muy grande en el que me metí de cabeza instigado por Octavio Getino, quien me convenció que aceptara la invitación que me hacía Alquimia Peña, directora de la Fundación. Con habilidad, Octavio me hizo creer que en unos pocos meses podíamos despachar el tema, tampoco había financiamiento para más, indica Gumucio.

Agrega que ya metido en camisa de once varas y sin posibilidad de zafarme como el gran Houdini, conté con un grupo de investigadores que tomaron el desafío como propio y trabajaron con ahínco para llevar la investigación a buen término. Tuve todo el apoyo de los colegas de la Fundación del Nuevo Cine Latinoamericano y de Octavio, coordinador del Observatorio de Cine y el Audiovisual Latinoamericano (OCAL). Conscientes de que la Fundación disponía de muy pocos recursos, cada uno de los investigadores mostró un gran compromiso para trabajar tres veces más tiempo que el previsto inicialmente y para investigar dos o tres países en lugar de uno solo.

Cecilia Quiroga abarcó Bolivia, Chile y Perú; Horacio Campodónico hizo lo propio con Argentina, Uruguay y Paraguay; y Pocho Álvarez con Ecuador, Colombia y Venezuela. Irma Ávila Pietrasanta tomó a su cargo México y también la región centroamericana, mientras Jesús Guanche e Idania Licea se ocuparon de Cuba y la región caribeña insular. Finalmente Brasil, por sus dimensiones y la intensa actividad en el audiovisual comunitario, estuvo bajo la responsabilidad de Vincent Carelli y de Janaina Rocha, subraya.

jueves, 10 de enero de 2013

admiración perenne al trabajo de Alfonso Gumucio que siendo un cochabambino nato, recorre el mundo como animador de toda clase de eventos culturales. nos permite disfrutar de sus vivencias con la intimidad y proximidad de su talento

Elogio a don Alfonso Gumucio quién con su elocuencia y erudición, nos deleite todas las semanas o al menos 3 veces por mes, con sus textos tan llenos de sabor y de conocimientos sobre temas cultural de nuestro continente. Sus últimas entregas sobre el Festival Internacional de Cine de La Habana al que dice haber retornado después de dos décadas está dividido en dos partes. La primera una regia reminiscencia de la década de los 80, cuando el mismísimo Fidel Castro, con un saber hondo, y sinceramente preocupado por el mundo del cine, se convertía en el primer animadoro del Festival prodigándose en atenciones y en la captación de los films que se los sabía de memoria y que robándole horas al sueño, refiere que Fidel dormía sólo de 3 a 4 horas y el resto se dedicaba, además de sus responsabilidades de Gobierno, al análisis de las películas que de todos los rincones de nuestro Continente se exhibían para él en privado en una Sala de Cine de su domicilio o entonces de la Casa Presidencial.

Estoy seguro que Alfonso pudo ver ese extraordinario film, realizado y rodado en Bolivia llamado "Cuando se rompió el silencio" que tanto me llamó la atención de haber visto en el Festival Internacional de Cine y ahora Video que tiene lugar en Gotemburgo anualmente. Quizá ésta vía no sea la más adecuada, aunque la generosidad y buenhomía de ese cochabambino valioso, que nos hospeda como blog en su Bitácora...pueda lograr el milagro de que en su próximo artículo nos dedique, vaya, dedique al film nombrado algunos comentarios. Aprecio en alto grado, la capacidad que posee de adjetivar cada obra de arte, de relatar sobre escritores, escultures, poetas, músicos, pintores, educadores y de las experiencias y vivencias que ha tenido, tiene con ellos. Alfonso tiene el talento, la virtud de retrotraer historias y gentes del pasado y ofrecernos en una fuente de plata, la más feliz actualización.

Un abrazo sincero Alfonso y el recuerdo de buenos amigos como Oscar Arce Quintanilla que te tiene muy presente y se enternece cada vez que pronuncio tu nombre. Toda dicha y felicidad.

viernes, 4 de enero de 2013

Ni Reyes ni Magos titula Pedro Shimose la próxima celebración cristiana de todo el orbe aunque a la par que se afirma la existencia histórica de Jesús de Nazaret, algunas circunstancias están siendo precisadas a la luz de los hechos y del espíritu de los mismos


Ya no hay dudas respecto a la existencia histórica de Jesús de Nazaret, nacido en Belén, en tiempos del rey Herodes el Grande. Las vagas alusiones de su nacimiento en algunos textos de los historiadores latinos Suetonio y Tácito son refrendadas por las certezas contenidas en las Epístolas de San Pablo, los Evangelios, las Antigüedades judaicas del historiador Flavio Josefo y los Manuscritos del Mar Muerto hallados en Qumran (Cisjordania, Palestina, entre 1947 y 1956). También sabemos que no nació un 25 de diciembre del año 1 de nuestra era. No se ha podido precisar el año, pero el papa Benedicto XVI sostiene que nació entre 4 o 7 años antes de Cristo, aunque parezca una broma decirlo. Existe otra contradicción respecto al 6 de enero que cada año celebramos como la adoración de los Reyes Magos a Jesús recién nacido.
Tal despiole de fechas se explica por los cambios de calendarios, desde el judío hasta el católico gregoriano del año 582, pasando por el juliano/romano. Tales reformas trastocaron la cronología de los acontecimientos del mundo conocido hasta entonces. La Iglesia cristiana oriental celebró el 6 de enero como el día del nacimiento de Jesús para contrarrestar los cultos de origen egipcio que coincidían con esta fecha. En la actualidad celebramos el nacimiento de Jesús el 25 de diciembre porque los papas Julio I (350 d.C.) y Liberio (354 d.C.) resolvieron trasladar –con intención digamos apostólica– la fecha del 6 de enero al 25 de diciembre para regenerar la fiesta pagana del solsticio de invierno que, en tiempos de la decadencia romana, se había convertido en un desmadre padre, bajo el pretexto de rendir culto al dios Baco, origen de la palabra ‘bacanal’.
En cuanto a los Reyes Magos, ni eran reyes ni magos, ni tres. Al parecer fueron más, pero la tradición ha querido que coincidieran con el misterio de la Santísima Trinidad y, de paso, fueran símbolo de las tres etnias y de los tres continentes entonces conocidos: Europa, Asia y África. Los evangelios hablan de los Magos de Oriente. En la antigüedad, la palabra griega ‘magos’ significaba muchas cosas positivas y negativas. Los magos eran –en sentido positivo– filósofos, es decir, hombres sabios dotados de amplios conocimientos matemáticos, alquímicos, medicinales, geográficos, históricos, teológicos y astronómicos. Los Magos de Oriente de la tradición bíblica viajaron guiados por la estrella de Belén. Constituyen una metáfora: la razón camina, iluminada por la fe, en busca de Dios. Madrid, 04/01/13