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martes, 28 de agosto de 2012

no defiende Pedro Shimose lo político en la incorporación de "mestizo" en el Censo, sino lo racional, lo cultural o sea lo esencial


En un artículo publicado el mismo día con diferentes títulos: Censo y demagogia [EL DEBER, 17.08.12] y Los cangrejos [La Razón, 17.08.12], Reymi Ferreira, amigo y colega en la poesía, lamenta “que se arme polémica sobre la base de sofismas y conjeturas alejadas (sic) de la realidad…”. Reymi se refiere a la defensa que muchos hacemos de la opción ‘mestizo’ en la boleta del censo de noviembre. Llevo publicados seis artículos sobre el tema y lo que saco en limpio es que mi amigo no los ha leído. De haberlo hecho sabría que no se trata de “sofismas y conjeturas alejados de la realidad”. Por lo tanto, no entraré a rebatir la afirmación del exrector de la Universidad Autónoma Gabriel René Moreno, bajo cuyo mandato su universidad se pronunció a favor de la inclusión del término ‘mestizo’ en la boleta censal. Es decir, no hace mucho.
¿Y si leyó mis artículos? La respuesta es sencilla: Reymi discrepa de mi defensa de incorporar el término ‘mestizo’ en el próximo censo. Visto lo visto, él habla desde una perspectiva ideológica, mientras yo opino desde una perspectiva racional, vital, desde la cual la teoría indigenista –negadora del mestizaje en Bolivia– deja de ser argumento para convertirse en argucia. Decir, por otra parte, que la polémica sobre el término ‘mestizo’ es, además de estéril, un argumento frágil que pretende deslegitimar el censo, es un argumento torticero. Toda discusión es fértil y no deslegitima nada. Solo pretende razonar los hechos.
También afirma que “de los diez censos que se han efectuado en Bolivia, el de 1900 fue el último en que se utilizó la categoría ‘mestizo’ como identificación racial”. Lo dudo, porque Reymi no había nacido cuando yo fui censado con cuestionarios que contenían las casillas ‘indio’, ‘blanco’, ‘mestizo’. Dice Reymi: “En el caso del mestizaje (que es definitivamente (¿?) una categoría biológica implantada en la época de la Colonia) no se puede hablar de identidad cultural”. ¿Por qué no? Desde el mestizaje, es cuando más se puede y se debe hablar de identidad cultural, puesto que el ser humano no es solo biología; es eminentemente un ser social e histórico. Lo contrario sería caer en el racismo identitario del Gobierno o sea, la Nación Aimara.
“¿Qué de común tiene un mestizo potosino con un mestizo beniano?”, se pregunta Reymi. Le respondo. Un mestizo potosino y un mestizo beniano (como yo) tienen mucho en común: la ciudadanía boliviana, la lengua común (el español) y nuestra educación en los valores de Occidente, entre ellos, la Libertad, la Democracia y el Derecho. Espíritu libre, Reymi criticó a los grupos de poder en Santa Cruz y escribió su poesía iconoclasta; por defender la Democracia, muchos murieron luchando contra las dictaduras; y en nombre del Derecho, muchos seguimos rechazando la ‘justicia comunitaria’ aimara, la condición subalterna de las mujeres y la aberrante elección de jueces por votación popular.
Reymi afirma finalmente: “Queda claro que no incorporar el término ‘mestizo’ no es maniobra de nadie”. No, Reymi, no queda claro. Se trata de una maniobra de alguien que, en 2001, pilló desprevenido a ‘Tuto’ Quiroga y, de paso, a la ciudadanía boliviana, pues la eliminación del término ‘mestizo’ no es una jugarreta inocente. Tiene repercusiones políticas de resonancia mundial. Repetir en 2012 tal error es consolidar una falsificación de la realidad boliviana y legitimar estadísticamente la gran mentira indigenista en torno a Bolivia como ‘un país de indios’. // Madrid, 28.08.12.