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lunes, 13 de septiembre de 2010

colega y amigo Hans Delien escribe un sentido homenaje al autor de Mitayos de Potosí. RRII de Bolivia, Historia del parlamento. V. Abecia B.

Los notables del siglo XX van poco apoco abandonándonos, después de periplos de singular brillantez y donosura, en sus ricas vidas pletóricas de hazañas del espíritu. Ejemplos apasionados por la vida en todas sus dimensiones dejan tras sí la estela inmarcesible de sus contribuciones al desarrollo de los valores del ser humano, artes, ciencia, historia, ética, poesía, saltos de la sociedad para ir al encuentro del bien común, y proezas morales para glorificar la decencia de la existencia.

Valentín Abecia Baldiviezo, nacido en el regazo de la Villa Imperial de Carlos V y la magia embriagadora del Sumaq Urqu, montaña maravillosa, milagro de Dios, cuerpo de tierra y alma de plata, que asombró al mundo y lo transformó en los siglos que fueron crisol del Renacimiento y tras los bajeles de Colón surgió el resplandor espiritual de un mundo en el auge cenital de su apogeo, libres de los moros, España cristaliza su vida interior, defensora de la fe católica, Ignacio de Loyola y la contrarreforma, Santa Teresa la mística y A. Torquemada y sus coloquios satíricos, impactan Europa consolidando el estilo cultural español del siglo XVI, y la conquista del Nuevo Mundo.

Hay en su linajudo ancestro esta influencia que aparecerá antes, después y ahora con destellos indudables de esa riqueza, ejemplo, personalidades como Valentín Abecia Ayllón (1846-1910), vicepresidente de Ismael Montes. Valentín Abecia Baldiviezo, titulado abogado, completó estudios en Suiza y Estados Unidos. Y su formación como historiador y diplomático empiezan a darle el perfil definitivo de su gesta científica y política.

Lo conocí cuando era senador por Potosí, década del 90, representando al MNR, su rostro sereno, amable y de mirada profunda me impresionó, pero más sus intervenciones del Congreso, conciliador, sereno, con propuestas siempre de inteligente argumentación como convincentes soluciones a los problemas, de fina y frondosa erudición hacían su elegante retórica y sabiduría histórica, piezas magistrales de oratoria parlamentaria, que deleitaba a legos y especialistas. Embajador Plenipotenciario de Bolivia varias veces y Canciller. Tenía la gracia de su simpatía con esas virtudes que exigían el desempeño de la Cámara Alta. Escritor de muchos libros de consulta e imperecederos, de especial relevancia, como Historiografía boliviana, Ciencia y metodología de la historia, Mitayos de Potosí, Historia de las relaciones internacionales de Bolivia, Historia del Parlamento.

Y una anécdota misteriosa como profética ocurrió en una sesión; se acercó a mi curul y con voz suave me obsequió el primer tomo de esta última obra; era la hora del crepúsculo frío y en su dedicatoria cortés y sincera; estampó su firma y fecha, 29 de julio de 1996, hace catorce años, justo día y mes en que lo acompañamos a su última morada. Su amistad que me honró y su ejemplo que enseñó me acompañarán siempre. ¡Adiós a este noble Patricio!

Médico

Hans Delien