LOS
OLVIDADOS Y UNA CRÍTICA COCHABAMBINA
A comienzos del
año 2007, leí el trabajo original de Mauricio d´Avis sobre su texto-guión que
él denominó “Los Olvidados”. Me impactó vivamente que un joven profesional que
no vivió los duros tramos históricos del Plan Cóndor, escribiera magníficamente
y relatara en forma tan patética los incidentes de vejámenes a las víctimas de
la izquierda política. Nefasto plan internacional urdido para liquidar
socialistas, cualquiera fuese su condición humana y credo religioso, en nuestros
países del continente americano.
El Guión para un
futuro film fue concebido por él en Los Ángeles, EEUU, el año 2003 donde
concluía su formación profesional de cineasta luego de esforzada labor de
investigación, recopilación de
datos, información testimonial, lectura de libros, artículos, reportajes,
documentos que le permitieron pergeñar un proyecto fílmico de gran valor artístico e
importancia histórica, de expresar en arte audiovisual un tema candente que
concordaba con el movimiento ideológico político en que estábamos inmersos.
Inmediatamente
lo recomendé a la autoridad correspondiente en el Ministerio de Cultura. El
Jefe de Arte cinematográfico leyó el Guión, escuchó de labios del autor los
objetivos a privilegiar en el mensaje de la futura película: respetar a los
derechos humanos y a la dignidad de persona, rescatar del olvido a los seres
dañados por las tiranías y, castigar la historia real y oscura del Plan Cóndor
originado en La Escuela de las Américas de Panamá, donde se entrenaron los
militares asesinos.
La autoridad cultural,
ignara en todo, no entendió el objetivo propuesto por Mauricio; desahució el
proyecto-guión de largometraje por considerarlo muy costoso. Mauricio d´Avis
Loayza salió frustrado de ese intento de cooperación y patrocinio.
Han pasado 11
años desde la concepción original del autor Mauricio d´Avis; y hoy, luego de 10
versiones correctivas de mejoramiento, nuevos datos, notas y sufrimientos
personales, plasmada en “una gran
película de calidad y un largometraje de
primer nivel para todo el mundo”, como él autor la califica con elevada experiencia. Manifiesta, con
afirmaciones de trascendencia ética, que es muy loable el esfuerzo y la
colaboración conjunta entre todos los talentos que lograron realizar la
película: “desde los prolegómenos, la producción
y actualmente la post-producción, nacionales e internacionales, de todos quienes
llevaron adelante su propio proyecto cultural”
El éxito del
film boliviano producido por Karla Ortiz está asegurado en todos los aspectos, dirección,
sonido, imagen, actuación, impecables; responden a la concepción original y son
meritorios. Así mismo, el mérito de Mauricio d´Avis, también es inobjetable. Un
futuro de realizaciones profesionales en el campo de la cinematografía depara a
ambos creadores. La productora reconoció reiteradamente la concepción original
de d´Avis en la presentación efectuada en la H. Alcaldía Municipal de
Cochabamba. Lástima que en la Premier no se invitó al autor del Guión de Cine, quizá por un descuido lamentable que presumo
fue involuntario.
He leído,
disgustado, tres artículos de reprobación de la película Los Olvidados en
“Ramona” el 3 del presente mes. Destilan maldad crítica que el suscrito cuestiona
porque banalizan todo un esfuerzo colectivo profesional que más bien, debe
apoyarse, por tratarse de una gran iniciativa boliviana que devela sin temor la
sórdida historia criminal.
No acepto el
maniqueísmo en general, dado que no existe el bien y el mal absolutos, ni en la
conducta ni en el intelecto humano, pero en cuanto a principios éticos de
trasunto moral, la doctrina es taxativa. Privilegiar la vida y la dignidad de
persona.
Otros principios
bioéticos de la comunicación a considerar son: la beneficencia, la justicia y
la no maleficencia; ésta último está ausente en los artículos de la Ramona.
La tortura y el
genocidio son delitos de lesa humanidad. En Bolivia, existe antecedentes desde
el nacimiento patrio: La Recoleta, Las matanzas de Yañez, Melgarejo, Coati, el
Control Político, San Juan, Tolata, Terebinto, Curahuara, campos de
concentración; tiempos del MNR, regímenes militares de Bánzer, Natush, García
Meza, Arze, y los civiles acompañantes; con artistas de la tortura que ameritan
varios films: Ariñez, Menacho, Gayan, Pepla, Bloomfiel, San Román, Altman;
expertos en aceite de camión, picanas, siglas del partido en la piel, tímpanos
perforados, violaciones, todo inadmisible y en trance de olvido.
La película boliviana “Los
Olvidados” tiene el mérito de incitar a comentar, reflexionar, aprender y rescatar terribles
historias para rectificar y educar el alma de las generaciones a venir y jamás
aceptar el terrorismo de Estado, los atentados a la democracia, a los DDHH, la
posibilidad de tortura organizada desde las esferas ejecutivas, sea el gobierno
militar o civil, cualquiera fuese su ideología imperante.
Comencemos
recordando la verdadera significación y el patetismo del evento genocida del
Plan Cóndor y sus consecuencias en los países donde fue aplicado. Fue el acuerdo
criminal más infame que jamás existiera en la historia americana, por supuesto
dirigido desde el Imperio y sus agentes, como asegura el film. Planificado y
ejecutado por militares y civiles, sicarios nacionales y extranjeros, asesinos.
El resultado fue desastroso, lo dice uno de los críticos: 30 mil desaparecidos,
50 mil asesinados, miles de torturados, expatriados. Las víctimas del norte
chileno asesinadas por Sergio Arellano Stark y Eugenio Rivera, en La Caravana
de la Muerte. En Santiago asesinaron a dos condiscípulos: Iván Insunza,
idealista del comunismo y benefactor de las villas miseria fusilado en el
estadio, y Gabriel Castillo, psiquiatra soñador de bellezas, muerto en la
puerta de la Iglesia de San Francisco en la Alameda.
El Gral
Contreras, se dinamitó a un médico en Tocopilla, se encontraron sus manos al
fondo de una mina; Salvador Allende, asesinado con misiles de altura en el
Palacio de Toesca según asegura mi profesor Girón que le atendió hasta la
muerte. A Martín Almada, paraguayo, le mataron la esposa, a él torturaron en
prisión pero logró rescatar los documentos que incriminan a los autores de todos
los países involucrados. Al Prefecto Alberto
Guzmán y a su esposa Rina Tapia, cochabambinos, los tomaron presos, torturaron,
golpes con fracturas costales, fusilamiento teatralizado, exilio definitivo. En
la prisión de Viacha, la médica atendió el parto de una prisionera violada, la
recién nacida fue llamada:“Bolivia Libertad”, vive en La Paz. Los asesinatos de
Letelier, J. J Torrez. Todos estos testimonios no pueden quedar en el olvido y deben
ser crudamente expuestos, relatados, filmados, aunque den asco a los jóvenes críticos
que no tuvieron la vivencia de esa ignominiosa realidad genocida.
El film “Los
Olvidados” pudo haber sido aún más cruel para lograr el objetivo propuesto,
pero mantiene un nivel bajo de violencia confrontada con la realidad, la
gravedad del terrorismo de Estado, la delincuencia
política y la bajeza humana. Apenas unas picanas en los pabellones auriculares,
cuando en realidad fueron polos eléctricos introducidos en el intestino
terminal y en los genitales o en el cráneo para generar convulsiones epilépticas.
Algunas inmersiones en turril de agua limpia, cuando la verdad fue diferente: los
cuerpos de las víctimas envueltos en alambre de púa, inmersos en turril de
deposiciones hasta la asfixia. Puntapiés, golpes de puño e insultos groseros;
cuando más bien, se ejecutaron amputaciones de manos (Víctor Jara), fracturas y
contusión de vísceras, explosión de cuerpos con dinamita, torturas inquisitoriales
ejecutadas por torturadores acompañados de médicos que controlaban los signos
vitales para detener o reiniciar torturas que no lleguen al paro cardíaco.
Luego, enviarlos en aeronaves para dejarlos caer vivos al mar, a los volcanes,
a los ríos. Violaciones multiplicadas hasta el embarazo, para robarles el
recién nacido e inscribirlos como suyos, activos delincuentes de la identidad
personal. Todo esto, no está revelado en la película por delicadeza ética protegiendo
la salud mental de los observadores.
El film tiene nobleza
en el propósito, también en la reproducción de la verdad histórica, aunque un
tanto restrictivo por todo lo expuesto. Los críticos creen que el objetivo del film fue distraer, están
equivocados, se persigue recordar, jamás olvidar a los olvidados, y sancionar esa
gesta de criminalidad que avergüenza la historia americana. Reitero, el film
fue respetuoso de la sensibilidad afectiva; quizá prolongado el tiempo de
exposición, pero tensamente informativo y patéticamente real tal como
sucedieron los hechos; cruel como la imaginó Mauricio d´Avis, verídica como la gestó
la inteligente productora y protagonista Karla Ortiz. La artista logró
humanizarla con sus reflexiones correctas, los parlamentos y los debates
cargados de sentimiento al interior del sufrimiento humano. Es una película
para seres de mentalidad y reflexión maduras. En cuanto a las críticas anotadas,
son puntos de vista que no comparto en absoluto. En la extensa página central
del periódico se registra apenas una decena de pensamientos positivos; en
cambio, se cuentan casi 40 mandobles de comentario destructivo. Quisiera
transcribirlos, más prefiero guardarlos en el olvido.
Afirmo que en el
film Los Olvidados, ninguna escena fue imaginada sin veracidad, descuidando los
testimonios. Todo el contenido merece consideración, con sentido constructivo,
por supuesto. Existieron los ambientes de tortura, iluminados, y montados para
la tortura, no se inventaron. Los regueros de sangre, las aniquilaciones
sumarias, los cuerpos heridos, las cacerías, existieron. El enamoramiento
dentro de la tragedia humana ocurrió porque esa es la condición humana. Los “tortolitos”
es una expresión peyorativa. Espectacularizar las torturas no es suficiente
ante las evidencias relatadas. Villa Grimaldi fuera de Santiago, Centro Barros
Borgoño tras el Mapocho, donde inicié mi estudio de medicina, existió, casi me
torturan por tomar fotografías de evocación; y el propio Estadio que hoy lleva
el nombre de Salvador Allende.
La calificación:
“Broma de mal gusto que Lucia se despache
una lamentable reprimenda contra los militantes torturados a los que trata de
delincuentes, asesinos, que han escogido el camino de la política, víctimas de
los gorilas represores, sugiere una mirada tolerante y hasta justificadora de
los torturadores y sus acciones, olvido travestido de perdón hacia sus verdugos”,
es una opinión fuera de contexto que tergiversa la intención humanista de la
mujer gestante. “Cinta que Banzer y sus
acólitos estaban esperando”, creo que es un despropósito, pues los
responsables deben estar de viaje, atemorizados ante la evocación terrorífica de
su conciencia. La crítica: “Película apta
para parte de ¡éste país! acostumbrado a olvidar a sus caídos y redimir
a sus torturadores verdugos y dictadores”. Justamente es todo lo contrario,
con ella se logrará rescatar el recuerdo para toda la América mellada por el
Plan Cóndor, sancionar el delito, prevenir otro Plan siniestro que podría
repetirse en cualquier momento y con cualquier gobierno.
Finalmente, expreso
todo mi homenaje al esfuerzo profesional y artístico de todos los creadores del
hermoso film “Los Olvidados”, película testimonial que debe ser vista por todos
los bolivianos, chilenos, argentinos, uruguayos, paraguayos y brasileros, por
todo el mundo civilizado. Merecido fue el encendido aplauso tributado al
término del film en la Premier. Toda crítica debe ser tomada en cuenta, la
postura reaccionaria es previsible dado el grave contenido del tema expuesto; en cualquier tendencia existen dogmáticos que
pueden repetir la hazaña criminal, y, que enarbolan la bandera de la violencia.
Yo aplaudo de píe al autor del Guión: Mauricio d´Avis, y a la actriz productora
Karla Ortiz, consagrados ambos en la película boliviana “LOS OLVIDADOS”.
Gastón
Cornejo Bascopé
Cochabamba,
Domingo 3 de agosto 2014.
BIBLIOGRAFÍA.
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Vargas
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