Vistas de página en total

lunes, 27 de agosto de 2012

de nuevo el efluvio literario de Gastón Cornejo generoso, abundante, sin reservas para Mario Lara cuya alma nos la describe con ternura. Bravo!

Retorno al tiempo de un poema pergeñado en gratitud a una intervención efectuada sobre el soma del poeta nuestro. Relato en síntesis su proficua existencia desde que ingresó a mi corazón hasta el término de su vida en plenitud.

En el poema que años después leo con detenimiento y en voz alta, cargado de emotividad, encuentro al paciente y poeta Mario Lara López, describiendo las manos presurosas del cirujano trabajando en su tierra labrantía, el arte quirúrgico perfecto sobre su cuerpo inane, e imagina en la bruma de su percepción la reparación de tejidos hendidos con expresiones sensibles. A lo largo del proceso asumió una reflexión profunda, aproximándose, en su interioridad afectiva, a su progenitor héroe en la guerra del Chaco, a su padre literario y mentor ideológico, su tío escritor y poeta, rebelde y comunista, su tío Jesús Lara a cuyo costado descansa por toda la eternidad. 

En los últimos casi cuarenta años desde aquel evento, atesoré su obra, conocí su gran espíritu y aprecié su tierno afecto de hombre exclusivo; sobre todo, gocé de su hermosa amistad. Él escribió numerosas obras de valor literario, sembró bondades, acopió enigmas de hermosura, regaló poesías por doquier, esculpió sonetos, coplas, trovas; cantó baladas, elegías, versos y su numen continuó floreciendo en sus surcos regionales; sus musas y sus duendes le acosaron y la cosecha dio frutos sabrosos y abundantes: muchos libros, miles de versos; “El Grillo”. “Hotel Canadá” “El Amanecer del Canto” “Voces Fraternales” “Héroes de Ñancahuazí”, relatos, poemas, prosa poética.

Don Augusto Guzmán dijo de él: “Poeta del sentimiento en la complejidad de las manifestaciones del espíritu, la alegría, el dolor, la simpatía, la amistad, el desengaño, la esperanza, la ilusión, la soledad, el desconsuelo, el vencimiento y la muerte. Poeta en el pensamiento, en la conducta y en la vida”. 

Cuánta sensibilidad contenida en el alma de nuestro poeta amado. Cuánto cúmulo de embriagadores vocablos vibrando escondidos entre los pliegues de sus circunvoluciones cerebrales jugando a estructurar sentidos poemas y canto original, tesoro de piedras preciosas argentadas, rubíes, brillantes, gemas de vivos colores en su cerebro, escondidas y brotadas por el milagroso arte de un poeta amador de la belleza y de la vida, nauta de pensamientos alados en ensoñación de paisajes, idealista contumaz, intimidad maravillosa que albergó un alma selecta de esencias perfumadas.

Llegó a la meta triunfante y mucho antes de embarcar con Caronte, arribó al umbral de la abstracción intelectual. Luego, se tornó erial en prodigalidad; mas antes de morir se vistió de árbol nativo, de provecto chillijchi, con la fronda poblada de horneros, de ruiseñores, que solamente él con deleite podía escuchar, y en sus ojos oscuros de mirar profundo, se reflejaban las caricias que recibía tiernamente, en sus ojos humedecidos de lágrimas, como un niño herido, presto a dejar la existencia para entrar a la eternidad de los poetas. Así lo observé antes del colapso. Yerto el cerebro productor de la belleza, su alma alada se elevó a los cielos, victoriosa. Subió a la barca, y Caronte remó firme. Le acompañó Cristóbal cargando al tierno niño que fue él, en sus brazos protectores, a la otra orilla de la luz donde está el cielo prometido a los poetas, a la fuente de la belleza pura, de la bondad más santa, a la eternidad sublimada donde amaneció para él un nuevo día, el resplandor para nuestro niño amado. Resurrección y redención milagrosa para el trovador Mario Lara López, el excelso poeta de la luz y el sentimiento.