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viernes, 27 de abril de 2012

sorprende Pedro Shimose que se atreve a llamar las cosas por su nombre "en una Argentina empoderada por la necrofilia peronista" Ejemplar y único


Fracasada la intentona de una nueva aventura bélica en las Malvinas, la patota peronista de los Kirchner se ha lanzado al abordaje de YPF/Repsol. Como sabemos, la recuperación de las Islas Malvinas es el tema recurrente de los gobiernos nacionalistas argentinos cada vez que hay problemas en el país de los cinco premios Nobel (Saavedra Lamas, 1936 / Houssay, 1947 / Leloir, 1970 / Pérez Esquivel, 1980 / y Mildstein, 1984) y de Jorge Luis Borges, que no lo obtuvo porque Dios, la Academia sueca y los peronistas no lo quisieron.
Perón destituyó a Borges de su cargo de director de la Biblioteca Nacional, en 1946, y lo designó Inspector de pollos, gallinas y conejos en el mercado de Buenos Aires, puesto que el autor de Historia universal de la infamia rechazó, naturalmente. A Borges no le ofuscó la infamia justicialista; lo que le mortificaba era la marcha de los muchachos peronistas dándole al bombo: “Perón, Perón, / ¡qué grande sos! / Mi general, / ¡volvé otra vez!”. Borges debe revolverse en su tumba ginebrina, porque los fantasmas de Perón y Evita han vuelto de la mano de los Kirchner (Héctor Cámpora fue un paréntesis montonero y Carlos Saúl Menem, un oxímoron peronista-neoliberal).
Tres escritores –Tomás Eloy Martínez, Andrés Oppenheimer y V.S. Naipaul (premio Nobel de Literatura 2001)– nos ayudan a descifrar el enigma de la esfinge peronista y un tango, en el país del tango, aclara precisamente la cosa, ¿viste?: “El honrao se vuelve chorro / por el quiebre del ahorro; / el ladrón es hoy decente / y a la fuerza se ha hecho gente / ya no encuentra a quién robar, / porque la guita que había / otros se la han afanao” (Al mundo le falta un tornillo, de Cadícamo y Barbieri). A esto, los argentinos le llaman ‘El corralito’. Es el corsi e recorsi de los ‘descamisados’, hoy convertidos en ‘yuppies’ expropiadores, amigos del expolio.
Naipaul escribió hace años una crónica profética titulada El regreso de Eva Perón; Martínez, las novelas Santa Evita y La novela de Perón; y Oppenheimer, el artículo titulado Argentina: ¿a contramano del mundo? (El Nuevo Herald, de Miami / EEUU). Ellos nos ayudan a comprender lo que está pasando en “el jardín de los senderos que se bifurcan”, o sea, el laberinto argentino. En 1996, Carlos Fuentes publicó un soberbio comentario a la novela de Martínez. “Santa Evita –escribe– es la historia de un país latinoamericano autoengañado, que se imagina europeo, racional, civilizado, y amanece un día sin ilusiones (…) más enloquecido porque jamás se creyó tan vulnerable, dolido de su amnesia, porque debió recordar que también era el país de Facundo, de Rosas y de Arlt, tan brutalmente salvaje como sus militares torturadores, asesinos, destructores de familias, generaciones enteras de argentinos”. (Suplemento Cultura /La Nación, Buenos Aires).
La necrofilia peronista construye extrañas analogías: Evita muere consumida por el cáncer y Néstor Kirchner de un paro cardiorrespiratorio. A Evita la momifican como una faraona sin pirámide y a Néstor le construyen un mausoleo apto para romerías macabras como ocurre en el relato El simulacro, de Borges. Si Evita se apoyó en un brujo llamado Perón, Isabelita se apoyó en otro, llamado López Rega. Hoy, Cristinita se ha inventado el suyo, llamado Axel Kicillof. Al fin de cuentas, la expropiación de YPF/Repsol es una conjura mágica. Lo que venga después será un cuento chino sobre una ‘Vaca Muerta’ que ya empieza a oler mal. // Madrid, 27/04/2012.
* Escritor