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lunes, 23 de octubre de 2017

poema dedicado a JAIME HUMEREZ SELEME, que acaba de dejar este mundo. homenaje de su hermana Norah Humérez Commtois y que figura en su libro Alma Boliviana ditado en 2006

Homenaje al Periodista

Prístina la pluma, clara la mente.
el periodista trabaja infatigablemente
en su afan de informar, de conscientizar.
Pregoneros de la justicia, de libertad.
los periodistas ponen mente, cuerpo y al ma
al servicio de la Humanidad.

escriben crónicas sobre la via.
caminando con el pueblo.
paso a paso. cada noche. cada dia.

escriben crónicas sobre política.
despertando en sus conciudadanos
el deseo de participar.

preparan crónicas sobre la.
fruto de conflictos devastadores.
Tratando de promover la paz.
estos seres desinteresados se sirven de periódicos
radio, televisión. red internet para trasmitirnos su mensaje
de diálogo y de hermandad.

no vacilan jamás ante los retos.
estos profesionales arriesgados,
y realizan actos de heroismo
sin esperar retribución.

los periodistas observan la guerra.
desde horrorosas trincheras.
desde el cielo. desde el mar.
ayudándonos a comprender
la coyuntura de luchas fratricidas.

seres comprometidos son,
y a veces injustamente condenados.
a pesar de las cadenas inauditas
saben mantenerse erguidos
en el fondo de lúgubres prisiones.

personas reducidas al silencio.
por multifacéticas censuras.
saben afrontar abuso y dictadura.
en lo recóndito del alma y del corazón

perioddistas hombres y mujeres
de toda nacionalidad.
nacidos para pregonar la libertad.
os rindo mi sentido homenaje y os invito a continuar
al servicio de la Humanidad-

miércoles, 18 de octubre de 2017

de verdad que extranamos la presencia de Pedro en El Deber y otros medios donde solía escribir regularmente su columna. algún otro columnista Paulovich había tomado igual decisión por razones parecidas, pero luego, lo pensó mejor y hasta hoy, lleno de chispa y gracia criolla, sigue entregándonos sus textos. Ojalá Pedro se reponga y retorne a lo suyo, la rica, fresca y siempre aleccionadra prosa literaria.


Lo extrañamos, Pedro Shimose


Desde que se anunció que el laureado poeta, escritor y crítico literario Pedro Shimose Kawamura (77) dejaría de escribir en EL DEBER, después de una brillante estadía por motivos de salud, quienes lo apreciamos y admiramos hemos comenzado a extrañarlo.
Considerado como la voz portentosa de la lírica de vanguardia boliviana, Shimose ha trascendido nuestros llanos y laderas con obras monumentales, sobresale Quiero escribir pero me sale espuma (1972), que le valió el premio Casa de las Américas. El también narrador, ensayista y catedrático, es un hombre sencillo y carismático que supo instalarse en el parnaso con su estilo original y la flema heredada de sus ancestros. En 2011 legó al mundo intelectual Poetas del Oriente Boliviano, una antología que busca convertirse en otra lectura de la poesía escrita por los poetas cambas de hoy y de ayer, representantes de una nueva sensibilidad, de un nuevo modo de concebir el lenguaje y de un nuevo tratamiento de los temas de la poesía lírica inmersa en el amor, la soledad y la muerte.
El redescubrimiento de la naturaleza, la conquista de territorios ignotos, las patrias nuevas, la libertad, la justicia y las luchas sociales forman parte de su estro creador.
En el campo lingüístico es un purista impenitente que se opone a desnaturalizar nuestro idioma cervantino. Con una mirada de fina ironía escribió un ensayo titulado Elogio de la lectura, que representa un canto sublime a las nuevas generaciones, para que no tropiecen con los gazapos y depuren todo lo que busca contaminar las reglas de ortografía y gramática. Afirma: “Esta generación de internautas te mira como si fueras un dinosaurio que habla de libros y bibliotecas en vez de playstation, blogs o chats”.
Es admirable su búsqueda a partir del excelso Raúl Otero Reich, de una nueva estética y una nueva ética; es decir, otra forma de expresar la belleza del mundo, en general, y del trópico boliviano en particular. El surrealismo hispánico -García Lorca y Neruda- echó raíces en las corrientes telúrica y nativista de la poesía camba.
Mientras escribo estas líneas, del fondo de mi computadora afluyen los sones de Sombrero de saó, el taquirari compuesto por Pedro Shimose, y sin duda, el más emblemático escuchado aquí y en ultramar. Le auguro un merecido descanso y un pronto retorno a la tierra de sus amores.