Vistas de página en total

lunes, 5 de marzo de 2012

Hernando García Vespa me llamó poderosamente la atención cuando leí sus primeros escritos. Comparé su estilo y la temática de Constancio G. Vigil, el padre de la espiritualidad en Argentina. El Deber nos ofrece una columna que confirma la grandes dotes de García Vespa

En un ambiente bucólico y coloquial, rodeado de la intimidad de su dulce hogar, la última semana de diciembre pasado disfruté de su presencia mayestática, sin imaginarme que poco tiempo después sus ojos se cerrarían para siempre. El gran escritor Hernando García Vespa me confesó entonces que el camino al ascetismo místico siempre ligado a su figura no era para él. Me habló del deleite de la vida, del agradecimiento, de su formación y de la poesía de la atención, y también de sus cuitas. Dijo que la única religión válida es la meditación, que desde el plano filosófico significa contemplación. Proféticamente me abordó el tema de los ciclos que la vida le brinda al hombre para cumplir un rol en este mundo, y los mensajes y reflexiones que quedan flotando una vez que se cumplen dichos ciclos fatales de la existencia humana. Al despedirnos, el anfitrión me obsequió el libro Cascada poética, del vate Oswaldo Rodríguez Román, que en su proemio subraya: “Este poeta romántico y humilde, nacido en San Ramón, en ese pueblo ameno y natural, palpitante y sonoro, de tierra profunda y generosa, que en cada amanecer despierta a orillas del Machupo, un río de aguas dulces, de pájaros azules, de nenúfares en flor y de peces incandescentes”.
A manera de homenaje póstumo, transcribo algunos de sus sublimes pensamientos y reflexiones que me dictó durante las tertulias que degustamos juntos y cuyos apuntes conservo como una reliquia:
“Sin democracia la libertad es una quimera”. “El escritor hace algo mejor que inventar: descubre y se introduce en los meandros del alma viviente”. El hombre ha perdido la llave maestra del cosmos y de sí mismo; desgarrado en su interior, separado de la naturaleza, sometido al tormento del tiempo y del trabajo, camina anonadado en un laberinto que parece no tener salida”. “No es poeta aquel que no ha sentido la tentación de destruir o crear otro lenguaje”. “El amor nace de un flechazo; la amistad del intercambio frecuente y prolongado”. “Las masas humanas más peligrosas son aquellas en cuyas venas ha sido inyectado el veneno del miedo… el miedo al cambio”. “El libro es un pájaro con más de cien alas para volar”. “Cuando anuncian por el altavoz que se ha extraviado un niño, siempre pienso que ese niño soy yo”. “El reloj no existe en las horas felices”. “Si te conoces demasiado a ti mismo, dejarás de saludarte”. “El mejor destino que hay es el de supervisor de nubes, acostado en una hamaca mirando al cielo”. “El epitafio es la última tarjeta de visita que se hace el hombre”. “El otro lado del río siempre estará triste de no estar de este lado”. 
Como verán, el Dr. Hernando García Vespa nos sigue iluminando.