No es que el presidente Evo Morales lamente su suerte, pero lo cierto es que los dioses andinos lo han abandonado. Empezó por perder ‘su’ referéndum del Sí convertido en No, y a ese desastre le siguieron otros. Recordemos algunos:
1) La crisis que empieza a perforar la “economía blindada” del Gobierno; 2) el fenómeno climático El Niño y su atroz sequía; 3) la lesión de la rodilla plurinacional que pertenece al pueblo; 4) la derrota electoral de la “hermana” Cristinita, el “impeachment” de la “prima” Dilma y la pelea judicial con la “hermanastra” Michelle; 5) la persistencia de manifestaciones, huelgas y bloqueos folclóricos; 6) el caso de “la cara conocida” y del niño que nunca existió después de haber nacido; 7) el caso CAMC y el tráfico de influencias en los despachos de “mi rey”; 8) el caso de las vacas muertas en tiempo de vacas flacas; 9) el caso Fondioc que “desfondioc” el mito de la moral superior originaria (ama sua, no seas ladrón / ama llulla, no seas mentiroso); 10) el caso del viceministro Illanes, asesinado por los mineros cooperativistas; 11) la ausencia del presidente Evo en el acto de posesión del nuevo presidente de Perú, Pedro Pablo Kucinsky, y 12) la ausencia del presidente Evo en la firma del acuerdo de paz entre el Gobierno de Colombia y la guerrilla de las FARC, convertido en papel mojado después del referendo del 2 de octubre. Duele no haber salido en la foto porque el presidente Juan Manuel Santos llamó a sus homólogos de Brasil, Paraguay, Argentina, Chile y Perú para invitarlos al baile, pero no llamó al presidente del Estado Plurinacional. Da la impresión de que don Evo fue excluido de la fiesta por culpa de su rodilla lisiada que le impide bailar ritmos chéveres. Y colorín colorado, este cuento no ha acabado. // Madrid, 07.10.2016