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jueves, 23 de enero de 2014

de palabra clara y sustanciosa, define El Deber a Mario Vargas, lúcido, entretenido y muy crítico de la realidad. reitera que "el milagro estuvo allí, en aprender a leer" y sucedió en Cochabamba.

Un Mario Vargas Llosa elocuente, de palabra clara y sustanciosa, lúcido, entretenido y muy crítico de la realidad. Esa fue la impresión que dejó el nobel de literatura 2010, anoche, en el coloquio literario que protagonizó en su primera actividad en Santa Cruz de la Sierra.
A pocas horas de arribar a la capital del oriente boliviano, el autor de El héroe discreto -su más reciente obra- fue cuestionado con precisión, en la Aecid, por los escritores Gabriel Chávez y Blanca Elena Paz, la filóloga Claudia Bowles y el pedagogo Edgar Lora. 


En cada respuesta Vargas Llosa paseó sus criterios por terrenos tan diferentes como sus inicios en las letras, la lectura como su mejor recurso de aprendizaje de las técnicas para lograr el acabado de su narrativa, la creación de sus personajes, la dramaturgia como su primer amor, la tecnología con relación al futuro de la literatura, la banalización de la cultura, incluyendo un repaso por sus autores referentes y lecturas de mayor influencia.
Vargas Llosa mencionó, entre muchas cosas, que EL DEBER sintetizará en su edición próxima de Brújula, que su vocación por la literatura nació en él sin que lo supiera cuando vivió su experiencia de vida “más importante y milagrosa”, aprender a leer. Ese fue el detonante de lo que en su caso no paró más, “la aventura extraordinaria de la ficción”. 
Con esa introducción, el novelista enfatizó en que la literatura se produce de la insatisfacción de los escritores que buscan mejorar y observan en su entorno problemáticas disparadoras de historias que tocan sensibilidades. 
Le contaron de Chiquitos
Luego del coloquio en el que fue aplaudido de pie, Vargas Llosa cenó con sus anfitriones de la Fundación Nueva Democracia y con los gestores culturales Cecilia Kenning y Marcelo Araúz, de la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC); y con Carlos Hugo Molina, del Cepad, quienes le informaron sobre las Misiones Jesuíticas, Patrimonio de la Humanidad, y los festivales internacionales de música barroca, de teatro y orquídeas, que tienen escenarios en esa zona.
Tal antesala ilustrativa es la base con la que el escritor iniciará mañana un viaje de cuatro días por la Chiquitania, para palpar la herencia colonial 
Sobre el oficio, la incidencia de las letras y la banalización de la cultura
“La literatura no es un instrumento de la propaganda, pero sí se alimenta de la problemática social compleja, por eso juega un papel importante en la política”
“Tenemos una vida, pero una imaginación que nos hace soñar con mil vidas. Es una manera de experimentar el embrujo de otras historias y de las propias”
“Los autores ya no son figuras públicas. Los políticos no quieren retratarse con los escritores sino con actores de cine y con deportistas porque dan más votos”