ALBERTO
GUZMÁN LÓPEZ.
En la visita
inicial a la Feria del Libro, en los elegantes y cómodos ambientes del Hotel
Cochabamba, tuve un importante hallazgo mientras esperaba la presentación
literaria de la entrañable escritora Gaby Vallejo Canedo.
En el Stand de
Los Amigos del Libro apareció ante mis ojos el libro tan preciado de antaño: “PAQARIJTANPU
RUNA SIMIPI” (Posada del amanecer en la lengua del hombre) del médico,
escritor, político y excelso poeta Alberto Guzmán López.
Dedicado a mi
persona antes de morir, mostré su bello contenido poético a otro poeta chileno
en Santiago. Le encantó pues también él cultivaba temas originarios
mapuche-araucanos. No hubo tiempo de fotocopiar el texto y en un rapto de
generosidad y comunión afectiva se lo entregué exigiéndome pedir al autor o a
su esposa, la Dra. Rina Tapia, otro ser maravilloso en el exilio, la renovación
de su regalo. Más tarde, en Bogotá, él muerto y ella no disponía de un solo
ejemplar. Quedé frustrado para siempre. Ahora vuelvo a atesorar el libro y a un
precio de regalo.
Incentivado por
los importantes trabajos del eminente arqueólogo Dick Edgar Ibarra Grasso, el
amigo “Tomate” como lo apodamos cordialmente gracias a su facies rubicunda,
compuso poemas profundos al estilo de Neruda en Machu Picchu.
En su prólogo,
Ibarra Grasso afirma que Alberto “realizó
un poemario donde recorre los tiempos y los espacios que en el continente
americano marcaron los antepasados indígenas. Toma la palabra de quienes fueron los creadores de numerosas
culturas y que durante milenios
transcurrieron “sin pausa y sin
prisa, como la estrella” al decir de otros poetas que glosaron la sabia de la vida, de los
soles y de las sombras”
En su materia
poética Alberto canta hermosos versos relatando cronológicamente la historia, la
cultura Viscachani del Paleolítico, el Tihuanacu, el reino Colla, los Incas y
otras culturas subsidiarias de la Prehistoria americana y boliviana.
Ahí, aparece en
esquema y verso, el importante tesoro de Oro hallado en la Coronilla en 1917
calificado como el mejor tesoro precolombino encontrado, el mismo que constaba
de 1700 gramos de metal precioso pertenecientes al final de la cultura de los
Túmulos. Hallazgo que luego partió a La Paz donde quizá, quizá, este guardado
ad integrum en el Museo del Oro de esa ciudad. Cochabamba carece de museos de
alta jerarquía, excepción del museo arqueológico universitario, el de Alcidez
D´Orbigny y el de Historia de la Medicina, sitios culturales que no tienen mayor
apoyo efectivo municipal así como sucede con los Archivos históricos y las
bibliotecas.
Una muestra del
trabajo aludido de Alberto: “Perviven en
el vientre/del altiplano andino/los úteros terrestres de esta historia;/las
piedras con la edad que está perdida/aún gritan sus delirios por la vida/con
voz aymara enloquecida y sola”
Alberto Guzmán y
Rina Tapia, médicos selectos, luego de ser aprendidos y torturados en prisión
por los esbirros de la derecha Banzerista del Plan Cóndor, fueron exiliados de
la Patria con el ropaje corporal fracturado y ofendido. Él terminó en Colombia
y ella sigue trabajando medicina con los pobres, pinta, canta, también hace
poemas y enseña el idioma quechua en el Senado del país que acogió sus penas:
la gran Colombia de Simón Bolívar que acogió sus penas.
Bendita
remembranza que llega al corazón, Alberto y Rina.
Gastón
Cornejo Bascopé
Noviembre
2013.