Vistas de página en total

jueves, 29 de julio de 2010

Valentín Abecia escritor y poeta deja este mundo a los 85. su producción cultural es realmente notable. (L.R. de L.P.)

El historiador, literato y diplomático potosino Valentín Abecia Baldivieso falleció ayer, a los 85 años, a causa de una antigua enfermedad. Los restos del intelectual se velan en su domicilio de la zona de Sopocachi.

“Don Valentín Abecia ha sido uno de los mejores estudiosos de la historia internacional de Bolivia; también son emblemáticas sus historias de la independencia. Lamentamos la pérdida de un erudito, que fue también literato, gestor cultural y diplomático”, definió Fernando Cajías, presidente de la Academia de Historia, institución que Abecia dirigió varias veces.

Víctima de una dolencia antigua, Abecia murió ayer por la mañana en La Paz, ciudad que lo acogía desde hace seis décadas. Los restos del intelectual se velan en su domicilio de la calle Aspiazu y Abdón Saavedra de Sopocachi.

Nacido en Potosí en 1925, Valentín Abecia fue abogado internacionalista de profesión. “Ha sido un hombre de la Revolución y varias veces ocupó cargos en los gobiernos del MNR”, dijo Cajías. Según su biografía, Abecia fue desde la décadas de los 50, senador, embajador y ministro de Relaciones Exteriores.

En 1944, fue uno de los fundadores del grupo literario Segunda Gesta Bárbara, que incluyó a escritores de la talla de Alcira Cardona, Armando Soriano Badani, Gustavo Medinacelli, Jacobo Libermann y Julio de la Vega, entre otros.

Los entonces jóvenes literatos siguieron los pasos de los primeros Bárbaros —Carlos Medinacelli y Gamaliel Churata, entre otros— y forjaron una generación que hoy es un referente de la literatura nacional. “Éramos jóvenes.

Se nos ha ido la vida… pero con dignidad, escribiendo poemas. La rebeldía, esa dama de hierro, todavía sigue viva en nuestras entrañas”, señaló Abecia sobre la Segunda Gesta Bárbara, en una entrevista a La Razón el 2006.

Abecia deja también una importante obra histórica con estudios como: Historiografía Boliviana, La Revolución de 1809, El Historiador René Moreno, entre muchos otros. Se suman una antología y una historia de Gesta Bárbara en Antes que el tiempo acabe.

Su aporte como gestor cultural fue definitivo. Valentín Abecia fue fundador y presidió la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia, que administra los repositorios. Fue también Presidente de la Academia Boliviana de Historia y de la Academia Nacional de Ciencias.


Historiador
Investigador

Deja una decena de estudios sobre los procesos revolucionarios e historia internacional del país.

Literato
Antologador

Fue parte del grupo literario de la Segunda Gesta Bárbara, del que escribió una antología e historia.

Gestor
Académico

Presidió la Fundación Cultural del Banco Central de Bolivia y también las Academias de Historia y Ciencias.

martes, 6 de julio de 2010

Las Clases Sociales

En estos tiempos "de cambio" en que parece imponerse "la igualdad" que nunca existió en tiempo de los Incas, será útil releer los viejos textos de Jesús Lara profundo estudioso de los orígenes, organización política, económico y social del Imperio de los Cuatro Suyus.
Lara comienza reconociendo que los cronistas no tenían idea de una clasificación de la sociedad que estaban conociendo, que el jejruita Juan de Velasco intentó en su "Historia del reino de Quito" elaborar una escala: los gremiales y los burócratas, la plebe o gente común, los artesanos, fundidores, plateros, lapidarios, tejedores, arquitectos, canteros. El tercer grupo lo formaban los orejones, preeminentes que gozaban de honores hereditarios y ejercían cargos de importancia y confianza, el cuarto lo formaban los kurakakuna (curacas) que gobernaban los territorios conquistados. el último grupo era de los descendientes de los soberanos, de la casta solar.
El estudioso formado en la escuela marxista no admite como totalmente posible la clasificación del jesuita, más bien remarca que los agricultores eran también artesanos, aunque termina por reconocer que existieron al menos tres grupos sociales: la dominante que formaba la nobleza, la dominada que era el pueblo, la tercera también dominada pero diferente de la segunda.
La dominante integrada por la nobleza real, llamada inka, la de privilegio llamada tambien inka y la kuraka, que descubre como nobleza adoptiva. La numerosa parentela del inka, la generación de los caciques que se incorporaron sin resistencia con sus provincias al imperio, a los que Manku Qhápaj Inka otorgó los mismos privilegios que a la nobleza incluso el denominarse inkas, la tercera dentro del primer grupo era los kurakunas o sea funcionarios dotados de dignidad y prerrogativas. En la nobleza los de la rama solar, legítima sin mezcla y la bastarda que descendía de los monarcas con sus concubinas de sangre no real.
A los fines de este artículo la sangre asumiría extraordinaria importancia. Los hijos del Inka y la köya no podían mezclar su sangre con la otros sectores. el Sapan Auki debía casarse con la mayor de sus hermanas de padre y madre y sus hermanos con mujeres descendientes de otros soberanos de línea pura. El propio Manku Khápaj Inka fundó la panaka una institución de linaje real. La nobleza era sucesible, la heredaban todos los hijos. Las hijas bastardas de los monarcas que excepcionalmente eran concedidas como esposas o concubinas a los próceres de la nobleza kuraka perdían su dignidad inka y no la podían ya trasmitir a sus hijos. La mujer noble de adopción, esposa o concubina de algún vasallo común esclarecido, perdía asímismo su nobleza y sus hijos pasaban a ser simples plebeyos.
Cada sector de la nobleza se hallaba perfectamente delimitado y no se mezclaba con los otros mediante uniones legítimas. Sin embargo presentaban un conjunto que coordinaba las tareas de administración. La clase dominante se asignaba muchos privilegios. Los dignatarios y los jefes militares recibían del inca un número determinado de servidores (una especie de esclavos sirvientes) que recibían tierra (un tupu) y ganado. "No pesaba sobre los amos el sostenimiento de la servidumbre".
Los hombres de la nobleza tenían derecho a la posesión de concubinas, algunos de ellos llegaron a tener hasta 50, cada una llegaba al Inka con su propia porción de tierra de modo de no afectar la economía del Señor.
La segunda clase estaba formada por la gran masa del pueblo. El vasallo era conocido como "jatunruna" hombre grande, cabal, juicioso. No le faltaba vivienda ni comida, lo mismo que su familia. El cultivo de la tierra estaba a su cargo. Tributaba y el jatunruna tenía derecho a dos mujeres, eso sí no podía acudir a las "yachaywasi" casa del saber, que pertenecían a los nobles solamente, que con saber "el oficio de sus padres, les bastase". En la guerra no podía dirigir grandes grupo, estaba destinado a ser "el héroe anónimo". Sin haber conocido el hambre ni la miseria el jatunruna servía mejor que ninguno a la causa del Inka, sin ser semejante ni al Inka ni al Kuraka.
En la historia moderna, cuando se nos hace créer tantos cuentos, no cuesta mucho identificar a los "jatunrunas" de la sociedad actual, ni a los "kurakas" que están tan cerca del trono del Inka-Evo con sus estrechos seguidores que sí gozan de todos los privilegios, las gangas y sortilegios sin ser "inkas" ni pertenecer a la nobleza. lo que sí es cierto que sus privilegios no durarán más tiempo del de su jefe o peor aún hasta cuando gozen de su confianza siempre cambiante.