Presentación y coloquio del
libro Literatura y Multiculturalismo, con el autor boliviano Samuel Arriarán
(Miembro del Sistema Nacional de Investigadores, nivel 1 y Doctor en Filosofía
por la Universidad Nacional Autónoma de México), a cargo de Rubén Vargas y
Marcelo Reyes. Este jueves 12 de enero a las 19:00 en el Auditorio de la Alianza
Francesa de La Paz, Entrada Libre y Vino de Honor.
AZ: ¿A qué debemos tu visita a
Bolivia?
SA: Vine a Bolivia por motivos familiares, para
pasar la navidad y paralelamente aprovechar la oportunidad de presentar mis dos
últimos libros publicados en México que se llaman Literatura y Multiculturalismo
y Filosofía de la Memoria y el Olvido, y también la posibilidad de dar algunas
conferencias sobre literatura boliviana, temas que he estado trabajado estos
últimos años, sobre la obra de Jaime Saenz, Néstor Taboada Terán y de un
novelista importante que acaba de fallecer que es Renato Prada Oropeza, como
sabes en septiembre del año pasado tuvimos la noticia triste de su
fallecimiento.
AZ: ¿Puedes bosquejarnos un poco la
sorpresa que puede depararnos la lectura de estos dos libros?
SA: En el libro Filosofía de la Memoria y el
Olvido trato del tema de cómo en la historia tendemos las sociedades actuales a
olvidar el pasado. En el caso de Bolivia por ejemplo las nuevas
generaciones, ya no se les enseña la historia de lo que sucedió, sino que todo
se concentra en la enseñanza de la actualidad y el futuro. Pero al igual que en
otros países el problema es que no se puede dejar de pensar en el pasado; el
pasado es importante porque es el puente para comprender el presente y el
futuro. Sin una memoria del pasado, sin una comprensión de la historia de lo que
sucedió, pues el problema es que repetimos los mismos errores. Por ejemplo en
el caso de Bolivia, se ha borrado lamentablemente la historia de lo que sucedió
durante las dictaduras militares. Entonces el no recordar lo que sucedió hace
que las nuevas generaciones sean fácilmente manipulables, es decir se les da una
falsa visión de lo que es la realidad actual, y se les crea falsas expectativas.
¿A dónde va Bolivia?, ¿Cuál es el camino de Bolivia?, por ejemplo, no se puede
decirles a donde va Bolivia si no saben que ha sucedido antes, por eso es la
importancia de la memoria, el problema de la memoria histórica sobre todo. Las
sociedades como las personas tendemos a olvidar lo que ha sucedido, recordar el
pasado implica un trabajo de duelo, un trabajo de rememoración, de curación; así
como las personas, las sociedades también se enferman. Entonces recordar el
pasado implica una doble tarea, que es cómo olvidar para no repetir los errores
del pasado, y eso hace que podamos curarnos de nuestros traumas.
Ese es el objetivo por el que he escrito ese
libro, para mostrar la importancia de no olvidar el pasado, de atender el tema
de la memoria, y ver que el olvido cumple una doble tarea, por una parte puede
ser negativo y por otra parte positivo; y en este libro he tratado de comparar
la experiencia histórica de los países similares a Bolivia, por ejemplo países
que han pasado por las mismas dictaduras militares, como Argentina, Chile,
Brasil, y en Europa también. En Europa tenemos el caso de España por ejemplo,
durante la guerra civil en los años de 1936-39, hubo una guerra civil que dejó
muchas huellas, muchos traumas en la sociedad española, pero igualmente el
problema es que actualmente el gobierno español no quiere que se recuerde ese
pasado, dice que no hay que ver lo que sucedió sino ver el presente y el
futuro, pero con esto pues nuevamente se manipula a los jóvenes borrándoles esa
parte importante de la historia de España. Tenemos el caso de las sociedades del
bloque de los países socialistas, la Unión Soviética, Yugoslavia,
Checoslovaquia, Polonia. Todos esos países también han borrado de su memoria el
pasado, lo que ha sucedido. Durante muchas décadas el estalinismo como sistema
de gobierno les creó muchos problemas, igual que aquí en Latinoamérica, las
dictaduras militares provocaron represión y persecución política. Y ahora como
ya esos países que eran socialistas ahora son capitalistas creen que
fácilmente pueden olvidar ese pasado socialista que tuvieron. Pero el problema
es que nuevamente caen en una trampa de creer nuevamente en las ilusiones del
capitalismo.
AZ: El aspecto positivo al concebir la
posibilidad del olvido ¿A qué te refieres?
SA: El olvido es importante porque es la otra
cara de la memoria, la memoria es no olvidar lo que ha sucedido, mantener en la
memoria el recuerdo, por ejemplo la Guerra del Chaco, la dictadura militar de
Banzer, eso no hay que olvidar, es importante no olvidar. Pero también es
importante olvidar, o sea es una paradoja, ¿Por qué es importante olvidar?
Porque no se puede vivir sin el olvido, si no asumimos lo que ha sido la
experiencia del golpe de estado, no podemos seguir viviendo, pero al mismo
tiempo para seguir viviendo hay que olvidar. Porque justamente, esas
experiencias han sido dolorosas, entonces por eso mismo el dolor provoca rencor
provoca venganza. Entonces el olvido terapéutico es olvidar-perdonar, ese es el
lado positivo del olvido: uno no puede vivir en el rencor, en la venganza.
AZ: Recuerdo una frase de Borges
aludiendo a Funes el Memorioso, algo así como que el olvido puede ser el mayor
de los castigos o el mayor de los dones, el mayor perdón...
SA: Sí, en mi libro recurro mucho a autores, por
una parte también hay sicólogos como Freud, Jung, pero más que todo a autores
de la literatura, poetas como Borges, por ejemplo. Porque ellos han visto muy
claramente, como en el caso de Funes el Memorioso... que todo lo memorizaba,
detalles que no tenían mayor importancia en la vida cotidiana, como por ejemplo
el ruido de una mosca, o cuantas letras tenía una carta; su memoria era tan
poderosa, tan patológica que no podía ni dormir. Entonces ahí está el problema
de que el no poder olvidar lleva al infierno, al insomnio. Uno para dormir
tiene que olvidar lo que ha vivido de día, sino es imposible dormir, y Funes
tenía una mente que recordaba todo, entonces ese es el mayor castigo, el no
poder olvidar, quedarse en la parte de la memoria.
AZ: ¿Cómo logras entrelazar, por ejemplo,
a Proust con la idea de la memoria, esta narración casi biográfica que hace en
su obra?
SA: Por una parte me apoyo en autores como Ismael
Cadare, u otros autores, que hablan de culturas como la de Bolivia, donde
predomina mucho el rencor, la venganza, el odio; tanto aferrarse a la
tradición, lleva a no olvidar el pasado, es decir a mantener rituales de épocas
antiguas hasta el presente, eso implica imposibilidad de sobrevivir en un mundo
que ya cambiado y que es muy complejo, por una parte. Por el otro lado, en
relación con autores como Proust, que ha tenido la virtud de hablar de la
memoria, más que el recuerdo, como una capacidad de rememorar o revivir los
momentos importantes de la vida. Por ejemplo, él escribe su libro para no
olvidar su infancia, la infancia como un mundo en el que él tenía una cierta
relación mágica, cualquier cosa del presente estaba asociado a su memoria
infantil, el sabor del té, o escuchar las campanas de la iglesia de Cambrai
le hacía recuerdo, le hacía revivir.
Ese es el aporte de Proust al problema de
relación entre la memoria y el olvido. Es la parte positiva de la memoria, cómo
la memoria no es solamente recordar por recordar. Porque para qué sirve tener
tanta información, en las computadoras hay más información y mejor que la que
podemos tener en nuestro cerebro. Entonces no es la memoria por la memoria, sino
la parte sensible de la memoria, que es la parte afectiva, la parte de los
sentimientos. La memoria de Proust revive esos sentimientos a través de huellas
que quedan en el presente, por eso es que he dedicado todo un capítulo entero
a la obra de Proust, principalmente a su monumental libro en siete tomos En
Busca del Tiempo Perdido. La memoria está asociada al problema del tiempo como
vinculo del pasado presente y futuro. Entonces es bellísimo lo que nos dice
Proust de lo que representa la memoria y el olvido, las situaciones, los
momentos positivos, las alegrías; porque todo el tiempo cuando recordamos nos
gusta recordar solamente la parte de los sufrimientos, las partes que no tienen
que ver con los momentos alegres, los momentos felices. Y toda la obra de Proust
es recordar, utilizar la memoria solamente para los momentos felices, cuando
sentía alegrías de niño. Eso es lo que nos aporta Proust al problema de la
memoria y el olvido.