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miércoles, 30 de abril de 2008

poetas contemporáneos de trato personal

Amanda Arriarán
nacida en Cochabamba en 1938, se formó abogada y desempeñó como jurista especialmene en juzgados de familia. como diría Yolanda Bedregal "Amanda tiene una voz sincera y humana y escribe sobre temas de diaria inspiración" Amanda tiene profundidad en lo que escribe y sus poemas son como ella misma, francos y directos.

Piel
Piel, maravilloso y ruín enigma de vida y muerte
de unión y desunión entre los seres.
Piel, que dotando de humanos quejidos
a los noctámbulos gatos
retuerce de placer a la callada noche de los cerros.
Piel, que tu voz tornando en rugidos cavernarios
te vuelve a tu ancestro milenario
donde llamas hermano..al tigre y al jabalí.
Piel, que borrando nuestros nombres
nos llaman simplemente...hombre y mujer.
Piel en el ritual saludo de las mañanas,
anhelando un horizonte de dermis
que sólo busca lecho y techo.
Piel, cuando cómplices se fugan
las luces de la cuadra encubriendo tu deseo.
Piel, cuando rondan mi cuerpo fatídicas pupilas
donde agoniza mi soplo.
Piel, en los ósculos ciegos
que atormentados se buscan
en las vocas plañideras.
Piel, en mi amor que anida de tu impaciencia en su cubil
esperando tu reclamo. Piel, incluso en la mística lágrima
que llora ese bastón añorando tu tersura.
Piel, hasta en mi alma que tu tacto implora.
Piel, vorágine fatal que sostiene al universo
y me pierdes en el tiempo,
es mi espíritu doliente vasallo
de tí...sanguinario monarca.

martes, 15 de abril de 2008

todavía más poetas y poesías del período actual

Sólo poesía boliviana. (II)
Eduardo Mitre
Compartí la mesa familiar, aquí y allá, de su exquisita fibra literaria han surgido obras como Mirabilia, Morada, Razón Ardiente, Desde tu Cuerpo, Arbol y Piedra. Se caracterizó por la síntesis no carente de lirismo. Refiere que estando como estudiante en París durante las manifestaciones por el Che, (octubre de 1968) participó involuntariamente en las protestas donde fue fotografiado por la secreto y luego incomunicado aunque no por mucho tiempo al comprobarse su total inocencia. Estudió en EEUU y Europa y es profesor itinerante, sin dejar de visitar en cuanto puede su ciudad natal Oruro y Cochabamba donde pasó su niñez y juventud.

POEMA 1
Agua que muere con la sed que apaga.
Agua que preserva la sed que apaga.
Milagro impar. Destino limpio. MujerÖ
Corola del Universo defendida por pétalos secretos
POEMA 2
Espejo de miradas en que nunca me repito
Parábola incesante. Red de ritor
Ella se desnuda de modos tan distintos
Me faltará vida para probar todos sus vinos
POEMA 3
En vano es mío el humo
En que te uvido y me cenizo.
Volver atrás, amor, no tiene sol
Ni sangre ni camino.
No tiene sino un rostro parecido
Sin ojos que te miran,
Sin voz que te responda.
Un rostro: sombra y frío.
Recordar es pedir la luna al río
POEMA 4
No en el viento, en mí te has ido.
No en la sombra en mí te has has concluído.
Los recuerdos con como las nuves:
Posada para los ojos que recorren un cielo perdido
CITA
Cielos, siglos antes de ahora
Ya veníamos a la luz esta mañana.
Tù, por un rosario de palomas
Milagrosamente encadenas. Yo,
Por una rama de halcones con nostalgia.
Ya veníamos. Ya venía la piedra
A ser esquina, el algodón tu falda.
Así es, amor, así y, sin embargo,
No nos salva. No nos salva de maña.
No nos salva la sonrisa
Que tu rostro me declama

Jorge Mancilla Torres
De familia minera, su padre y hermanos mayores, nacido en Llallagua. De chispa humorística ofreció su colaboración desde el colegio Primero de Mayo a Radio Pío XII, junto al entrañable Emilio Mendiola (mi ahijado de bachillerato) para realizar un programa vernacular “ríase en quéchua”. Utilizó la sátira populachera para saherir a la dirigencia comunista especialmente troskista del sindicato de mineros cuya expresión era su emisora propia “la voz del minero”. Algo más tarde desde la acera de enfrente formó con los extremos, expulsado de Bolivia después de la derrota de Juan José Torres se asilo en México donde ha ofrecido susotras De puño y letra, Huelga de Hambre.
PRIMERA PUNTA
Se pasaba el tiempo engullendo sueños
Con la coracidad de sus diez años,
Ser supermán y otros riesgos pequeños
Tales como invadir mundos extraños
Un día se alejó de la rutina
Buscando una aventura verdadera,
Se introdujo sin temor en una mina
Jalando un camioncito de madera
Embelesado con su propia audacia
Siguió adentrándose en aquel misterio
Pendiente de una luz o una desgracia.
Se quedó el camioncito sin sendero,
Se miró el niño amargamente serio
Y dijo con terror: Ya soy minero...

Sara María Vásquez
Poeta de zepa, se ha gando merecidos lauros tanto en su ciudad natal como en Cochabamba y La Paz. Desde Lejos su libro también escogido nos muestra cómo le es familiar la prosay el soneto. Unida a un conocido periodista cochabambino compartió sus grandes creaciones y fue tan activa como él en el círculo de amigos.
AUSENCIA
Hay hálito de pétalos dormidos en húmedos jardines
Y es el aura una esencia entre las sombras tímidas.
Se arrebuja la tarde como paloma gris
En el nido cercano de la noche,
Su pupila desteñida y su párpado azul cierran el día.
Ha iniciado la luna una congoja
En su canto de luz y de penumbra
Mientras el grillo ensaya
En su rincón de musgo su copla desvaída
El nudo incipiente de una lágrima
Enreda la garganta y en la ventana
Inútil de la espera, la ausencia esconde
Un nombre de tres sílabas

Pedro Shimose
Nacido en Riberalta en 1940 vive en España aunque no deja de volver a la Patria a la que dedica gran parte de su producción literaria. “Pedrito” como siempre le llamábamos familiarmente tanto en la redacción de Presencia como dentro de Acción Católica se convirtió en discípulo predilecto del gran Juan Quiroz el sacerdote poeta que asumió “Presencia Literaria” en que Pedro volcó todo el ímpetu de su producción juvenil. Poeta mayor ha llenado sus estantes de trofeos, participó en los juefos florales y certámenes internacionales de poesía. Sus libros que son muchos Triludio en el Exilio, Saronia, Poemas para un Pueblo, Quiero escribir pero me sale espuma hablan de su enorme capacidad, de la limpidez de su espíritu de la línea de servicio que mostró toda la vida.
ROMANCE DEL VALLE
De una eternidad a otra voy contigo,
Entre mis manos eres
como una lágrima que tiembla y corre
por la choza de los pobres,
cántaro de humus y cenizas,
resurrección del sol en las cebollas, eres
vida, muerte y destierro,
y yo soy el vencedor del tripo y la amapola
el vencedor del fuego.
Me has amado
Con el girasol y los duraznos,
Sobre piedras, entre espinas,
En el api caliente, en el quesillo,
En el humo que circula por tu cuerpo,
Me has amado
En el choclo, en el tamal y las humintas
Por las madrselvas y las buganvillas
Que trepan por los muros de tu sangre,
Me has amado
Con la fuerza de las rosas y las campanillas,
En el canto del mirlo
Y el arrullo de las palomas,
Me has amado
Desde que llegaste por las tinajas de la noche
Fermentando tu licor dorado
Y encendiendo funerales en mi cuello,
Me has amado
Por la cerradura de tus ojos ciegos,
Al calor de las fogatas y los gritos
Con una cueca en la chicha y un carbón en las guitarras,
¡hay los charangos y el aire del remolino!

Revientas en pájaron y abejas
Y cantas
Como todas la cosas en mi alma.
Floz de azahar, limonada,
Desde la serraia, serrana
Desciendo por tus espigas y tus molles
Y me adormezco en la corola
De tu valle de tréboles y nardos,
Y viene el viento con su cesta de polen y semillas,
Y las uñas del acero te penetran
Y te rasgan el pecho y te desatan las trenzas.
¡La vlave de tu luz por el sombrero,
Por el licor de las flores
Y el aroma de los huertos!
¡Zapateo, polvo, abarcas,
Por el horno y las hogeras!
¡Ay corazón de paso
Dormido en picaflor y carne de membrillo!
Por la acequia
Van los mulos de la lluvia
Con sus canastos mojados,
Por los equipos
Van las nostalgias de los campesinos,
Arden las calchas en las carabinas,
Y se apagan las ceibas y las piñas,
Por el albarillo
Se va el agua al río, al río, al río
¡como crece tu amor en el amor mío, amor mío!
¡cómo crece la patria en tu cuerpo de molles trinadores!
Y el fuego que madura en los geranios,
que sangra oscuramente en las higueras,
toda tu fuerza, toda tu bravura,
te caminan, ¡oh valle! por las ollas
que hierven todo el oro de la vida.

Me olvido del canto del tarajchi,
Me olvido que tú siembras abundancia
En los surcos abiertos del verano,
Me olvido
Que la lluvia te da secretamente
Su alimento de música y luceros,
Me olvido de la noche y sus panteras,
De la luna y las violetas,
De tus fiestas tus golondrinas
Cuando el dolor del hombre
Hiere la frescura del rocío
Y los rostros de la ira
Son un rojo canto de exterminio.

viernes, 11 de abril de 2008

de los más modernos poetas a los tradicionales

Sólo poesía boliviana. (i)
Juan Ignacio Siles
Nacido en La Paz en 1961 se licenció en literatura en la Universidad de Chile. Estudió además en los Estados Unidos y dirigió varias publicaciones. Durante el gobierno de Carlos Meza fue Canciller de la República logrando un notable desempeño. “Con las manos vacías de mariposas muertas” tituló su primer libro de amor y nostalgia del que ofrezco:


CANTO DE AMOR A LA MUJER QUE TE DIO LA VIDA
No fuíste sino una chispa
Una aventura y ya tenías
El ímpetu de un rayo.
Tu madre se llenó de colores
Y con el vientre exploró
La noche y sus pechos
Se iluminaron de espuma
Pero tu papitar era viento
Y ella se abrió se rasgó
En el aire se nutió de dolor
Y viniste con tu verdad
En la frente y en las manos
Vacías de mariposasmuertas.

Guillermo Bedregal García
Nacido en La Paz en 1954 y fallecido en 1974
Hijo de Guillermo Bedregal político, escritor y estadista.
El autor fallecido a los 20 años nos dejó una impronta notable
Su producción ublicada en el libro “La Palidez” que entregó Corina Barrero.

FIN DE FIESTA
A través del aire el pino desdentado se ha difundido en la soledad de las orquesta
Y es un grito que se contrae antes de la alegría ahuecando para siempre la sangre
Inundando de orificios la respiración.
Por las calles alquién regresa de besar su sombra
Y una mujer camina hacia el cementerio
Precedida de disfrazados que enfatizan en la piedra su olvido
Y huellas de pájaros aniquilados en alguna acerca:
Su alma en las humaredas con que agoniza la fiesta.
He deshojado el perfil del agua
En sus cenizas un rastro lunar cantaba como cantan los adoquines
Y la tristeza intercambiando facciones a la espera de una huella que difunda
El sol en la basura
De una ninña donde depositar la identidad.
Cantaban, lejos, lejos,
Desalojando a la música del viento,
Cantaban la sequedad de los contornos
Y esperaban la noche para esperar el día
Entre el tumulto de las habitaciones donde la muerte de alquién
Aún prevalecía empañando los ojos y las ventanas
Sorprendiéndose en un abrazo tras las cortinas
Para mirar luego alejarse tras las arboledad
Los semblantes del afecto y de la muerte en busca de la vida
Tropezando conmigo en los tejados
En los reflejos de alguna llovizna escapada del recuerdo
En la altura donde germina el azul de la ciudad
En las corrientes profundas del río, donde nace la voz de todo
En la fevundidad del frío cuando te mira desde algún rostro,
Desconociéndome en el ámbito de las cabelleras
A la búsqueda común de un umbral donde alojar el abandono
Donde prolongar la ausencia luminosa del fuego,
Para encontrar un cuerpo
Que encuentre en mi cuerpo el lugar de la alegría,
El clima para oler algún aroma de tus ojos
Después de reconocerme en cada espetro del fin de fiesta.

Alfonso Gumucio Dagron
Nacido en La Paz en 1950. Vive en Guatemala
Escritor, cineasta, crítico y poeta con 20 títulos a su haber, entre ellos
Antología del Asco, Razones Técnicas, Sobras completas. Mereció premios.
Estudió en París, en Madrid, ha realizado películas de valor y trabajado en:
México, Nicaragua, Bolivia como funcionario de Naciones Unidas.

DETENIDO
Me han detenido hoy
Lunes de nieve
27 de enero contaminado
Acusado de pasear y mirar
La intrigante aparición de espuelas
En las esquinas de Alcalá.
Revisaron mis cartas de amor
Mis bolsillos con pelusas
Mis solapas en punta
Mi rabia reprimida. Pero olvidaron
Recorrer mis canales cerebrales
Con sus garras descrubrir mi agua ácida
Las aristas del poema
Recién inaugurado

SILBOS
Cuando camino solo sólo
Me queda el tiempo que me falta
El tiempo que me pasa
Viento que me traspasa, entonces
Silbo para no morir.
Camino y por lo tanto soy
La prolongación de mi sombra
Entre vitrinas y espejos
Me hundo en estancias de humo
Calor humano prefabricado
(humano viene de humo y a humus)
Ecos de risas que no son
Llantos que no son,
Sola mi sombra esta erquida
Y me arrastra, carga conmigo
Mientras silbo para no morir.

AUTOPSIA
A Neruda le abrieron
El vientre a bayoneta
Y encontraron:
Un grito de la selva
Un corazón rojo
Que era hígado y cerebro
Un poema azul
Una cordillera entera
Y un Chile
Armado del vientre hasta los dientes.

Nora Zapata Prill
Nacida en Cochabamba en 1946
La conocí en La Paz, cómo olvidarlo en el café del Monje Campero
Tiempo de la juventud católica. La ví de soquetes blancos y zapatos
Combinando blanco y color vino. Agraciada morena de fácil trato.
Hablamos no recuerdo qué. Seguí sus pasos, mejor sus letras en Presencia.
El nombre no se me olvidó nunca hasta que un día llegó a Cochabamba.
Nos volvimos a ver y platicamos largo y nos tomamos de las manos.
Recuerdo algún beso apasionado y el escenario del puente de Cala Cala
Y la promesa de una larga amistad que no pudo ser partió ella, partí yo
Por mundos diferentes, por destinos marcados aunque sin perder sus letras.
Es posible que ya no me recuerde, yo sí la sigo recordando y los dos encuentros
En el Monje Campero, en un banco previo al puente de Cala Cala casi 20 años mediando.
Por su libro “De las Estrellas y el Silencio” mereció el Franz Tamayo y alcanzó niveles en
Alemania, Bolivia, Suiza donde reside actualmente. Con Jaime Saenz y Pedro Shimose.

AQUI, CALLADAMENTE
Vuelvo de la raíz talada del crepúspulo
Como si fuera un reencuentro con el llanto
No pido nada aquí estoy
Calladamente con el regreso amurallado sobre las mismas huellas
Y la noche amanecida en los trigales.
Una sombra de mi que desconozco
Aún busca entre los ojos hablar con los caminos diariamente
Repetidos de otoño a lluvia nido a cementerio
Lástima. Las luciérnagas ya no relatan cuentos en la noche,
Y hay menos soledad en las aladas ventanillas del campanario roto
Y cómo y cuánto, suena el vacío, tanto y tan cruel!
Quién creería que ya no quedan puertos en el mundo?
Pero, de dónde he vuelto para empezar del último paso anochecido?
No pido nada, ni me echo a andar para llegar,
Esta calleja solitaria de purísimos ojos grises me abandona las lágrimas
Y me enjuga el cansancio.
No vacilo peo ya no quiero partir y, cuando tenga al caer la tarde de mañana,
Se me queda en el clavel marchito por la hoguera del viento pasajero.
No espero, como antes, la habitación a solas presagiando la lluvia sollozada en la lámpara
O que la memoria se agrande en los rincones como la piel del moho
Que después del olvido cruje en silencio su más absurdo espacio.
No será necesario que la gaviota haya regresado con la muerte en las alas
Y que todas las playas se abismen bajo el cuerpo,
Basta que alguna noche el cielo nos comprenda y lejos,
Lejos las alas nos sonrían la amenaza de partir para siempre.
Ciertamente no pido nada ahora que vuelvo a enhebrar
En la maleza la eternidad en el minuto.