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viernes, 13 de diciembre de 2013

en contadas líneas Shimose pronuncia su "Requiem para Nelson Mandela" que renunció a la reelección para dar paso a la alternativa. Evo intentó ver a Mandela que no lo recibió. porqué? pregunta el poeta. no lo sabremos, pero lo imaginamos

Cafre es una palabra cargada de prejuicios colonialistas. La usamos para calificar a un ser bárbaro, cruel, zafio y rústico. Y también para vilipendiar a alguien cuando decimos: “Fulano es un cafre”. Ocurre que la palabra ‘cafre’ contiene una doble injuria: la del colonialismo árabe-musulmán y la del británico/holandés-protestante. Cafres son los negros amaxhosas de la actual Sudáfrica, conquistados y esclavizados inicialmente por los mercaderes árabes, inventores de la abominable trata de esclavos. Los árabes los llamaron ‘kâfir’ (impuro, infiel, que no cree en Alá y Mahoma, su profeta). 

En oposición, existe la palabra ‘zâfir’ (puro, pureza), raíz etimológica de la voz ‘zafiro’. Siglos después, británicos, holandeses y alemanes los sojuzgaron y siguieron llamándoles ‘cafres’, porque no creían en Cristo y en la Biblia. Es decir, seguían siendo “infieles y salvajes”. Uno de esos vilipendiados ‘cafres’ acaba de morir. 

Se llamaba Nelson Mandela (Qunu, cerca de Umtata, Transkei/Sudáfrica, 18.07.1918–Pretoria, 05.12.2013). Político de formación cristiana (solo el cristianismo admite la redención por el perdón), compañero de viaje de los comunistas, miembro arrepentido de un grupo terrorista “contra las cosas, no contra las personas”, ha muerto arrastrando dolencias adquiridas en 26 años de duro cautiverio en el presidio de Robben Island. 

Su nombre en lengua xhosa es Rolihlahla, que significa “incitador, pensador” (Madiba era su nombre de combate en la lucha clandestina contra el apartheid).

Descendiente de reyes esclavizados, en su juventud fue boxeador, futbolista, mujeriego y fiestero, admirador de Pelé, se licenció en Literatura y llegó a ser procurador en leyes. Notable orador y escritor, publicó El difícil camino hacia la libertad (1965). Protegió los idiomas ‘afrikaner’ (holandés criollo) e inglés como idiomas oficiales de Sudáfrica y jamás se le ocurrió imponer el idioma xhosa, el suyo, a todos los sudafricanos. Su talla de estadista y su grandeza moral le fueron reconocidas al otorgársele el Premio Príncipe de Asturias 1992 y el Nobel de la Paz 1993. 

A la ceremonia de su investidura, en 1994, asistieron 48 jefes de Estado y otros tantos representantes de las principales organizaciones que rigen la política mundial. Al final de su único mandato (1994-1999), renunció a la relección y se retiró de la vida pública para dar paso a la alternancia en el poder. En 2010, el presidente Evo Morales viajó con su comitiva a Sudáfrica a presenciar el Mundial (¿cuánto costó aquel viaje?). De paso, intentó saludar a Mandela, pero este no lo recibió. ¿Por qué? Nunca lo sabremos, pero nos lo imaginamos