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jueves, 16 de junio de 2011

Ateo y líder obrero por décadas, Filemón Escóbar presenta su nuevo libro "El Evangelio encarnación de los DDHH" ante la intelectualidad boliviana

Conocido por troskysta, anarquista,  un ex líder del Movimiento Al Socialismo (MAS), Filemón “Filipo” Escóbar, pasa ahora a ser un acérrimo defensor de la Iglesia Católica, alta jerarquía incluida, mediante la publicación de su nuevo libro. “El Evangelio es la encarnación de los derechos humanos… Una respuesta a los ataques del MAS: la Iglesia Católica y su lucha por la recuperación por la democracia”, que así se llama la obra, será presentada, hoy a las 19.00 horas, en el campus Muyurina de la Universidad Católica Boliviana.

Ante la inmediata pregunta del ¿por qué?, Escóbar -que con soltura llama “Changito”, “Pendejito”, “Analfabetito” o dice “Ahora sí te voy a joder” a su entrevistador- señala, con igual soltura, que la jerarquía católica es la “autora directa” de la huelga de hambre que iniciaron cuatro mujeres mineras en 1978 y que acabó con el régimen dictatorial de Hugo Banzer.

“La dictadura militar -dice el autor (Potosí, 1936)- ya estaba durando siete años, no había indicios de tirarlo al Bánzer. Cuatro mujeres mineras con sus 14 hijos hacen la huelga de hambre por una acción inteligente del padre Gregorio Iriarte, director de Pío XII, y del arzobispo de Oruro, ahora cardenal, Julio Terrazas”.

Por lo anterior, y destacando la minera Domitila Chungara, y los clérigos Luis Espinal y Xabier Albó en el ayuno que se extendió a “todas las iglesias del país”, el exdirigente señala que “la democracia vive en el país gracias a la Iglesia”.

Para Escóbar, jerarcas actuales de la Iglesia, como Terrazas, son “mucho más” que reconocidos líderes y activistas católicos como Espinal y Mauricio Lefebvre, pues el actual cardenal “los manejaba a ellos, los alentaba y daba ejemplos” y, por otro lado, “es un machete (por macho)”.


Consultado si con su postura no echa por la borda su trayectoria izquierdista, Escóbar asegura que más bien sale “ganando”, porque la Iglesia “aplastó al banzerismo, evitó masacres en las minas en las época de Barrientos y del Che Guevara”, pues en los templos se ocultaban “los mineritos”. El exminero nacido en Uncía manifiesta que escribió su libro por los “ataques” del Gobierno del MAS a la Iglesia, a la que el Ejecutivo llamó “Chapulín Colorado del Imperio” defensora de la oligarquía cruceña y de la división del país. “Y hay algo más grave -continúa Escóbar- ¿Sabes qué dice ese llokalla (mocoso, en quechua) del (dirigente del MAS Feliciano) Vegamonte? Que la Iglesia Católica consume drogas. ¡Carajo! Qué hijo de puta este llokalla. Cuando más bien ha sido (el arzobispo Tito) Solari quien descubrió el lío del tráfico de cocaína”. Según el autor del libro, en los actuales poderes Ejecutivo y Legislativo “no hay nadie que sepa qué son las dictaduras militares”, a excepción del ministro de Obras Públicas, Walter Delgadillo.

“Llokallas que no conocen dictadura”

“Este es el drama del actual Gobierno, del gabinete al actual presidente (…) El 99 por ciento del parlamento actual son llokallas que no conocen las dictaduras militares ni casas de seguridad”, dijo quien fuera uno de los fundadores del MAS (de donde fue expulsado) y quien antes pregonaba a Evo Morales como futuro mandatario de Bolivia.

Escóbar, que califica al actual vicepresidente Álvaro García Linera como “fierrerito” (alguien “que jugó a la guerrilla”), advierte sin embargo que la defensa de la Iglesia se centra únicamente al papel de la entidad en la segunda mitad del siglo XX -“Nunca voy a escribir de la Iglesia de la época de la conquista”-, asegura. En su libro, el autor expone sus vivencias, entre otros, junto a clérigos como Gregorio Iriarte y Roberto Durrette, de amplio trabajo social en las minas; Miguel Parrilla y el padre Berta, de labor benéfica en Santa Cruz y Cochabamba, a través de experiencias como Colonia Piraí y la Ciudad del Niño, respectivamente; así como junto a Luis Espinal, de quien resalta su labor crítica ante el cine y los medios de comunicación, mas no su postura crítica ante la Iglesia Católica. “Mi pellejo lo conservo gracias a la Iglesia: ellos no se identificaron con el comunista o trotskista, sino con el ser humano” dice Escóbar en la contratapa de su obra editada por Plural.