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sábado, 25 de enero de 2014

sigue la excelencia de El Deber, consagrándole a Mario Vargas, sendos espacios como el que ocupa la crónica de Adhemar Manjón, oyente en el coloquio del autor con otros autores bolivianos.

Adhemar Manjón - El Deber
Mario Vargas Llosa habló sobre el poder de la literatura en el coloquio en la Aecid el miércoles. Más de 200 personas pudieron ver de cerca al escritor peruano y escuchar las lecciones de vida aprendidas desde su infancia transcurrida en la Cochabamba de finales de los 30 y comienzos de los 40, cuando se inició todo.
Un panel compuesto por cuatro intelectuales conocedores de su obra la crítica literaria Claudia Bowles, el poeta Gabriel Chávez, la escritora Blanca Elena Paz y el sicopedagogo Édgar Lora fue el encargado de llevar adelante la ronda de preguntas, que el nobel peruano se encargó de resolver de forma lúcida y explayándose a su gusto.


Aventura extraordinariaEl autor recordó esos primeros años y sus primeros contactos con los libros, las aventuras extraordinarias que vivía gracias a esas páginas que lo llevaban a viajes por el espacio, a través del tiempo. “Podía vivir destinos que rompían la normalidad, que lo convertían a uno en superhombre, en los Mosqueteros, en la corte de Luis XV o en el capitán Nemo”,  rememoró Vargas Llosa.
El mismo escritor, al momento de presentarse al público, lanzó algunas interrogantes a base de sus experiencias, al arduo trabajo de crear textos y vivir de ellos, no en el sentido económico per se, sino también desde el punto de vista de alimentar el alma, darle sentido a la propia existencia. “¿Qué es la literatura? ¿Qué significa la literatura para quienes la escriben y para quienes la hacen posible, es decir, sus lectores? ¿Ha sido la literatura lo mismo en el pasado que lo que es ahora o ha habido a lo largo del tiempo funciones diferentes?”, de esta manera el peruano puso en marcha el juego magistral de escucharlo y aprender.
Una manera de vivir“Escribir es una  manera de vivir”, dijo el autor de El sueño del celta, citando a Gustave Flaubert, el autor francés que junto con el estadounidense William Faulkner fueron mencionados durante toda la noche. “Al escribir somos capaces de salir de nosotros mismos, y descubrir que lo que somos no nos basta”, resaltó.
“Entre la realidad y los deseos humanos hay un abismo, y la literatura nació para llenar ese abismo”, puntualizó.
El narradorMario Vargas Llosa explicó que uno de los momentos más importantes para alcanzar un estilo creativo en su obra fue descubrir la importancia de la forma al momento de narrar. “Descubrí que lo que hacía que una historia fuera hechicera, profunda y sutil  no era nunca la historia en sí, sino la manera de contarla, como materializarlas en un lenguaje y en una estructura”, aquí es donde entró Faulkner y el impacto que le causó leer su novela El sonido y la furia, con quien descubrió  la importancia del narrador.
Descubrí que el primer personaje que inventa un novelista no son los personajes de la historia sino quién cuenta la historia”, argumentó Vargas Llosa. 
También mencionó que el escritor es la unión de las diferentes lecturas realizadas a través del tiempo, de las que hace prestaciones para su obra, siempre sumándole su propia voz a esta.
La literatura sobreviveLa interrogante sobre el papel que juega la tecnología en estos tiempos (¿perjudica o no a la lectura) fue propicia para que Vargas Llosa mencionara los cambios en su forma de ser percibida hoy, ahora es un entretenimiento pasajero, y pidió más compromiso con el incentivo a los niños desde la escuela para que esto deje de suceder. 
“Es un privilegio hablar español”, continuó el escritor. “Un idioma es una casa, una comunidad”, acotó y pidió leer más para conocerlo mejor, para comunicarnos de una  mejor forma.
Dio el ejemplo de los gobiernos autoritarios y déspotas que utilizan la censura literaria para obtener el poder total sobre el pueblo, algo que personas instruidas nunca permitirán.
Acerca de esto comentó que la literatura tiene una función social importantísima, que aunque no se puede medir siempre está presente.
Formas de escribir“A la hora de escribir uno lo hace no solo con su razón, con sus convicciones y con su conocimiento, sino también escribe con sus instintos, con sus intuiciones, con toda una parte, a veces oscura de su propia personalidad a la que la razón no controla”, enfatizó, siempre con firmeza y sin dudar al momento de hablar.
Una de sus intervenciones más celebradas fue cuando le preguntaron por qué creía que Bolivia no tenía un escritor que se hubiera destacado dentro del boom latinoamericano. “Lo importante no es tener estrellas, lo importante es tener una literatura que exista, que funcione, que se mantiene y de la que van saliendo escritores interesantes”, expresó Vargas Llosa 
La gran literatura y su significadoLa literatura es todo lo contrario a las fronteras, nos hace sentir tan identificados con gente de otras lenguas, de otras culturas, de otras épocas y de otras creencias.
Por otra parte, la existencia de una gran literatura, generalmente, lo que quiere decir en términos históricos y sociales, es que ese país que produce esa gran literatura tiene unos problemas internos monumentales, vive unos conflictos espantosos y esa literatura ha nacido como una tabla de salvación, como una manera de dar seguridad a quienes sienten que están al borde del abismo.
Observen ustedes a las sociedades más estables, más tranquilas y prósperas de nuestros tiempos, ¿qué literatura producen? Producen una literatura muy menor, generalmente experimental, una literatura que casi no trasciende.
La literatura es un vacío, no es una expresión de felicidad sino más bien de infelicidad y de problemas.
Entonces, la existencia de una gran literatura no debería ser tomada con una expresión orgullosa, al contrario, la existencia de una gran literatura debería llevarnos a decirnos lo siguiente: Qué mal estamos cuando producimos esa cantidad de creadores de realidades paralelas, qué inseguros y qué desafectos debemos sentirnos en nuestra propia realidad cuando debemos crear esta realidad para sentirnos más seguros. (M.V.L)
OPINIÓN

Mario Vargas Llosa nos invitó a soñar y a creerRóger Otero -  EscritorPerdí mi entrada y pese a haber llegado 15 minutos antes todo ya estaba listo. Una pequeña multitud, ordenada en sus butacas, tal vez con libros escondidos y la esperanza de un autógrafo me habían dejado asiento en la única fila vacía en ese momento; paradójicamente, la primera después del escenario. Pocos minutos después supe que había llegado porque de pronto se escuchó un clamor de aplausos parecido a una lluvia sobre calaminas
El hombre que conocía(mos) por medio de la literatura se había materializado. Era real y caminaba a cuatro metros de mí. Alto, canoso, vestido formalmente para la ocasión, lúcido y sobrio. Se apoderó de su espacio apenas nos miró a todos de frente, desde una silla y custodiado por cuatro referentes de nuestras letras (Édgar, Claudia, Blanca y Gabriel).
Luego, los comentarios surgieron por medio de una oratoria fluida, de palabras exactas y tono cordial. Sus mensajes fueron nítidos, hasta cuando quiso consolarnos por no haber tenido a un protagonista nuestro entre las descollantes figuras del boom. 
Muchos ya sabíamos su discurso. Habíamos leído sus entrevistas y lo habíamos visto en la tele. Habíamos crecido con su literatura y con los maestros que lo hicieron crecer a él (Flaubert, Faulkner, Dickens, Salgari). Pero ser parte del replay, en vivo y directo, tuvo otro sabor, uno que invitó a soñar y a seguir leyendo por el placer de hacerlo y la recompensa del conocimiento