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miércoles, 20 de agosto de 2014

el fragmento que muestro, es el último párrafo de una hermosa crónica, humana, conmovedora que escribe Alfonso Gumucio hijo, en homenaje a su padre constructor de la nacionalidad, gran colaborador de VPE, merituado técnico de la Revolución Nacional. el texto completo en www.bitacoramemoriosa.com


Durante el acto mi padre nos miraba a todos desde una fotografía que le tomó Julia Vargas en el Chapare, donde aparece con una barba patriarcal. A Carlos le llamó la atención que yo hubiera escogido esa foto hasta que le expliqué que en los últimos años de su vida mi padre, que había diseñado la estrategia de integración desde el Estado a través de las carreteras 1 y 4, acabó trabajando como contratista de alcantarillas en la empresa Bartos que fue la encargada de construir de la carretera hasta su inauguración en 1972. No sé si esa sola foto lo contiene, pero en todo caso expresa una etapa de su vida y lo hace de manera amable, más allá de todo lo que había sufrido pocos años antes: exilio, represión y prisión. 



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En la gigantesca tarea que llevaste a cabo,
pusiste no solo pasión sino todo lo más noble
que puede tener un hombre.
—Víctor Paz Estenssoro

jueves, 7 de agosto de 2014

blande Gastón Cornejo, argumentos incontrastables en defensa del film originalmente de Mauricio d'Avis "Los Olvidados" y enfrenta a críticos que olvidan aspectos vitales del film sobre el terrífico Plan Cóndor, una de cientos de víctimas, resultó siendo el editor según está relatado en el libro "Gotemburgo Destino Final"

LOS OLVIDADOS Y UNA CRÍTICA COCHABAMBINA

A comienzos del año 2007, leí el trabajo original de Mauricio d´Avis sobre su texto-guión que él denominó “Los Olvidados”. Me impactó vivamente que un joven profesional que no vivió los duros tramos históricos del Plan Cóndor, escribiera magníficamente y relatara en forma tan patética los incidentes de vejámenes a las víctimas de la izquierda política. Nefasto plan internacional urdido para liquidar socialistas, cualquiera fuese su condición humana y credo religioso, en nuestros países del continente americano.

El Guión para un futuro film fue concebido por él en Los Ángeles, EEUU, el año 2003 donde concluía su formación profesional de cineasta luego de esforzada labor de investigación, recopilación de datos, información testimonial, lectura de libros, artículos, reportajes, documentos que le permitieron pergeñar un proyecto fílmico de gran valor artístico e importancia histórica, de expresar en arte audiovisual un tema candente que concordaba con el movimiento ideológico político en que estábamos inmersos.



Inmediatamente lo recomendé a la autoridad correspondiente en el Ministerio de Cultura. El Jefe de Arte cinematográfico leyó el Guión, escuchó de labios del autor los objetivos a privilegiar en el mensaje de la futura película: respetar a los derechos humanos y a la dignidad de persona, rescatar del olvido a los seres dañados por las tiranías y, castigar la historia real y oscura del Plan Cóndor originado en La Escuela de las Américas de Panamá, donde se entrenaron los militares asesinos. 
La autoridad cultural, ignara en todo, no entendió el objetivo propuesto por Mauricio; desahució el proyecto-guión de largometraje por considerarlo muy costoso. Mauricio d´Avis Loayza salió frustrado de ese intento de cooperación y patrocinio.  

Han pasado 11 años desde la concepción original del autor Mauricio d´Avis; y hoy, luego de 10 versiones correctivas de mejoramiento, nuevos datos, notas y sufrimientos personales, plasmada en “una gran película de calidad y un largometraje de primer nivel para todo el mundo”, como él autor la califica con elevada experiencia. Manifiesta, con afirmaciones de trascendencia ética, que es muy loable el esfuerzo y la colaboración conjunta entre todos los talentos que lograron realizar la película: “desde los prolegómenos, la producción y actualmente la post-producción, nacionales e internacionales, de todos quienes llevaron adelante su propio proyecto cultural”

El éxito del film boliviano producido por Karla Ortiz está asegurado en todos los aspectos, dirección, sonido, imagen, actuación, impecables; responden a la concepción original y son meritorios. Así mismo, el mérito de Mauricio d´Avis, también es inobjetable. Un futuro de realizaciones profesionales en el campo de la cinematografía depara a ambos creadores. La productora reconoció reiteradamente la concepción original de d´Avis en la presentación efectuada en la H. Alcaldía Municipal de Cochabamba. Lástima que en la Premier no se invitó al autor del Guión de Cine,  quizá por un descuido lamentable que presumo fue involuntario.

He leído, disgustado, tres artículos de reprobación de la película Los Olvidados en “Ramona” el 3 del presente mes. Destilan maldad crítica que el suscrito cuestiona porque banalizan todo un esfuerzo colectivo profesional que más bien, debe apoyarse, por tratarse de una gran iniciativa boliviana que devela sin temor la sórdida historia criminal.

No acepto el maniqueísmo en general, dado que no existe el bien y el mal absolutos, ni en la conducta ni en el intelecto humano, pero en cuanto a principios éticos de trasunto moral, la doctrina es taxativa. Privilegiar la vida y la dignidad de persona.
Otros principios bioéticos de la comunicación a considerar son: la beneficencia, la justicia y la no maleficencia; ésta último está ausente en los artículos de la Ramona.

La tortura y el genocidio son delitos de lesa humanidad. En Bolivia, existe antecedentes desde el nacimiento patrio: La Recoleta, Las matanzas de Yañez, Melgarejo, Coati, el Control Político, San Juan, Tolata, Terebinto, Curahuara, campos de concentración; tiempos del MNR, regímenes militares de Bánzer, Natush, García Meza, Arze, y los civiles acompañantes; con artistas de la tortura que ameritan varios films: Ariñez, Menacho, Gayan, Pepla, Bloomfiel, San Román, Altman; expertos en aceite de camión, picanas, siglas del partido en la piel, tímpanos perforados, violaciones, todo inadmisible y en trance de olvido.
                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                        La película boliviana “Los Olvidados” tiene el mérito de incitar a comentar,  reflexionar, aprender y rescatar terribles historias para rectificar y educar el alma de las generaciones a venir y jamás aceptar el terrorismo de Estado, los atentados a la democracia, a los DDHH, la posibilidad de tortura organizada desde las esferas ejecutivas, sea el gobierno militar o civil, cualquiera fuese su ideología imperante.  

Comencemos recordando la verdadera significación y el patetismo del evento genocida del Plan Cóndor y sus consecuencias en los países donde fue aplicado. Fue el acuerdo criminal más infame que jamás existiera en la historia americana, por supuesto dirigido desde el Imperio y sus agentes, como asegura el film. Planificado y ejecutado por militares y civiles, sicarios nacionales y extranjeros, asesinos. El resultado fue desastroso, lo dice uno de los críticos: 30 mil desaparecidos, 50 mil asesinados, miles de torturados, expatriados. Las víctimas del norte chileno asesinadas por Sergio Arellano Stark y Eugenio Rivera, en La Caravana de la Muerte. En Santiago asesinaron a dos condiscípulos: Iván Insunza, idealista del comunismo y benefactor de las villas miseria fusilado en el estadio, y Gabriel Castillo, psiquiatra soñador de bellezas, muerto en la puerta de la Iglesia de San Francisco en la Alameda.
El Gral Contreras, se dinamitó a un médico en Tocopilla, se encontraron sus manos al fondo de una mina; Salvador Allende, asesinado con misiles de altura en el Palacio de Toesca según asegura mi profesor Girón que le atendió hasta la muerte. A Martín Almada, paraguayo, le mataron la esposa, a él torturaron en prisión pero logró rescatar los documentos que incriminan a los autores de todos los países involucrados.  Al Prefecto Alberto Guzmán y a su esposa Rina Tapia, cochabambinos, los tomaron presos, torturaron, golpes con fracturas costales, fusilamiento teatralizado, exilio definitivo. En la prisión de Viacha, la médica atendió el parto de una prisionera violada, la recién nacida fue llamada:“Bolivia Libertad”, vive en La Paz. Los asesinatos de Letelier, J. J Torrez. Todos estos testimonios no pueden quedar en el olvido y deben ser crudamente expuestos, relatados, filmados, aunque den asco a los jóvenes críticos que no tuvieron la vivencia de esa ignominiosa realidad genocida. 

El film “Los Olvidados” pudo haber sido aún más cruel para lograr el objetivo propuesto, pero mantiene un nivel bajo de violencia confrontada con la realidad, la gravedad del  terrorismo de Estado, la delincuencia política y la bajeza humana. Apenas unas picanas en los pabellones auriculares, cuando en realidad fueron polos eléctricos introducidos en el intestino terminal y en los genitales o en el cráneo para generar convulsiones epilépticas. Algunas inmersiones en turril de agua limpia, cuando la verdad fue diferente: los cuerpos de las víctimas envueltos en alambre de púa, inmersos en turril de deposiciones hasta la asfixia. Puntapiés, golpes de puño e insultos groseros; cuando más bien, se ejecutaron amputaciones de manos (Víctor Jara), fracturas y contusión de vísceras, explosión de cuerpos con dinamita, torturas inquisitoriales ejecutadas por torturadores acompañados de médicos que controlaban los signos vitales para detener o reiniciar torturas que no lleguen al paro cardíaco. Luego, enviarlos en aeronaves para dejarlos caer vivos al mar, a los volcanes, a los ríos. Violaciones multiplicadas hasta el embarazo, para robarles el recién nacido e inscribirlos como suyos, activos delincuentes de la identidad personal. Todo esto, no está revelado en la película por delicadeza ética protegiendo la salud mental de los observadores. 

El film tiene nobleza en el propósito, también en la reproducción de la verdad histórica, aunque un tanto restrictivo por todo lo expuesto. Los críticos creen que el  objetivo del film fue distraer, están equivocados, se persigue recordar, jamás olvidar a los olvidados, y sancionar esa gesta de criminalidad que avergüenza la historia americana. Reitero, el film fue respetuoso de la sensibilidad afectiva; quizá prolongado el tiempo de exposición, pero tensamente informativo y patéticamente real tal como sucedieron los hechos; cruel como la imaginó Mauricio d´Avis, verídica como la gestó la inteligente productora y protagonista Karla Ortiz. La artista logró humanizarla con sus reflexiones correctas, los parlamentos y los debates cargados de sentimiento al interior del sufrimiento humano. Es una película para seres de mentalidad y reflexión maduras. En cuanto a las críticas anotadas, son puntos de vista que no comparto en absoluto. En la extensa página central del periódico se registra apenas una decena de pensamientos positivos; en cambio, se cuentan casi 40 mandobles de comentario destructivo. Quisiera transcribirlos, más prefiero guardarlos en el olvido.

Afirmo que en el film Los Olvidados, ninguna escena fue imaginada sin veracidad, descuidando los testimonios. Todo el contenido merece consideración, con sentido constructivo, por supuesto. Existieron los ambientes de tortura, iluminados, y montados para la tortura, no se inventaron. Los regueros de sangre, las aniquilaciones sumarias, los cuerpos heridos, las cacerías, existieron. El enamoramiento dentro de la tragedia humana ocurrió porque esa es la condición humana. Los “tortolitos” es una expresión peyorativa. Espectacularizar las torturas no es suficiente ante las evidencias relatadas. Villa Grimaldi fuera de Santiago, Centro Barros Borgoño tras el Mapocho, donde inicié mi estudio de medicina, existió, casi me torturan por tomar fotografías de evocación; y el propio Estadio que hoy lleva el nombre de Salvador Allende.

La calificación: “Broma de mal gusto que Lucia se despache una lamentable reprimenda contra los militantes torturados a los que trata de delincuentes, asesinos, que han escogido el camino de la política, víctimas de los gorilas represores, sugiere una mirada tolerante y hasta justificadora de los torturadores y sus acciones, olvido travestido de perdón hacia sus verdugos”, es una opinión fuera de contexto que tergiversa la intención humanista de la mujer gestante. “Cinta que Banzer y sus acólitos estaban esperando”, creo que es un despropósito, pues los responsables deben estar de viaje,  atemorizados ante la evocación terrorífica de su conciencia. La crítica: “Película apta para parte de ¡éste país! acostumbrado a olvidar a sus caídos y redimir a sus torturadores verdugos y dictadores”. Justamente es todo lo contrario, con ella se logrará rescatar el recuerdo para toda la América mellada por el Plan Cóndor, sancionar el delito, prevenir otro Plan siniestro que podría repetirse en cualquier momento y con cualquier gobierno.

Finalmente, expreso todo mi homenaje al esfuerzo profesional y artístico de todos los creadores del hermoso film “Los Olvidados”, película testimonial que debe ser vista por todos los bolivianos, chilenos, argentinos, uruguayos, paraguayos y brasileros, por todo el mundo civilizado. Merecido fue el encendido aplauso tributado al término del film en la Premier. Toda crítica debe ser tomada en cuenta, la postura reaccionaria es previsible dado el grave contenido del tema expuesto;  en cualquier tendencia existen dogmáticos que pueden repetir la hazaña criminal, y, que enarbolan la bandera de la violencia. Yo aplaudo de píe al autor del Guión: Mauricio d´Avis, y a la actriz productora Karla Ortiz, consagrados ambos en la película boliviana “LOS OLVIDADOS”.     

Gastón Cornejo Bascopé
Cochabamba, Domingo 3 de agosto 2014.


BIBLIOGRAFÍA.

1.      Loayza Belktrán Fernando. Campos de Concentración en Bolivia. Editorial “E. Murillo” La Paz. 1966.

2.      Varios Autores. EL QUIJOTE Y LOS PERROS Antología del Poder Político. Editorial Imprenta Universitaria Cochabamba   20 VIII 1979 

3.      Guzmán López Alberto. “Memoria Popular Sobre las Torturas del Septenio Negro de Banzer” BOLIVIA LIBERTAD” . Editorial TIWANAKU. La Paz. VI 1993.

4.      Vargas Lloza Mario. La Fiesta del Chivo.

5.      Verdugo Patricio. “Los Zarpazos del Puma”. La Caravana de la Muerte.