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viernes, 28 de enero de 2011

Jorge Siles Salinas político, diplomático e historiador se suma a la pléyade de personalidades que hablan de Joaquín Aguirre. Rememoranzas


    Con el extremado pesar que me produjo la noticia del fallecimiento reciente de Joaquín Aguirre Lavayén, vinieron a mi memoria momentos vividos hace 22 años en una expedición en que participamos juntos al navegar por la Hidrovía (Paraná-Paraguay) en la que puso un empeño tan valeroso para hacer del puerto creado por él respondiendo al noble propósito de afirmar la navegación boliviana en la Cuenca del Plata.

    La dolorosa noticia me permite evocar un acontecimiento de la vida internacional de Bolivia, que tuvo lugar entre Santa Cruz, Puerto Aguirre, Asunción y Montevideo, en febrero de 1989, cuando me cupo desempeñar las funciones de embajador de Bolivia en Uruguay. El caso al que hago referencia fue una expedición de empresarios cruceños –en la que tuve la buena fortuna de participar- organizada principalmente por Joaquín Aguirre, Isaac Maidana (por entonces alto funcionario de Aladi) y por José Luis Camacho, presidente de la Cámara de Comercio de Santa Cruz.

    Fueron unos 30 los hombres y mujeres de empresa de dicha ciudad los que tomaron parte en esta travesía a la que se dio el nombre de “Viaje de la Integración”, realizada en la motonave paraguaya “Presidente Carlos Antonio López”, construida en los astilleros españoles de El Ferrol, gemelo de otro destinado igualmente al turismo por la cuenca del Plata. Dotadas ambas embarcaciones de todos los adelantos –radar, aire acondicionado, camarotes y comedores de lujo- cubrían la distancia entre Corumbá y Asunción en tres días, gracias al radar, que permitía la navegación nocturna.

    El objetivo determinante de esta expedición fue el de asignar el más alto significado a la vinculación de los puertos ribereños de Brasil, Bolivia, Paraguay, Uruguay y Argentina en lo que ya a partir de esas fechas se dio en llamar la “Hidrovía Paraná-Paraguay-Río de la Plata”, con una extensión de más de 3.000 km desde Puerto Cáceres, aguas arriba de Corumbá, hasta la desembocadura atlántica en Buenos Aires.

    Se trataba, pues, de cumplir una misión política, diplomática, comercial, en el marco de lo que ya iba fraguándose como el Mercosur. Ante todo estaba, naturalmente, el interés de Bolivia de proyectarse como país de la cuenca del Plata, con puerto propio en las aguas del canal Tamengo, frente a Corumbá y con la costa de Puerto Busch, abierta, en este último caso, a grandes perspectivas.

    Nada de lo que por entonces sucedió habría sido posible sin el fervor patriótico de Joaquín Aguirre, el fundador del puerto y la empresa de Puerto Aguirre. Daba gusto, cuando se iban cumpliendo las etapas del viaje –en Asunción y en Montevideo- percibir el enorme prestigio, la notoriedad simpática con que era recibido en todas partes ese ejemplar hombre de empresa boliviano. Para mí fue particularmente enaltecedor viajar en compañía de Aguirre Lavayén en esas circunstancias que siempre recordaré, en lo poco que me cabía, como un logro y un momento culminante de mi tarea diplomática en el Uruguay, país tan entrañablemente próximo al nuestro en toda forma de comprensión y solidaridad.

    Quedan muy grabados en mi memoria los momentos en que hice compañía a Joaquín en aquel inolvidable febrero de 1989. Después de dar a conocer a mi Gobierno la programación y objetivos del “Viaje de la Integración”, salí de Montevideo a Santa Cruz en vuelo del LAB, haciendo desde allí el viaje por tren, junto con Aguirre, hasta Puerto Suárez y Puerto Aguirre. En el camino, me era grato apreciar los sembradíos de soya, que él me señalaba como la mayor esperanza para el porvenir de Bolivia. En el puerto boliviano sobre el canal nos esperaba la gente cruceña que haría el viaje por la hidrovía. En el ambiente se palpaba una nota de entusiasmo y regocijo, cosa que también advertimos en Corumbá, hasta donde nos llevó una lancha de nuestra Armada. El viaje por el bellísimo Pantanal dio ocasión para que efectuáramos reuniones de trabajo, adecuadamente previstas, sobre temas del comercio, del transporte fluvial, de los acuerdos entre los países unidos por el río. Asunción fue una escala capital de la travesía. Hubo allí, para los bolivianos, una recepción tan cálida como la que recibiríamos en Montevideo, a donde me trasladé por avión a fin de preparar la llegada de los expedicionarios a Montevideo y Nueva Palmira.

    Apunto estos recuerdos para unirme al homenaje que Bolivia rinde a este adelantado del progreso y de la integración nacional e internacional que fue Joaquín Aguirre. Tengo presente al escribir esta nota los temas de conversación en que nos entreteníamos Joaquín y yo mismo al considerar las grandes posibilidades de acceso a las vías marítimas que nos ofrece la Cuenca del Plata, gracias a la conexión fluvial referida, en tanto la salida soberana por la otra ruta –la del Pacífico- en la que Bolivia se ha empeñado infructuosamente, nos ha sido negada, pese a los empeños realizados por más de una centuria.

sábado, 15 de enero de 2011

Ramón Rocha que firma también como "ojo de vidrio" dedica "encomio de Joaquín Aguirre" al malogrado escritor cochabambino

Cuando supe que don Joaquín Aguirre Lavayén había sacado fuerzas de flaqueza para culminar la biografía que escribió sobre Nataniel Aguirre, su ilustre abuelo, tuve una reacción bipolar: Por un lado, el regocijo de que hubiera terminado una obra que sólo él podía haber escrito, pero, por otro, el temor de que en ello se le hubiera ido la vida. Tiempo después pude confirmar ambos sentimientos, porque don Joaquín murió este mes y ahora descansa en paz en su querida tierra.

A fines del año pasado hubo un conmovedor homenaje en el Club Social a dos personalidades cochabambinas: Joaquín Aguirre Lavayén y Alfonso Prudencio Claure, Paulovich. Don Joaquín no pudo asistir y a sus hijos se les quebró la voz al anunciar que estaba muy delicado de salud. Roberto Laserna pronunció una semblanza magnífica y Paulovich remató con ese discurso humano, sencillo y cordial que sentimos continuamente en su afamada columna.

Las palabras de Roberto dieron una muestra cabal de la personalidad de este descendiente de ilustre linaje, que brilló lo mismo en la literatura que como pionero industrial, como emprendedor y como fundador de Puerto Aguirre, la puerta más importante que tiene Bolivia hacia el Atlántico.

Pocos recuerdan los esfuerzos del presidente José Ballivián por abrir el acceso al Atlántico luego de que venciera en la Batalla de Ingavi y el Perú nos cerrara sus puertos del Pacífico. Por esa razón fundó el departamento del Beni, soñando con llevar las riquezas del occidente del país a través de los ríos navegables de la Amazonía hacia el Atlántico. Don Joaquín Aguirre Lavayén tomó la posta y fundó Puerto Aguirre, en la Cuenca del Plata, para aprovechar el entendimiento cordial que plasmó el presidente Paz Zamora con la creación de la Hidrovía Paraguay-Paraná y el canal Tamengo, que nos permite llegar al Atlántico. Por su propio esfuerzo, don Joaquín hizo realidad sus sueños con la fundación de Puerto Aguirre, por donde sale al mercado externo, entre otros productos, buena parte de la soya boliviana.

Don Joaquín tenía de qué envanecerse, pero vivió y murió como el más sencillo de los bolivianos, juzgando con indulgencia a quienes pusieron escollos en su camino y recordando únicamente los momentos felices de su vida. Lo conocimos así, primero como autor de Guano Maldito, cuando llegó precedido por la fama que le había dado su novela Más allá del horizonte y, años más tarde, al enterarnos de que también era un próspero hombre de negocios, que alimentaba un sueño para ese entonces imposible: la fundación de un puerto fluvial que abriera el país hacia el Atlántico.

Joaquín Aguirre Lavayén (1921-2011) ha partido a dos meses de cumplir los 90 años. Duele perder a un gran boliviano pero nos queda el consuelo de heredar su obra literaria, industrial, patriótica en el más pleno sentido. Estudió en la Universidad de San Simón y en New Hampshire, Estados Unidos, donde se graduó como licenciado en Filosofía y Literatura Comparada. Luego profundizó su formación artística en la Universidad de Stanford, Carolina. Pero, en otro orden, hallamos sus huellas en el primer oleoducto boliviano, en la primera cadena de supermercados y en la fábrica de cereales precocidos para niños, que instaló en Colombia; en la invención de un nuevo procesamiento de deshidratación de frutas tropicales, un invento suyo; y en la fundación de Puerto Aguirre, el 11 de septiembre de 1988, el primer puerto boliviano con acceso directo y soberano al océano Atlántico por la vía de las aguas internacionales de la Hidrovía Paraguay – Paraná, en cuya fundación también participó. En 1991, Central Aguirre se convirtió en la primera Zona Franca Comercial e Industrial de Bolivia; seis años después albergó a la primera terminal petrolera de Bolivia sobre aguas internacionales; y el 2005, a la primera terminal de contenedores y carga con destino a los países del Mercosur.

viernes, 14 de enero de 2011

España, Suecia, Perú, Chile, República Dominicana y ahora Uruguay ofrecen homenaje a Vargas Llosa que acusa a Evo de estar destruyendo Bolivia

El escritor peruano Mario Vargas Llosa, premio Nobel de Literatura 2010, afirmó que los presidentes de Venezuela, Hugo Chávez, y de Bolivia, Evo Morales, encabezan democracias "relativas y caricaturales" y aseguró que Argentina es un país "indescifrable".

De Bolivia dijo que "Evo Morales está destruyendo sistemáticamente" el país y a Venezuela la catalogó como "en una situación catastrófica".

Vargas Llosa hizo esa afirmaciones en Punta del Este, el principal centro turístico uruguayo donde el jueves dio una conferencia para los clientes del grupo financiero suizo Julius Baer, según recoge hoy la prensa local.

Esta charla quiere "fundamentalmente subrayar la importancia de la cultura, para que una sociedad sea verdaderamente democrática y libre", fue la frase elegida por Vargas Llosa para presentar su conferencia

"Haciendo las sumas y las restas, la situación de América Latina en nuestros días me parece positiva y mucho mejor que la de antaño", aseguró.

El premio Nobel dijo que los presidentes Hugo Chávez y Evo Morales encabezan democracias "relativas y caricaturales".

"¿Qué les pasó (a los venezolanos) para votar por un comandante que se había sublevado contra un gobierno constitucional y contra un estado de derecho?", se preguntó.

Para el escritor peruano, en los países de América Latina "hay una profunda cultura autoritaria que viene de muy lejos" y es algo "que tenemos que reconocerlo si queremos vencerlo y superarlo".

A Venezuela la catalogó como "en una situación catastrófica" y de Bolivia dijo que "Evo Morales está destruyendo sistemáticamente" el país.

"La democracia permite a los pueblos elegir, pero eso no significa que los pueblos a veces no elijan mal, y a veces muy mal", destacó durante la conferencia.

Vargas Llosa dijo que "si no paramos con el narcotráfico es muy posible que acabe con la democracia y que empiecen a surgir narco-estados".

Entre las "sumas" para la región, expresó que "hay un fenómeno muy interesante y novedoso respecto al pasado, tenemos una izquierda y una derecha, que creen en la democracia, por lo menos actúan como si creyeran en ella".

Calificó como "extraordinaria" esa transformación y destacó que "hay sectores muy amplios de la izquierda que hoy son garantía democrática" para Latinoamérica.

Vargas Llosa destacó que la región debe apuntar contra la corrupción porque "nada desmoraliza tanto a una sociedad" y señaló la necesidad de cambiar el esquema represivo por uno preventivo para frenar el empuje económico del narcotráfico.

Tras la conferencia, el Nobel de Literatura 2010 dijo en declaraciones al diario local "El País" que Argentina le parece "un país indescifrable".

"Es un galimatías: no termino de entender cómo votan así y cuando mis amigos argentinos tratan de explicármelo, me confunden más", afirmó.

El gobierno de Cristina Fernández "todavía no consigue fortalecer sus instituciones como lo han hecho otros países latinoamericanos, Brasil, Uruguay o Chile", agregó Vargas Llosa.

Aseguró que en medio de una agenda cargada de premiaciones, reconocimientos y homenajes tras haber ganado el premio Nobel de Literatura 2010, sus horas de trabajo (para escribir) "las defiendo con uñas y dientes. Es lo que organiza mi vida" y adelantó que actualmente escribe en su nueva novela.

"Es una historia ambientada en el norte del Perú, una zona que ha crecido mucho económicamente pero de manera despareja, lo que provoca grandes desfases sociales", dijo.El escritor peruano fue declarado Visitante Ilustre de Punta del Este por el alcalde del municipio, Martín Laventure, y el Círculo de la Prensa de Uruguay le entregó el premio José Enrique Rodó

jueves, 13 de enero de 2011

"su vida tuvo un sello de innata prosapia. Joaquín alentó nuestra lucha en la Junta de la Comunidad" Hugo Bilbao La Vieja



Al ver la urna con los restos mortales de Joaquín Aguirre Lavayén vino a mi memoria su notable trayectoria y ella me convenció de que la vida humana, en su constante devenir, sólo puede justificarse plenamente cuando se la ha transitado con nobleza, valor, dignidad y entrega moral e intelectual como fue, en verdad, la suya.

Cuando supe del grave estado de su salud, fue para mí un instante sumamente triste. Es entonces que hago un alto en el recuerdo de su noble amistad y de las luchas cívicas compartidas con él en Cochabamba; rememoro su sincera preocupación por todo lo del país, la realidad de su atraso cultural y desarrollo material, su nostálgica esperanza para que alcance algún día las alas del progreso en todos los órdenes. Yo siento, cuando aquilato los valores de este hombre singular, para quien la vida fue en verdad como un deber sagrado de servicio, que la había planificado inteligentemente hacia metas disímiles, todas constructivas, en bien del país. Por tal razón he llegado a la rotunda convicción de que era un cerebro vocacional y un corazón pleno de amor por su Patria, mas no un amor simplemente romántico o discursivo, sino práctico y polifacético que creía, con acendrado patriotismo, en la posibilidad de levantarla del polvo de su propia miseria con la bandera del combate duro y demostrativo de que es posible conducirla hacia nuevos horizontes.

Joaquín llevaba consigo una experiencia de trabajo animado por un espíritu emprendedor, su doctrina era el empuje tesonero y efectivo para la consecución de sus planes y proyectos, con resultados positivos. Ahí está su obra cimera de Puerto Aguirre, obra con la que liberó, en cierto modo, nuestro injusto enclaustramiento marítimo. En esto fue como un soldado en filas y su propio jefe inteligente para la acción. Es un caso único, unánimemente reconocido, usufructuado por los Gobiernos y empresarios por su gran beneficio para Bolivia.

Pero Joaquín fue también, con su mismo corazón y mente, la expresión nítida de una cultura superior, sus libros han fijado con caracteres indelebles esa superioridad, su orgullo de boliviano y su amor por su país, razón por la que puede aplicarse con absoluta propiedad a su útil vida lo que Henry Miller expresa: “Existe un libro que forma parte de nuestro ser y que está contenido en nuestro ser, y ese libro es el registro de nuestro propio ser”… Joaquín Aguirre capitalizó en su propio ser toda una doctrina de vida, abrió ventanas al progreso de Bolivia, combatió contra la estulticia y la abulia señalando el camino para su auténtico desarrollo, corriendo en esa línea todas las contingencias con alma de filósofo. Su tránsito temporal fue ciertamente fructífero, ya que sus afanes pueden justificar una hermosa etapa histórica nimbada de grandeza.

Yo personalmente conservo vívidos recuerdos de la preocupación de Joaquín para la fundación que hicimos de la Junta de la Comunidad de Cochabamba (Junco), de la que fue su principal inspirador. Dicha entidad cívica que animó y defendió heroicamente los destinos de Cochabamba durante los años 70-80 tuvo un rol decisivo en el desarrollo regional. “Luchemos –decía entonces Joaquín– por las cosas amadas y queridas de la Llajta”.

En verdad la vida de Joaquín Aguirre Lavayén tuvo un sello de innata prosapia por su impronta humana para afrontar los retos de su destino. Quedamos felizmente con sus hermosos y valientes libros, trasuntos todos de su capacidad creadora y de su contribución a la cultura nacional como a la defensa intransigente de nuestra Patria. El autor es abogado y ex presidente de la Junta de la Comunicad (Junco)

martes, 11 de enero de 2011

homenaje al escritor y patricio cochabambino Joaquín Aguirre. en la testera Castellanos el Alcalde, Hugo Bilbao y otros ilustres ciudadanos


En el Salón de Honor de la Gobernación de Cochabamba, autoridades y ciudadanos rindieron a partir de las 10:30 horas, el último homenaje y sentido adiós a uno de sus hijos pródigos, Don Joaquín Aguirre Lavayén.

En el acto en reconocimiento al escritor y empresario, que falleció el 7 de enero en Santa Cruz., se entregó a su hijo, Joaquín Aguirre, la Ordenanza Municipal que le otorga un sitio de honor en el Cementerio General.

Autoridades, familiares y amigos estuvieron presentes para recordar al autor de “Guano maldito”, quien falleció a los 89 años aquejado de un cáncer.

El alcalde Edwin Castellanos, al inicio de los tributos fue el responsable de la entrega de la Ordenanza Municipal aprobada por el Concejo. Por motivos de agenda se retiró tras los honores iniciales,

Hicieron uso de la palabra representantes de la Universidad Privada Boliviana, Federación de Escritores de Cochabamba y amigos personales de don Joaquín Aguirre Lavayén, quienes en emotivos discursos expresaron su pesar por tan terrible pérdida y destacaron su legado para las generaciones futuras.

Antes de finalizar el acto, llegó al Gobernador Edmundo Novillo, que se unió al homenaje con unas breves palabras que dirigió a la familia doliente y a los presentes.

Luego del acto, sus restos fueron conducidos a la Catedral Metropolitana en una solemne procesión donde la ciudadanía en general podrá saludarlo por última vez.

Los Tiempos le hizo a Joaquín Aguirre Lavayén un homenaje en vida

Dos últimos homenajes en vida

Antes de la muerte de Joaquín Aguirre Lavayén, el matutino Los Tiempos, por un lado, y el Centro Simón I. Patiño de Cochabamba, por otro, fueron las dos últimas instituciones que le rindieron homenaje al escritor que falleció ayer en la madrugada.

El homenaje de Los Tiempos se realizó a propósito del bicentenario de Cochabamba donde además se entregó a la familia una plaqueta de reconocimiento por la trayectoria literaria, política y empresarial de Aguirre Lavayén.

Asimismo, el Centro Simón I. Patiño le hizo el año pasado un homenaje con la edición de un video documental de su obra y editó una publicación en la que se incluye una semblanza escrita por Mariano Baptista Gumucio. Fragmento

Éste es un fragmento del artículo de Baptista publicado en la revista Boletín Literario Número 19 de este Centro Cultural.

“Y hablemos de Guano Maldito, la novela histórica sobre los orígenes de la Guerra del Pacífico y la intervención en ella —elemento nuevo que exhumó Joaquín en diversas bibliotecas del mundo, entre ellas la británica— de la intervención de la Casa Gibbs y otras empresas inglesas asociadas a los chilenos […].

Hasta la aparición de esta novela no había en la historiografía boliviana, una explicación coherente sobre la manera en que a base de entendimientos bajo cuerda, avispados empresarios europeos se asociaron a comerciantes y mandatarios bolivianos, chilenos y peruanos, en el fabuloso negocio de la exportación de miles de toneladas de excremento de pájaros marinos, para revitalizar las áridas tierras europeas. […]

En la obra de Aguirre Lavayén, los pájaros marinos cuentan con desparpajo esa historia de empresarios avispados, generales y políticos corrompidos, todos con nombre y apellido.”

viernes, 7 de enero de 2011

menos mal que aparece el poeta para sacarnos de la carcoma humana que nos asfixia "Baladas Mínimas" de Marcelo Ostria en el parnasso poético

Marcelo Ostria-Trigo es conocido entre nosotros por su dilatada carrera diplomática y por el constante y valioso ejercicio de su pluma en las columnas de opinión, donde se empeña en “desfacer entuertos” y en la defensa de las libertades democráticas. Ahora, gracias al apoyo de la Fundación José Bertero conocemos otra faceta intelectual de este autor: la del escritor lírico, que reconstruye en las páginas de sus “Baladas Mínimas” los parajes de la geografía de la memoria.

Entre el pueblo natal y la ciudad de los cuatro nombres, entre los cerros que el ojo poético transfigura en “guardianes de tierra y piedra” y entre remotos jardines (Keukenhof, Schönbrunn, Rikugien), la voz de Ostria-Trigo entona un canto elegíaco que convoca a los que están y a los ya idos.

Acuden al llamado los fraternos fantasmas de Cerruto y Campero; de Federico, Machado y Juan Ramón; de Neruda y Max Jara, Whitman y Tamayo, Alfonsina y Octavio Paz… En tan buena compañía, no sólo se viaja en el espacio sino también a través del tiempo, por los ciclos del corsi e ricorsi de la vida.

“Quiero contar que yo no comprendo al otoño”… “Porque es el tiempo del vuelo, de las canciones atenuadas…”, nos dice el autor, en líneas que hablan de partidas y, por lo tanto, de ausencias. Clave importante para acercarse a la poética de Ostria, invocación de lugares y personas resurrectas por la discreta magia de la palabra.

“En medio, el rey del universo: el hombre vestido con los andrajos de las ausencias”. Es el hombre genérico que observa al mundo circundante, pero también el alter ego del poeta, que no condesciende a la paz del olvido y elige el dolor y la dicha de evocar el pasado: “se duda entre la felicidad y el amor, ambos enemigos enconados y tan lejanos…”.

Esa es la sutil victoria de la palabra: hacer presente a lo ausente, tangible lo intangible y, en cierta manera, vencer a la muerte. Y es que las líneas de estas “Baladas Mínimas” son “palabras que no se van; se quedan en el firmamento, aferradas a las estrellas”.

domingo, 2 de enero de 2011

Vargas Llosa dijo sentir una admiración especial por los dominicanos "que supieron superar" la prolongada opresión de R.L.Trujillo "El Chivo"

El premio Nobel de Literatura Mario Vargas Llosa afirmó este miércoles en Santo Domingo, tras ser condecorado por el Gobierno dominicano, que la cultura es una manera para llegar a sentirse y ser, verdaderamente, un "ciudadano del mundo".

El escritor hispano-peruano sentenció, además, que con esfuerzo y tenacidad se puede superar toda clase de limitaciones y reveló que muchas de sus obras son producto de esa "necesidad perentoria" que le asalta tras conocer de historias o vivencias personales y ajenas.

Vargas Llosa dijo sentirse "profundamente" agradecido por el reconocimiento recibido en República Dominicana, país al que definió de "extraordinariamente" generoso.

"Podemos decir que todos los pueblos de América Latina han sentido el horror de la dictadura, pero acaso ninguna se ha sentido con tanta ferocidad y crueldad como la de Trujillo (el ex dictador dominicano Rafael)", expresó el escritor, para a continuación rendir honores al "espíritu de resistencia y heroísmo" demostrado por los dominicanos frente a ese régimen de fuerza.

En ese sentido, consideró que su libro "La fiesta del chivo" (2000), que versa sobre la dictadura de Trujillo, fue una de las obras que más satisfacciones le ha producido debido al esfuerzo que le exigió su creación.

"'La fiesta del chivo' no es un libro de antología, es un libro de presente y de futuro sobre lo que no debe volver a ocurrir en nuestras tierras", afirmó el autor, quien destacó el aporte documental y oral de muchos amigos dominicanos que le sirvieron para crear la novela.

Vargas Llosa valoró el crecimiento de República Dominicana en múltiples aspectos, al extremo de considerar que es uno de los pocos países latinoamericanos que ha ido derrotando la pobreza y consolidando sus instituciones democráticas.

"Quiero decir aquí que mi primer contacto con República Dominicana fue a través de las obras de uno de los grandes hombres de América Latina, don Pedro Henríquez Ureña, que conocí a través de un profesor que nos enseño a leer sus ensayos", reveló el autor de "Pantaleón y las visitadoras".

Vargas Llosa dijo que de la experiencia de leer a Henríquez Ureña aprendió que la cultura es una manera de "romper prejuicios y provincialismos, de llegar a sentirse y ser, verdaderamente, un ciudadano del mundo".

El escritor dijo que recibía "orgulloso" la consideración que sobre él emitió el ministro de Cultura local, José Rafael Lantigua, al afirmar que debido a su cercanía con el país, se había convertido en el "primer premio Nobel de Literatura de República Dominicana".

El presidente dominicano, Leonel Fernández, también enalteció la figura del creador literario en unas palabras en las que recordó varias de las obras del autor, algunas de las que, aseguró, influyeron en él en su época de estudiante universitario.

"Este es un premio de toda América Latina, un reconocimiento a las letras de habla española, un premio que esperábamos desde hace 20 años (...) digamos que ha llegado con retraso pero ha sido un acto de reparación y de justicia, y tal vez usted no se ha dado cuenta del nivel de influencia que ha tenido su obra en la intelectualidad dominicana", afirmó el gobernante.

Vargas Llosa estuvo acompañado de su esposa, Patricia, así como varios de sus hijos y nietos "quienes han heredado" su amor "por este país", según dijo.